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1503 Words
Aarón. No dejo de besar sus labios y acariciar su cabello, quisiera devorarla pero no puedo hacerlo. Se siente tan delicioso probar su boquita tan rica y tenerla debajo de mi cuerpo a mi disposición. Podría desnudarla y hacerle lo que quisiera pero no soy un desgraciado. Llevé mis labios a su rostro y dejé besos en cada parte, no tendré otra oportunidad para besarla. —Eres tan bella sin esos horribles lentes. Quité esos tontos pensamientos de mi cabeza y simplemente me marché. Sigue siendo la misma Sofía a quien bauticé como Sofea, es la rara del colegio y la horrible, sería la burla de mis amigos si tengo algo con ella y eso no lo soportaría. Creo que el alcohol me afectó y por eso la veo atractiva, pero no lo es. Sofía no se compara con Sharon, mi novia es la más hermosa y perfecta, con ella soy la envidia de todos y eso me encanta. Mi casa no queda muy lejos por lo cual no tardé más de quince minutos en llegar. En cuanto llegué a mi cama simplemente me recosté sin quitarme la ropa y me dormí rápidamente. Me desperté con un inmenso dolor de cabeza, como si no fuera suficiente con la luz del sol en mi rostro causada por la ventana que abrió mi madre, ella comenzó a regañarme porque dormí hasta tarde. ¿Por qué tuvieron que regresar de su viaje en París? —Regáñame más bajito—le pedí lo cual la hizo enfadar aún más. —No tienes remedio, Aarón—Ella rodó los ojos—Tu hermano te envió saludos. Resoplé—Santiago, es mi hermanastro nada más. —Cuando vas a cambiar de actitud para mí es como un hijo desde que me casé con Rodolfo. —Tu único hijo soy yo—le recordé. Transcurrieron las semanas rápidamente pero no han sido sencillas al contrario han sido horribles. Necesito encontrar un trabajo porque estoy castigado, el motivo es que me excedí con el horario de llegada y bajé la calificación en algunas materias, mi castigo fue que me quitaran todas las tarjetas de crédito, fue idea del esposo de mi madre, Rodolfo. Ese hombre es tan insoportable como su hijo Santiago, lo bueno es que él no vive con nosotros. Odié a Santiago desde la primera vez que nos vimos, siempre ha intentado quitarme el cariño de mi madre y la atención de las personas. Necesito relajarme por lo cual decidí buscar consuelo con mi comprensiva novia. —Necesito un trabajo, ayúdame a pensar, nena. —¿Para qué? —me preguntó mientras limaba sus uñas. Hace más de dos horas le estoy contando sobre mis problemas familiares pero ella no me ha prestado atención. —Rodolfo me tiene castigado por una tontería. Estaba a punto de estallar de rabia cuando mi humor cambió debido a que Sofía entró por la puerta sonriendo como siempre. Cuando está así de feliz es contagiosa. Creo que Sharon notó mi mirada hacia su hermana por lo cual tuve que disimular. —¿Qué tal, fantasma? Ella simplemente rodó los ojos —Ni siquiera tú me pondrás de mal humor, estoy feliz porque mi profesora del taller expondrá uno de mis cuadros en su próxima exposición. Irán muchas personas a verla. Sharon rió burlona —No nos interesan tus tonterías, Sofía. Creo que Sofía ya me perdonó la tontería de Lucas, ella nunca ha sido rencorosa, más bien es luminosa como un sol, además de amorosa, dulce y comprensiva. Si pudiera fusionar a Sharon y Sofía tendría la novia perfecta." Me gusta todo de Sofía excepto su físico y lo único que me gusta de Sharon es su físico y, obviamente, el volcán que es en la cama. —Yo siempre escucho tus tonterías. No pude evitar escuchar tu problema y tengo una situación. —¿Cuál? —¿Por qué no eres modelo? —me sugiere. —¿Modelo? —Sí, los modelos de la abuela son más feos que tú y yo sé de eso —ríe. —Qué cumplidos, cuñadita, aunque no suena mal. —Creo que a la abuela no le hacen falta —comenta mi novia, rompiéndome la burbuja. —Eres su consentida, si se lo pides no se negará. —No tenías una clase, lárgate Sofía. Ella se