Capitulo 26

2023 Words
Francesca Abro los ojos algo aturdida, me duele un poco el cuerpo y el costado de mi abdomen quema. La realidad de lo que paso me cae encima, tenía tanto miedo de morirme, todo eso fue un desastre. Tantos muertos, tanta sangre. Me giro para encontrarme a Marko durmiendo en una silla al lado de la cama, el alivio y la tranquilidad de saber que no le paso nada se apodera de cada parte de mí, también tuve mucho miedo de que le pasé algo a él. —Francesca— Marko se acerca a mi cuando intento incorporarme en la cama, duele demasiado—. No hagas esfuerzos. —Estas bien— digo, mirándolo, el suspira y acerca su silla más a la cama—. No sabes lo mucho que me alivia que no te haya pasado nada. —Enserio? —Sí, Marko nunca querría que te pase nada— me acaricia la mejilla mientras suspira y cierra los ojos. —Casi me matas de un infarto mía cara— lo miro detalladamente, se ve cansado—. Sentí tanto miedo Francesca, verte así— cierra los ojos y niega—. Creo que nunca sentí tanto miedo en mi vida. No creo que sea consciente de lo que acaba de decir, sigue con los ojos cerrados como si estuviera diciéndoselo a el mismo más que a mí. Mi corazon late fuerte ante lo que me dijo porque nadie nunca me mostro semejante magnitud de interés, y no puedo evitar sentir cosas por el hombre que me ha demostrado a su manera que le importo. —Marko— me mira—. ¿Bianca llego bien? ¿Atacaron su avión? —Está bien— me dice—. Ella nunca fue el objetivo, llego a Washington y la escoltamos directo a su residencia. —Qué alivio— suspiro—. ¿Sabe lo que paso? —No, y pensé que era conveniente no informárselo para no preocuparla. —Mis padres ¿Saben? — no me pasa desapercibida la forma en que corre la mirada, asumo que, si lo saben y como todo lo que tiene que ver conmigo, no les importa. Ya ni siquiera me asombra saber eso, mentiría si dijera que su desprecio aun no me duele, pero siento que poquito a poquito una muralla, dentro mío se va construyendo, y va a llegar un día en que ni siquiera me importe. —Sí, saben— es lo único que dice. La enfermera entra con el desayuno lo deja sobre la mesita y me quita la vía del brazo y revisa el vendaje antes de limpiarlo y cambiarlo. Por suerte la bala fue superficial, solo tengo unos puntos que no representan ningún peligro. Mientras desayuno Marko se embarca en un sinfín de llamadas, pero a media mañana cuando el medico ingresa apaga el teléfono. —¿Cómo se siente señora Petrovich? — el médico, un hombre de mediana edad me sonríe de forma cordial mientras revisa unos papeles. —Bien, solo un poco de molestia— asiente mientras me revisa, Marko nunca se aleja de mi lado. —Eso es bueno, todo ha salido bien asique ya firme el alta para que pueda irse a casa— nos informa—. Tendrá que venir en unos días a que le saque los puntos, pero nada más que eso. —Eso será imposible— dice mi esposo, me giro para mirarlo—. No estaremos en la ciudad, asique provéame de lo necesario que se los sacare yo. El medico titubea por un segundo, pero luego sale de la habitación, nos quedamos en silencio hasta que vuelve con varias cosas en un recipiente. —Aquí tiene todo lo necesario, no debería de haber problema, pero si los hay tráigala de inmediato— explica—. Además, hay un nuevo suplemento vitamínico que tiene que tomar diariamente y una nueva fórmula en hierro. Se va luego de eso, Marko se acerca a un bolso sobre el sofá y saca ropa, se acerca hasta mí y me ayuda a vestirme ya que me cuesta moverme. —Donde iremos Marko? ¿Por qué estaremos fuera de la ciudad? —Atacaron la mansión— dice—. Más de la mitad quedo en ruinas. —Oh por dios ¿Qué haremos ahora? ¿Hay heridos? —Hay muchos muertos Francesca— me mira fijo—. Perdí a muchos de mis hombres. —Lo siento mucho— suspira y acomoda un mechón de mi pelo detrás de mi oreja. —Hoy nos quedaremos en el Pent House de Dominik, tengo unas cosas que resolver y mañana nos iremos a una casa de seguridad que tengo en las afueras, nos quedaremos ahí hasta que todo se resuelva y encontremos un nuevo lugar donde vivir, la mansión ya no es segura, aun si la reconstruimos. En ruinas. La mansión quedo destruida, pienso en la primera que vez que llegué y la vi, todas mis cosas, mis cuadros, no puedo evitarlo, un lagrima se me escapa porque de alguna manera estaba empezado a encariñarme con el lugar. Marko me abraza y me acaricia la espalda. —Lo siento tanto Marko. —Tranquila, mía cara, lo más importante es que tu estés bien— dice—. Encontraremos un nuevo lugar y podrás decorarlo como más te guste ¿Qué te parece? Quizás esta es una oportunidad para que construyamos de cero un hogar nuestro, tuyo y mío ¿Qué dices? —Que sí, que me encantaría. Me sonríe y se acerca hasta mí, me sostiene el rostro con sus manos y me besa, es suave y tierno, pero me estremece de igual manera, ya no hay forma de negar todo lo que mi esposo provoca en mí y me hace sentir. Me hace flotar, me quita el aliento y mi piel hormiguea con esta incontrolable sensación de querer más, quererlo más cerca, quererlo para mí. Muy a mi pesar se separa y me ayuda a terminar de vestirme, nos vamos luego de eso, cuando llegamos al estacionamiento subterráneo veo a Boris esperándonos con el doble de seguridad. —¿Cómo