Marko —¿Porque demonios te vas sin avisarme, Francesca? No había una razón lógica o manera de explicar lo que había sentido cuando la perdí del radar, ni siquiera yo entendía que me había pasado, o porque casi termino agarrando a golpes al hombre de mi entera confianza cuando note que también se le había escapado a él. Ella aun no era consciente del peligro que corría solo por ser mi esposa, y dada la naturaleza de su personalidad y lo poco que la conocía, Francesca carecía de un carácter fuerte o dominante y ese era también uno de los motivos por los que no quería exponerla. Jamás iba a negar que era mi esposa, pero tampoco iba a permitir que frente a los demás ella pareciera mi punto débil y pensaran que tenían alguna posibilidad de atacarme a mí, o a ella, en el mejor de los caso