La alegría comenzaba a surgir por la noticia de que Elena estaba embarazada, queríamos ir a contárselo a sus padres que aún no lo sabían, hacer una especie de celebración por la agradable noticia y yo ya me había hecho a la idea. Todo era alegrías con esta noticia. ¡Un hijo con Elena! Hasta que me llamaron. —¡Solo finge! ¡¿Es que no te das cuenta, Adrien?! Pero claro…es tu esposa. Y así, tan solo así, se arruinó un día magnifico, gracias a Valeria y su “desmayo” oportuno, más el hecho de que yo soy su esposo y tenía que acudir a verla. Así estaban las cosas. ¡¿Cómo podía ser así?! Hubiera no venido, pero…estando en la empresa, donde sucedió todo, era lógico que yo tenía que venir. Dejando a Elena y la celebración de la noticia de nuestro bebé. Todo se posponía por el “desmayo” d