despide de nosotros con un beso en la mejilla y se marcha. —Hazme este favor, amor —le pedí a Sharon. —Ya dije que no. —¿Por qué? —Trabajar juntos no es buena idea. —O te gusta estar con esos imbéciles sola. —No es eso, bebé. Qué fastidio tener a la novia más superficial y egoísta del mundo, pero la amo, qué voy a hacer. *** Conozco perfectamente la rutina de Sofía, por lo cual la esperé pacientemente a que llegara al parque en el cual le encanta pintar. —¿Qué haces acá? —me pregunta al verme. —Me relaja el lugar y tú —me hice el tonto. —También me relaja. —Necesito un favor. —Hola, Sofía, ¿cómo estás? Lindo día, ¿no? —saludé. —Por favor, Sofi, hermosa, haz lo que quieras. —Falta mucho tiempo para el examen de matemáticas. —No es eso, quiero que hables con tu abuela. —Envíale tus fotografías y listo. —Eso tardará. —Bien, iré a la empresa y puedes ir conmigo. —Te adoro —me acerqué a ella y llené sus mejillas de besos. —Cuando te conviene. Simplemente tomé su cintura haciéndola temblar, lo cual me fascina. *** —No hables mucho, déjame a mí la abuela, es muy especial —me aconseja al llegar a la empresa. —Bien. En pocos segundos, una mujer con apariencia de la villana del diablo, viste a la moda, se acercó a nosotros. A pesar de su edad, se ve muy bien conservada, con un vestuario y maquillaje impecables. Al ver a Sofía, la saluda con un beso en mi mejilla. —¿Qué haces acá, Sofía? —Vine a verte, él es mi amigo Aarón. —Mucho gusto, señora —extendí mi mano, pero ella no aceptó mi saludo. —Qué extraño que me visites, Sofía. —Mi amigo quiere ser modelo, ¿es guapo verdad? —Estás saliendo con mi nieta por conveniencia —ella me fulmina con la mirada. —No, señora. Sofía me da un abrazo —De qué otra forma conseguiría novio, solo hazle una prueba, abuela. —Así no funcionan las cosas. —Prefieres a Sharon, a ella la haces modelo sin pruebas ni nada. Dale una oportunidad a mi chico o prefieres a Sharon antes que a mí. Debo reconocer que Sofía es muy manipuladora cuando quiere obtener algo. —El modelo se enfermó, señora —dice un empleado llegando. —Abuela, es el destino. —Tiene el perfil, señora. —Escucha a Jordi. —Está bien, háganle una prueba. *** Fue una tarde agotadora, pero valió la pena y logré quedarme con el trabajo. Antes de irme a mi casa, pasé por la casa de Sofía, pero solo escuché gritos de ella y de su padre. Noté que ella se marchaba entre un mar de lágrimas y simplemente la seguí. Caminó durante unos minutos hasta que llegó a un parque y se sentó en un banco, al verla me acerqué a ella y la abracé de la cintura. —Me estás siguiendo. —Sí, ¿por qué lloras? —Nada —ella se quita los lentes y los limpia con un pañuelo. Me encanta ver el azul de sus ojos, son perfectos. —¿Cómo te fue? —Muy bien, ya firmé el contrato. —Felicidades. —El sábado salimos para celebrar. —Tienes el desfile. —Es verdad, en la mañana estabas feliz, dime qué ocurre. —Lo de siempre, expondrán uno de mis cuadros, por lo cual invité a mi padre, pero él me dijo que era una tontería comparado con el primer desfile de Sharon. —No le prestes atención —llevé mis manos a sus mejillas deteniendo sus lágrimas—. Tú dibujas hermoso, te irá bien con o sin él. —Estoy harta, papá, no me quiere y prefiere a Sharon, como todos. No me contuve y le di un abrazo, pero ni con eso logré que deje de llorar. —Yo sé lo que sientes, mi padre prefiere a sus otros hijos. Cuando se divorció de mamá, se desentendió de mí, es tan mal padre que ni siquiera tengo su apellido. —Sí, sé que solo tú me entiendes. Dejé un beso en su frente y en sus mejillas, luego pegué mi nariz a la suya, noté que ella abrió los labios y no deja de temblar. Lo que me sorprende es que yo también estoy temblando como gelatina. Logré detenerme y me alejé de ella antes de hacer una tontería. —Si dejas de llorar, te invito un helado gigante. —Sí, gracias.
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