Ese día no había vuelta atrás, sobre todo porque David estaba allí para presionar. Marcó el número de su oficina y David le arrebató el teléfono antes de que contestaran, dejándolo en altavoz. En una esquina, Casandra y Millie contenían la risa, riéndose de Alaric y la manera nerviosa en la que actuaba. Solo era una llamada. —Tan solo la viste una vez.—se quejó Millie por toda la tensión que una llamada arrojaba sobre su padre. No conocía el rostro de aquella mujer, pero llevara semanas mortificando a su padre. Ella se hacía muchas preguntas. ¿Ya llegaría alguien más a la vida de Alaric? ¿Tendría una relación seria? ¿Pretendía darle una madre a estas alturas de juego? No sabía cómo sentirse al respecto. Cuando fue respondida, Alaric dejó sus manos sobre su boca y al escuchar la p