CAPÍTULO 15

1045 Words
—¡Simón!— me alarme y baje rápidamente. Él estaba inconsciente y no podía saber por causa de qué. Se había golpeado la cabeza, así que lo más seguro era que por eso había perdido el conocimiento. —¿Está bien?— pregunto Jhonatan y, de igual forma, bajo para ayudarme a auxiliarlo. —El no reacciona— dije sin poder hacer nada para ayudarlo. La angustia y el desespero se apoderaban lentamente de mi. No estaba dispuesto a perder a mi amigo de nuevo, y menos de esta forma. Jhonatan buscó la herida y afortunadamente está solo había rosado su costado. Él curo la herida y espere impaciente a que despertara, no podía morir ahí ya que habíamos hecho una promesa, ambos saldríamos de aquí juntos. —Por favor— tome su mano. Pensé qué haciendo eso le regalaría un poco de mi fuerza o cosa así. —¿Qué pasó?— preguntó Simón cuando reaccionó —Me duele la cabeza. —Caíste tratando de protegerme— dije yo, con una preocupación menos. Él mostró una sonrisa de idiota y se tomó la cabeza —Duele— susurró. —Pues como no, caíste dos metros, idiota— solté su mano, ya que él apretó la mía. —Pero al menos impedí que te lastimaran— extendió sus brazos y me dio un abrazo, mismo que fue correspondido —Ahora me debes un favor. Yo reí y lo apreté para que la herida de su abdomen le doliera —jamás pedí que me ayudaras, así que no te debo nada. —Como sea— dijo él intentando ponerse de pie —Voy a cobrarme en algún momento— dijo y luego se quejó del dolor que la herida le había provocado. Yo lo ayude a levantarse, ya que no pudo hacerlo —Hay que ir a un lugar seguro, no podremos salir y cazar a los depredadores hasta que tú te mejores. —Pero ¿Qué pasará con nuestro propósito?— preguntó Simón. —Vamos a retomarlo cuanto te mejores, no podemos arriesgarte así. —Pero… Lo detuve —¡Vasta!— me altere y me giré para poder mirarlo. —No pienso exponerte, tú tienes que mantenerte en reposo hasta que tu herida sane. —Está bien— agacho la mirada y continuó caminado. (…) Por los siguientes siete días se mantuvo guardando reposo, cada ciento tiempo revisábamos la herida y cambiábamos las vendas para que la herida no se infectara. Nos ocultamos bien de los depredadores y en ese lapso no tuvimos accidentes, afortunadamente no. Pero por cada segundo que pasaba el temor que sentamos en ser descubiertos se apoderaba de mi. Aún sabiendo en qué consistía el juego, me causaba temor el perder a alguien a causa del mismo. Sabía que en algún punto explotaría y odiaría hacer lo que hacía y así fue, pero no lo odie, sino que más bien comencé a sentir que lo disfrutaba. Ver a los depredadores en el suelo, sin vida, causaba sentimientos en mi que nunca antes había sentido. Debía mantener esos sentimientos dentro de mi, porque sino, Simón y los demás pensarían que estaba demente. —Listo— hable —Vamos por el siguiente— me puse de pie después de haber despojado al depredador de sus pertenencias. —Espera— Simón me tomó del hombro —Debemos parar por hoy. Yo no me detuve y continué caminado —No hasta exterminarlos. —Pero ahora estamos agotados— caminó detrás de mi. —¿Que no lo entiendes?— me detuve y me giré para poder verlo —Quiero volver a casa— me acerqué a él y toque su pecho con mi dedo índice —De no haber sido por tu estúpida amenaza yo ahora me encontraría en casa, de no haber sido porque mi mamá te llevó a casa tu y yo jamás habríamos vuelto a hablar y de no ser por mi maldito miedo yo…— mi voz comenzó a quebrarse —Podría ser capaz de ayudar más en esto— mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, y aunque trate de retenerlas, mi debilidad no pudo hacerlo y las deje salir. Simón acudió a mi y me dio un abrazo, lo cual me hizo intensificar mi llanto. Por algo que aún no entendía, él me hacía sentir protegido. —Descuida— susurró —No se como, pero te juro que encontrare una mejor forma de salir de aquí. —Ya no quiero hacer esto— susurré —Cada que escuchó una bala salir de las armas recuerdo lo que le pasó a mi padre y odiaría tener que perderte por la misma causa. —Juro que no va a pasarme nada malo. Podía creer su juramento, pero el lugar en el que nos encontrábamos lo impedía, por cada minuto que pasábamos en este sitio nuestra vida se acortaba. En cualquier momento algún depredador podía matarnos. Podía darme por vencido y entregarme a mi muerte, pero aún tenía un propósito fuera de esta isla y debía darlo todo para seguir con vida. Regresamos a nuestro escondite y ahí permanecimos ocultos y planeamos la siguiente movida. Entre más rápido termináramos con los depredadores, más rápido regresaríamos a casa, pero parecía que esos hombres no tenían fin. Al día siguiente nos alistamos y salimos, después continuamos el plan al pie de letra y afortunadamente logramos derribar al depredador, uno menos y eso nos daba un paso más para poder volver a casa. Mientras despojábamos al depredador de sus pertenencias a lo lejos se escuchó el ruido de helicópteros. Al principio creí que era mi imaginación, pero mientras más cerca se encontraban, el ruido era más fuerte. Simón y yo nos miramos entre sí y una enorme sonrisa de felicidad se formó en nuestros rostros. En poco tiempo los helicópteros aterrizaron, bajando de ellos algunos miembros del ejército y otros gente que portaba ropa casual. —Despejado— dijeron algunos de los soldados. —¡ANDY!— escuché la voz de mi mamá a lo lejos, mi mente debía engañarme. Mi mamá no podía estar aquí. Pero no era así, mi mamá se acercaba rápidamente a donde me encontraba y cuando estuvo frente mío me dio un abrazo, uno que duro mucho tiempo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD