Francesca Abrí los ojos algo aturdida, me dolía un poco el cuerpo y el costado de mi abdomen quemaba. La realidad de lo que había pasado me cayó encima, tenía tanto miedo de morirme, todo eso fue un desastre. Tantos muertos, tanta sangre. Me giré para encontrarme a Marko durmiendo en una silla al lado de la cama, el alivio y la tranquilidad de saber que no le había pasado nada se apoderaron de cada parte de mí, había tenido mucho miedo de que pudiera pasarle algo a él también. —Francesca— Marko se acercó a mi cuando intento incorporarme en la cama, duele demasiado—. No hagas esfuerzos. —Estas bien— digo, mirándolo, el suspira y acerca su silla más a la cama—. No sabes lo mucho que me alivia que no te haya pasado nada. —¿Enserio? —Sí, Marko nunca querría que te pase nada— me acaricia