Capitulo 5

1524 Words
Francesca Ladeo la cabeza hacia un lado y miro el gran lienzo que tengo delante, demasiados colores y demasiado brillantes, ya no me siento para nada así. Dos semanas nada más, mi cabeza lo repite como si fuera cada día una cuenta regresiva de la que no puedo deshacerme, va a suceder y no hay nada que pueda hacer al respecto, es evidente que mi hermana no va a volver y si así lo hiciera eso no me garantizaba nada. Agarro la paleta y uso el pincel para mezclar más n***o con el gris pálido, y luego empiezo a añadir sombras más nítidas sobre uno nuevo. Esto es mi forma de vida, pintar es como respirar, todo lo que me sucede, el entorno que me rodea, se plasma a través de mis pinturas. La mayor parte del tiempo cuando no sé cómo expresarme con palabras dejo que los trazos, los colores y el lienzo lo hagan por mí. Sin importar que yo, sea la única que ve mis creaciones. Claro que, como siempre conmigo todo tuve que negociarlo, solo me habían dejado estudiar arte cuando era chica si asistía a clases de ballet y piano, de grande podía seguir pintando si obedecía y asistía a cada clase de ceremonial, y dejaba que me prepararan para ser una buena esposa. No me importo si eso me garantizaba poder hacer lo que amaba, pero a nadie en mi familia nunca le intereso nada de lo que yo hiciera, nunca vieron un cuadro mío y si lo hacían solo le daban una rápida mirada y seguían de largo. Toda mi vida fui una sombra para ellos. A veces cuando era más chica solía pensar que me ponían tantas actividades durante el día, solo para no verme tanto. Siempre me imagine siendo una artista exitosa, alguien que fuera importante por las obras que creaba, por el arte que plasmaba, imaginaba que las personas podrían sentir a través de mis pinturas millones de sensaciones o sentimientos cuando las vieran. No puedo decir que mi mayor sueño a medida que fui creciendo era casarme, sobre todo cuando tuve edad suficiente para entender que en nuestro mundo los matrimonios en su mayoría eran arreglados. A pesar de ello, en mis fantasías más profundas deseaba que cuando me tocara, fuera hecho por amor. Sin embargo, lo que yo más, más deseaba, era ser libre al menos todo el tiempo que pudiera, tristemente, mi hermana decidió irse y todas esas fantasías se habían ido con ella. Miro el reloj de la mesita de noche y luego mi reflejo en el espejo. Estaba cubierta de pintura negra y roja hasta los codos, y tenía varias manchas grises y rojas por toda la camisa, también tenía algunas en la cara y me veía como un verdadero desastre. Pero lo amaba por el solo hecho de que era producto de mi esfuerzo y creatividad. Decido que es suficiente por hoy y voy directo al baño a tomar una ducha, son casi las siete de la tarde y me pase todo el día en mi habitación sin salir ni para almorzar. Abro la ducha y me quito la ropa manchada con pintura, la tiro en el cesto de la ropa sucia y me meto bajo el agua. Dejo que la tibieza del agua me relaje el cuerpo, hace días que estoy demasiado tensa, más precisamente desde que Marko vino a cenar a casa, es difícil ignorar el hecho de que en dos semanas voy a casarme con un hombre que prácticamente no conozco y que, para peor, fue el prometido de mi hermana. ¿Acaso nadie se daba cuenta que esto era una gran y completa locura? Cada noche que me acostaba, rezaba con mucha vehemencia pidiendo que algo pasara o que Marko entrara en razón y esta boda se cancelara. La realidad es que no nos conocíamos lo suficiente, no le gustaba en lo absoluto y siempre iba a ser el recordatorio de lo que no pudo tener, mi vida en esta casa era solitaria, pero en la de él, estaba segura que iba a ser desgarradora. Una lagrima cae por mi mejilla, si aquí soy una sombra, allá será completamente inexistente. Respiro hondo y salgo de la ducha, me pongo ropa interior, unos leggins y un buzo grande después de secarme, dejo mi pelo salvaje suelto, me duele la cabeza para atarlo. Bajo por algo de comer. No hay nadie cuando entro a la cocina, por la hora supongo que