Nunca pensé en Valeria Richardson como mi Harley y aún así tenía sentimientos hacia ella, no quería mezclar una cosa con la otra. Solo…necesitaba resolver toda esta situación, despejar mi mente, aquel era mi primer objetivo. —No tengo cabeza para un lunes de trabajo, para una semana de trabajo o lo que quede del maldito mes, necesito que me abran el pecho y me saquen estos años en los que estaba junto a Elena. Porque si antes fueron agradables, uno de los mejores en mis últimos años de vida, ahora parecía que era como un veneno que estaba en mi interior e intentaba acabar conmigo, destruirme desde dentro, acabar con mi existencia, pero primero sometiéndome a una larga y letal agonía. —Tómate unos días, hijo. Te sentarán bien.—sugirió papá.—Las empresas no se caerán porque te ausentes