Francesca Abrir los ojos, resulto ser demasiado trabajo, sentía como si alguien me hubiera golpeado hasta el cansancio, me dolía la cabeza y el cuerpo demasiado. Poco a poco fui acostumbrándome a la tenue luz de la habitación, afuera era de día ¿Cuánto había dormido? ¿Había dormido algo en absoluto? Me giré en la cama y me quedé estática en mi lugar, no sabía si estaba delirando, viendo alucinaciones o no sé qué, pero nunca esperé ver a Marko, recostado en un sofá demasiado pequeño para su humanidad dormido al lado de mi cama. Tenia vagos recuerdos de él dándome agua, pero llegue a pensar que podía ser producto de mi malestar. Intento levantarme, pero mi esposo abre los ojos sobresaltado, mirándome fijamente. —Francesca— dice, sentándose de manera erguida—. ¿Cómo te sientes? Se levan