se encuentra señora? — pregunta mientras me abre la puerta del auto. —Mejor, gracias Boris— asiente y Marko me ayuda a subir, una vez dentro se sienta a mi lado. El viaje no dura mucho, llegamos a un monstruoso rascacielos en pleno centro de Manhattan, subimos hasta el último piso que es el lugar donde nos quedaremos, Marko me explica que este es uno de los pisos de Dominik, no quedaremos aquí en principio hasta mañana y el ya mando a traer las pocas pertenencias que sobrevivieron. Cuando entro me deslumbra lo inmenso que es, desde donde estamos se puede ver toda la ciudad prácticamente, y el lugar grita Dominik por todas partes, es minimalista, pero a la vez con toques extravagantes. Bianca quedaría encantada con este lugar, de la misma forma que quedo encantada con el dueño. —Que quieres hacer Francesca? — Marko me saca de mis cavilaciones—. ¿Quieres darte una ducha? ¿Comer? ¿Dormir? —Creo que me daré una ducha y mirare algo de tele. —Vamos entonces. Me lleva hasta una habitación, que es donde dormiré y luego me indica donde está el baño, saca del bolso una camiseta suya y ropa interior mía. —Ven— se mete en el baño y abre la ducha para que el agua se vaya calentando. Me quita el sweater y la camiseta que tengo puesta, al no llevar sostén quedo completamente desnuda. Mentiría si dijera que aún no me da pudor estar desnuda frente a él, sus ojos se dilatan y suspiro cuando acaricia la piel de mi abdomen, pero no va mas allá, coloca un protector en la venda para que no se moje y luego de darme un suave beso, sale del baño dejándome sola para que me duche. Me termino de desnudar y me meto en la ducha, el contacto del agua caliente con mi piel me produce un escalofrió, la tensión de todo lo que paso, el miedo, los disparos, la imagen de ese hombre cayendo muerto a mi lado. Cierro los ojos y trato de respirar. Un rato después siento que ya es suficiente y salgo, me seco el cuerpo, el pelo, me quito el protector de la venda y me visto con lo que Marko me dio, cuando abro la puerta y voy a la habitación me encuentro con el también duchado y a medio vestir. —Te iras? — pregunto confundida, pensé que nos quedaríamos aquí. —Sí, tengo unos asuntos que terminar— dice—. Boris se quedará con un equipo de seguridad— se termina de abrochar la camisa y se acerca—. Este lugar es muy seguro, no solo están nuestros hombres también los de Dominik, nada te pasara ¿De acuerdo? —De acuerdo. —En cuanto termine vendré contigo— asiento—. Pero no me esperes despierta, lo más probable es que vuelva tarde. —Está bien. —En la nevera hay comida, come todo lo que quieras, pero come— me da un beso y se gira para irse. —Marko— lo llamo antes de que cruce la puerta, se detiene y me mira—. Solo ten cuidado por favor, vuelve conmigo ¿Si? Se acerca de nuevo a mí. —Francesca, tú te estas convirtiendo en el único lugar al que quiero volver— toma suavemente un mechón de mi pelo mientras su otra mano acaricia la piel de mi garganta, con un ligero tirón de pelo inclina mi cabeza hacia atrás, y estampa sus labios contra los míos, me insta a abrir la boca y su lengua arrasa con todo, incluso con mi sentido común. Muerde mi labio inferior antes de separarse de mi—. Esta noche— sonríe y niega con la cabeza—. No, a partir de esta noche tu yo dormiremos juntos, no más camas separadas, mía cara. Con un último beso se va sin darme la posibilidad de responder nada, me deja ahí parada en la mitad de la habitación y atontada aun por ese beso. El día se pasa bastante lento, miré algo de televisión, comí cuando me dio mucha hambre y luego dormí una siesta. Cuando me levanté me encontré a Boris en la cocina, me pregunto si necesitaba algo y negué, yo le pregunté por Marko y me dijo que estaba ocupado, me limpie y me cambie el vendaje cuando me toco hacerlo y volví a mirar la tele. A las diez de la noche, cene sola, sé que me dijo que no lo espere, pero estaba nerviosa, ya había pasado todo el día y no sabía nada de él. En cada oportunidad que le pregunte a Boris, su respuesta era la misma, el señor está ocupado aún. Cerca de la media noche me fui a la cama, di tantas vueltas que al final el cansancio me venció, pero no pude dormirme profundamente, estaba inquieta y ansiosa aun con los ojos cerrados, no sabía si lo estaba soñando o era mi mente, pero tenía una opresión en el pecho que no se iba. Sin embargo, en el letargo de mi sueño, cuando unos brazos fuertes me sujetaron y un aroma amaderado me llego, suspire, había vuelto conmigo. No puede abrir los ojos, pero mi cuerpo y mi mente se relajaron cuando me acomodo contra su pecho y su piel caliente entro en contacto con la mía. Me abrazo por la cintura con cuidado de no tocar mi herida, mi espalda pegada a su fuerte pecho, de repente sujeto mi mano y entrelazo nuestros dedos, su cuerpo relajándose al instante junto al mío. —Descansa, malychka— susurro en mi oído antes de dejar un beso justo debajo, en la piel de mi cuello, supe que era ruso, aunque no sabía que significaba, me encantaba solo por la forma en que lo decía. Me dormí profundamente después de eso, y por primera vez en mi vida, lo hice sintiéndome segura y protegida.
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