Mi vida ya había retomado su curso normal, excepto porque no me había podido deshacer de Valeria Richardson y ella seguía siendo mi esposa. Como si ya eso no fuera una tortura suficiente, más las veces que Elena me lo echaba en cara, mi madre parecía estar del lado de mi esposa y no del lado de mi felicidad. ¡Le dio una casa! ¡Mi casa! ¡Mi casa! ¡La que más me gustaba de todas! No sé a qué jugaba, pero ya iban siendo muy obvios sus planes, quería orillarme a estar con esa mujer, a comportarme como su esposo, en busca de que dejara de lado a Elena, pero eso no iba a pasar. Los planes de mamá no se le iban a dar. Para mí esa mujer no era mi esposa, sin importar que frente a todos ella lo sea. Era el primer día en el que ella volvería a la empresa, luego de dos semanas presa y…lu