Capitulo 13

1759 Words
Marko —Porque demonios te vas sin avisarme Francesca? No hay una razón lógica o manera de explicar lo que sentí cuando la perdí del radar, ni siquiera yo entendía que me paso, o porque casi agarro a golpes al hombre de mi entera confianza cuando note que también se le había escapado. Ella aun no es consciente del peligro que corre solo por ser mi esposa, y dada la naturaleza y lo poco que la conozco Francesca carece de un carácter fuerte o dominante y ese es también uno de los motivos por los que no quiero exponerla. Jamás voy a negar que es mi esposa, pero no voy a permitir que frente a los demás ella parezca mi punto débil y piensen que tienen posibilidad de atacarme a mí, o a ella en todo caso. —Yo... no... — retrocede visiblemente asustada, quiero decirle que no me tema a pesar de mi comportamiento de mierda, pero estoy demasiado alterado para razonar—. Solo no me sentía bien Marko y tú estabas metido con esa mujer en tus asuntos. Suspiro. —Que te duele? — Francesca me mira dudosa, con esos ojos suyos bien grandes. —Un poco la cabeza, iba a tomar una ducha y acostarme cuando entraste— joder, imaginarla mojada me sacudió el cuerpo de una forma que no pensé que podría—. Discúlpame, mi intención nunca fue preocuparte, solo necesitaba irme de ese lugar. Doy dos pasos hasta estar frente a ella, demasiado cerca, tanto que tiene que levantar la cabeza para mirarme. Grave error, esos labios rojos se me antojan demasiado tentadores. —La próxima vez que te quieras ir de un lugar, a mi es a quien le avisas ¿De acuerdo, mía cara? — Francesca asiente sin dejar de mirarme fijamente, mientras sostengo su barbilla con dos de mis dedos—. Usa tus palabras. —Sí, de acuerdo— sus ojos brillan y es imposible no quedarse prendado—. Pero no tenías que exagerar, no es como si notaras que estaba ahí de todos modos. —No te confundas, siempre te noto— la suelto y me alejo, su perfume de verdad está empezando a atontar mis sentidos—. No faltes mañana al desayuno o vendré a buscarte. Me giro y salgo de esa habitación antes de hacer algo estúpido, Francesca está afectando mi cotidianidad, mi vida y mi persona y lo peor es que ni siquiera lo hace consciente. Me meto en mi habitación, todavía demasiado ansioso y aturdido, me desnudo y voy directo a la ducha, dejo que el agua caliente me relaje, que me quite esta sensación que hace días vengo sintiendo. No puedo ni voy a permitir que Francesca se meta en mi cabeza. Me levanto a las seis de la mañana, no es que haya dormido mucho en realidad, me visto y bajo al gimnasio, necesito descargar antes de empezar el día eterno que sé que voy a tener hoy. La fiesta de anoche sirvió para empezar a invertir en el sector inmobiliario, ya no es suficiente lavar dinero con la empresa de seguridad, y siempre es bueno invertir en nuevos negocios, expandirme me va a dar más poder y control. Cuando termino subo a mi habitación a ducharme y vestirme, tengo una reunión en dos horas a la que no puedo faltar, además al mediodía llega un nuevo cargamento de armas y espero que esta vez no haya ninguna falla o problemas porque mi paciencia no está en su mejor momento. —Donde está la señora? — le pregunto a la empleada, el plato de Francesca esta puesto en su lugar, pero ella brilla por su ausencia. —No ha bajado aun señor. Me siento y abro el periódico mientras me sirven el café amargo que me gusta, mis desayunos antes eran simples, solo una taza de café y algunos huevos revueltos, pero ahora, desde que note lo mal que Francesca se alimenta ordene que haya variedad de frutas, huevos, jugos y Croissant para que coma. Quince minutos después que termine mi taza de café, no hay rastros de mi esposa, |me levanto y sin pensarlo subo hasta su habitación ¿Es que no fui claro anoche cuando le dije que debía bajar a desayunar? Abro la puerta sin molestarme esta vez en tocar y la sangre se me drena cuando observo la puerta del baño abierta y a ella desvanecida en el piso. En dos pasos estoy dentro mientras la levanto y la sostengo en mis brazos, esta pálida e hirviendo en fiebre. La acuesto de forma delicada en la cama, si se desvaneció es probable que se haya golpeado con la caída, le corro el pelo de la cara y le acaricio el rostro, no se mueve ni hace ningún sonido. Busco mi teléfono y llamo a mi médico de confianza para que venga de forma urgente, luego llamo a Boris y le indico que lo vaya a buscar y lo traiga más que rápido. No tengo idea cuanto lleva así. Voy hasta el baño y mojo un paño para ponérselo en la frente, no quiero, pero la dejo sola dos minutos, bajo corriendo por algo para medir su fiebre. Busco en el botiquín de la cocina lo que necesito y subo con todo listo. Antes