mis padres ya han cenado y es evidente que no me han buscado para que los acompañe. Busco un poco de jugo de naranja y tomo un poco de queso y jamón para prepararme un sándwich. Me siento sobre la banqueta en la isla de la cocina cuando tengo todo listo, miro si tengo alguna notificación o mensaje en el teléfono, pero después recuerdo que nadie me llama excepto Bianca, mi mejor amiga. —Que estas comiendo? — la voz de mi madre me sobresalta cuando doy el primer bocado, termino de masticar y tragar para poder responderle, esta frente a mí con una taza vacía. —Un sándwich, no comí nada en todo el día— su mirada de desaprobación es ya casi habitual. —Solo uno y después come una fruta, no queremos que engordes a dos semanas de la boda y que el vestido no te entre— quisiera decir que sus palabras no me afectan y que estoy acostumbrada a ellas, pero no es así. —Así lo hare, madre. —Bien, ese vestido debe quedarte perfecto, sé que no tienes el cuerpo de tu hermana, pero si no engordas podremos trabajar con eso— se da la vuelta para irse dejándome con un nudo en la garganta y sin ganas de seguir comiendo —. Otra cosa Francesca, mañana iremos al salón de belleza a que hagan algo con tu cabello. —¿Que tiene mi cabello? —Es demasiado…— sacude la cabeza—. Necesitaras un tratamiento de nutrición y que te hagan algo para alisarlo, con esos rulos pareces una salvaje. Me gusta mi cabello y mis rulos indomables, pero al parecer soy la única que piensa eso. —Claro madre— no vuelve a mirarme, sale de la cocina y yo miro la mitad del sándwich en mi plato, me termino el jugo, me levanto y lo tiro en la basura, no debo engordar. No debo seguir decepcionándola. Después de lavar lo que utilice apago las luces y subo a mi cuarto, me duele la cabeza y estoy agotada, hace días no duermo bien y mi madre prácticamente no me deja comer nada, eso a veces me hace sentir cansada. No importa lo mucho que lo intente o que, cumpla todo lo que me ordena para que se sienta feliz, siempre está enojada o decepcionada de mí. Igual que mi padre. Abro las cortinas para que entre la luz de afuera y apago todas las luces, voy al baño y me lavo los dientes y luego me meto en la cama y tomo mi teléfono. Miro mis r************* un rato, mayormente son fotos de paisajes o de mis pinturas, hay alguna que otra mía, pero son las menos, y nunca de mi cara, eso está prohibido. De repente me veo poniendo el nombre de Marko en el buscador, quizás sea intriga de conocer más de mi prometido, simple curiosidad o vaya a saber dios que, que lo busco en redes, pero no hay nada. Es lógico. ¿Quién siendo jefe de la mafia rusa tendría r************* ? Voy al navegador y pongo su nombre, un montón de noticias y fotos saltan en la pantalla, no hay mucho, en la mayoría esta con otros hombres, todo parece ser de negocios, ya no hay fotos con mi hermana, es evidente que ha hecho que los medios las retiren de su plataforma, ahora en cambio hay algunas, no muchas, con mujeres, todas ellas del mismo tipo que Vittoria. Apago el teléfono y cierro los ojos, no se puede negar lo evidente y el dolor en el pecho se profundiza cada día que pasa, no por él, sino por lo que será mi vida, es claro que no ha superado a mi hermana y que debe buscar en esas mujeres lo que Vittoria le quito. ¿Qué va a pasar conmigo? Ni siquiera me parezco a las réplicas de Vittoria que el evidentemente está buscando. No quiero llorar más, quiero aprender a ser fuerte y aceptar de una buena vez el destino que me toco, pero me cuesta. ¿Cómo se hace para aceptar que vas a vivir toda tu vida siendo la sombra de un recuerdo? ¿Cómo se hace para vivir sabiendo que nunca voy a poder experimentar el amor o que me amen? ¿Cómo se hace para vivir sabiendo que la felicidad que tanto anhelas no viene como parte del trato, que voy a seguir siendo invisible e ignorada toda la vida? Supongo que para algunas personas el amor no es algo que pueda sucederles y claramente yo desde que nací soy una de ellas.
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