Francesca Habían pasado cuatro días desde nuestra consulta con la nutricionista, y debía decir que el tema de mi alimentación había sido más difícil de lo que podría haber imaginado, estaba tan acostumbrada a ciertos hábitos que no me di cuenta lo arraigados que estaban en mí. Sé que recién iban cuatro días nada más y que tenía un largo camino por delante. Marko vino cada día a buscarme para desayunar, asegurándose de que tomara mi medicación y comiera todo lo que me servían, incluso estuvo volviendo del trabajo a la hora del almuerzo. Después de ese día que fuimos al médico y me invito a comer a un restaurante italiano las cosas han sido menos tensa entre los dos, conversábamos mucho más, e incluso una noche vimos una película en una gran sala que tiene justo en una habitación al lado