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Y eso hice, empecé a hacer algo al respecto. Le dediqué cuantas sonrisas pude, no sé si eran cariñosas, simpáticas, coquetas o qué pero cada vez que las hacía ella enrojecía avergonzada no sabiendo cómo demonios comportarse conmigo sabiendo lógicamente que ella me gustaba a mí. Yo no estaba seguro de cómo comportarme con ella porque el hecho de que me gustaba. Parecía un idiota todo el tiempo persiguiéndola. ¿Y sabes? Sigo sin entender por qué reaccionaba de esa forma tan exagerada, casi como si no tuviera experiencias con el hecho de que alguien le prestara esa atención. ¿Acaso Emily no estaba acostumbrada a los coqueteos? No entendía cómo era posible que no los recibiera a diario cuando parecía un ángel caído del cielo con su cabello tan largo y sus ojos miel brillante que eran capaces de iluminar un salón entero. Y no solo parecía un ángel, sino que también se comportaba como uno. Creo que hasta ese momento jamás la había oído soltar una grosería o siquiera decir algo malo de alguien. Estoy seguro de que sigue siendo así ¿No? Espero que así sea porque esas eran sus mejores cualidades, fueron las que me enamoraron de ella en primer lugar. Un día de esos cuando sonó el timbre y todos comenzaron a retirar del salón yo la detuve de irse. Pude verte a ti y a los chicos antes de que yo siquiera fuera parte del grupo observándonos desde la puerta y comenzando a cuchichear sobre la escena y obviamente sobre ella y yo hablando. Como ya sabes, yo era bastante directo en esos tiempos. Ahora sé que algunas personas necesitan un poco más de sutileza y gentileza pero como yo no sabía eso antes, pues simplemente llegué y le pregunte: -¿Quieres salir? Emily me miró con sorpresa, me atrevería a decir que hasta con desconcierto. Tal vez no se lo tenía esperado, tal vez no sabía qué responder. Parte de mí se sintió algo mal cuando el silencio duró más de tres segundos. Fue muy incómodo. Ella se giró a mirarlos a ustedes, más específicamente a ti (eras su mejor amiga después de todo). Tú le hiciste unas señas con tus pulgares en alto para que luego ella se volviera a mirarme y me dedicara una leve sonrisa. -S-Sí. -No te oyes muy segura-Dije yo a modo de broma. Ella me miró nerviosa y pareciendo entrar en pánico por no esperarse esa reacción de mi parte. Yo sonreí al instante en un intento por calmarla y aclararle que estaba bromeando. -¿Entonces quieres salir conmigo? -M-Me encantaría salir contigo-Dijo ella en respuesta.
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