La habitación estaba a oscuras, él estaba sobre la cama y los latidos de su corazón era todo lo que podía escuchar, la ira lograba consumirlo, sabía que ya Robert no estaba en aquella casa, pero conocía sus planes y no podía dejar que Alice cayera en esa trampa que era Robert, su matrimonio, todo aquello, esa miserable vida, la vida que ella estaba llevando al lado de ese hombre que solo la usaba, de la que únicamente necesitaba un hijo, una criatura que perteneciera a los dos, vengarse de ella por algo que Alice no tenía ni idea. Destruirla. ¿Cómo era que Robert se había convertido en algo así? Su amigo siempre había sido de carácter fuerte y de un ánimo muy complicado, pero…¿llegar a convertirse en el monstruo que quería destruir a su inocente esposa? Se sentó en la cama. Sus pies