Guadalupe llora a su madre que cerró sus ojos para siempre en cuanto se fue su prima. El ruido de un auto la sobresalta, cree que Rosario volvió arrepentida de abandonar a su mamá en el último momento, ya le diría sus cuatro verdades, después de todo lo que hizo su mamá por ella, la dejaba así como si nada. Sale a recibirla, pero se encuentra con una escena por completo diferente. Tres hombres bajan de una camioneta, armas en mano se aprestan a entrar a la casa sin permiso. ―¿Quiénes son ustedes? ¿Qué quieren? ―pregunta alterada. ―¿Dónde está mi mujer? ―Marcos sale del vehículo y se acerca a paso lento hasta la prima de Rosario. ―¡Marcos! Pero tú... tú... estás... ―¿Muerto? ―¡Sí! ―exclama ella conmocionada. ―Primita, yo lo único que quiero es saber dónde está Rosario. Sé que está