Me levanté dolorido del suelo, sintiendo el impacto de cada golpe que mi padre me había propinado. A pesar del intenso dolor en mi cuerpo, reuní valor y empecé a recoger las herramientas destrozadas, ahora completamente inservibles. Cada objeto roto estaba esparcido por el suelo, una representación física del caos emocional que llenaba el ambiente. Con manos temblorosas, coloqué las herramientas sobre la cama, observándolas detenidamente. Eran objetos que me habían salvado en más de una ocasión, herramientas que me permitían arreglar y curar. Ahora, desfiguradas y maltrechas, reflejaban la violencia que mi padre había descargado sobre mí. Trataba de controlar mis emociones, pero era abrumador mantener la calma en medio de todo eso. Salí de mi habitación y me encontré con una escena d