de que pueda dejar las cosas en la mesita de noche, Boris llama a la puerta de la habitación, está parado fuera con el médico. —Buen día, señor Petrovich. — dice cuando le doy el paso para que entre, Boris se queda afuera— ¿Qué sucedió? ¿Hace cuánto esta así? —No lo sé, estaba inconsciente en el baño cuando la encontré— digo mientras veo como le pone un aparatito para medir la temperatura debajo del brazo—. No sé cuánto lleva inconsciente. George, el medico la revisa, luego abre la maleta extrae una jeringa y le pone una banda elástica en el brazo, sus venas resaltan de un azul notorio, le saca sangre y pone el contenido en un tubito, que a la vez lo pone en otro estuche. Sigue revisándola en silencio y Francesca comienza a removerse, le quita el termómetro debajo del brazo y vuelve a tomar la toalla que yo había mojado, entra al baño y hace lo mismo que hice yo. —Que tiene? — pregunto de manera impaciente, el medico se quita los anteojos y guarda todo en su estuche ¿Eso es todo? —A simple vista parece solo un cuadro gripal, cuando despierte debe tomar esto para la fiebre— me entrega un frasco—. Voy a analizar la muestra de sangre, me preocupa su palidez, no es normal en una persona tan joven aun estando engripada. —Cuanto demora ese estudio? —En dos horas lo voy a tener listo y vuelvo para darle los resultados— dice, miro mi reloj, en veinte minutos tengo que salir para una reunión. —De acuerdo, lo estaré esperando— George me saluda y sale de la habitación. Busco el sillón que está en una esquina de la habitación, lo llevo al lado de su cama y me siento. —¿Jefe? — pregunta Boris desde la puerta de la habitación— Que va a hacer con la reunión? —Llama a Sasha y cancélala— digo—. Dile que surgió algo urgente, sin detalles o explicaciones solo eso, que yo la llamare más tarde para reprogramar. —Enseguida. Se va después de eso cerrando la puerta, Francesca sigue dormida, y no hay miras de que vaya a despertar, se remueve en la cama y balbucea incoherencias propias del delirio por la fiebre, cada cinco minutos le cambio el paño en la frente, la fiebre no baja del todo, pero al menos no está como cuando la encontré. Me acerco a ella, aun pálida y todo es exageradamente hermosa, delineo el contorno de su rostro con mi dedo, su piel suave y caliente. Esta es la primera vez que cancelo una reunión importante, ni siquiera por… Niego con la cabeza. Vuelvo a sentarme y saco mi teléfono para revisar algunos mails, Francesca se despierta, pero aún tiene fiebre le doy la medicación que el medico indico con agua y vuelve a dormirse, sigo cambiándole el paño en la frente cada cinco minutos. un suave golpe en la puerta me saca de mis pensamientos, me levanto para abrir, encontrándome con Olga. —¿Que sucede? —El medico esta abajo, dijo que trae los resultados de la señora— anuncia. —Dile que enseguida bajo. —Sí señor. Vuelvo a entrar a la habitación, Francesca sigue dormida asique bajo para recibir las novedades en cuanto a su estado. George está parado en medio de la sala, me acerco y me estrecha la mano nuevamente cuando me ve. —Dígame que tiene— no me molesto en cortesías, necesito ya saber que tiene. —Como le dije es solo un cuadro gripal, debe tomar mucho líquido los próximos cinco días, más la medicación que le di para la fiebre y reposo. —Y el análisis de sangre? — pregunto. —Bueno eso es más complicado, la señora presenta una anemia severa y estoy muy seguro que está por debajo del peso adecuado a su edad y contextura corporal. Necesita empezar ya a ingerir una dosis de hierro preferentemente antes del desayuno únicamente con zumo de naranja y equilibrar una dieta con hierro. —Necesita ver a un nutricionista. —Sí, más que nada para que elabore una dieta acorde a sus necesidades. Que le haga un plan de alimentación para que gane algo de peso, hay que estar atento y controlarlo porque si se vuelve un habito puede ser peligroso para su salud. —De que habla? —Por mi experiencia casos de anemia tan severa y bajo peso indican algún problema de índole alimenticia, hay que controlarlo, que haga una consulta con una nutricionista, tome el hierro como corresponde y yo iré controlándola mensualmente para ver como evoluciona. —Estamos en contacto entonces— digo ofreciéndole mi mano—. Gracias por venir tan rápido, hoy mismo el cheque por sus servicios será depositado. —Gracias señor Petrovich. Cuando el medico se va, me tomo un minuto antes de volver a la habitación de Francesca, sabía que algo estaba mal con respecto a su alimentación, ahora tengo que saber desde cuando pasa y cuando despierte y la fiebre baje es una charla de la que no va a poder escapar.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD