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1616 Words
Sofía Doña Susana es la madre de mi padre. En su juventud, fue una famosa modelo. Luego dejó su carrera al casarse con mi abuelo y desde entonces se dedicó a ayudarlo a manejar las empresas Ballesteros. Al morir mi abuelo, ella y mi padre se responsabilizaron por completo del negocio familiar hasta estos días. Papá siempre soñó con tener un hijo varón que siguiera sus pasos, pero tuvo dos hijas. — Debes estar perfecta, Sharon — le aconseja a mi hermana. Mi abuela tiene el cabello corto y ondulado, color rubio, los ojos color café, y está muy bien conservada a pesar de su edad. — Claro, abue — ella asiente. En este momento están charlando de la próxima campaña y ultimando detalles. En cuanto lanzo un suspiro, ellas notaron mi presencia. Mi mente está en otro lado. En Marte o cualquier planeta lejano, o quizás en la luna, como siempre que hablan de temas que no me interesan. — ¿Sofía, por qué nunca te arreglas un poco? ¿Qué es ese cabello y esa ropa? — Me regaña por décima vez. — Porque siempre me ensucio — río burlona. — No pareces mi nieta. La verdad no. A mí me encanta pintar y por ese motivo me ensucio la ropa la mayoría de las veces. En este momento estoy vestida con mis prendas viejas porque voy en camino a iniciar el mural. Ellas pasan el día maquillándose y tomándose fotografías. Yo no soy fotogénica. No hay nada que odie más que las fotografías. Cuando me aburrí del mismo tema de conservación de todos los días, le pedí al chofer que me llevara a comenzar el mural. Pero para mi mala suerte, comenzó a llover, lo cual arruinó mi día. Por más que pinte el mural, es al aire libre y se arruinará. Decidí regresar a casa y me dirigí a la terraza a dibujar en mi libreta a un pajarito que está en el árbol. Me encantan las aves. De hecho, creo que todo en la naturaleza me inspira. También las personas, el cielo; para mí, todo es una inspiración para dibujar. Sumergida en mi libreta, transcurrieron varias horas. Salí de mis pensamientos en cuanto alguien se acercó a mí, y ese alguien es Aarón. Al verme, comenzó a interrogarme sobre el paradero de mi hermana. Ni siquiera me saludó. — ¡No sé dónde está Sharon! — le repito por milésima vez. — Me dijo que se quedaría a estudiar. Hice un enorme esfuerzo para no reír en su cara. — La última vez que la vi estaba con mi abuela. Quizás se fueron de compras o a la empresa. — Mejor cambiemos de tema. ¿Quieres salir conmigo? ¿Qué? ¿Aarón Rey invitándome a salir? No puede ser. Estoy soñando. No alucines, Sofía, y no malinterpretes las cosas, me reprocha mi voz interna. — ¿Sigues ahí? — Él truena los dedos para llamar mi atención. — ¿Cómo? ¿Una cita doble? No me interesa conocer a ninguno de tus amigos. Ya le dije a Sharon. — No, tontita, solo tú y yo. — sonríe. — ¿Para qué? — ¿Sí o no? Uno, dos, tres. No suenes desesperada, Sofía. — Sí. ¿Cuándo? — Me pego una cachetada internamente. — Yo te aviso. Ni una palabra a Sharon. — luego de decir eso, simplemente se marcha. ¿Esto es real? ¿Qué hice o mejor dicho, por qué lo hizo él? ¿Será que le gusté? Miles de interrogantes rondan mi cabeza. ¡No alucines, Ballesteros! Aunque le gustes, es el novio de tu hermana. Necesito un consejo urgentemente. No logré concentrarme en pintar ni hacer mis tareas, ni siquiera en una película que intenté ver durante la tarde. En la noche, solo soñé con Aarón. Fueron sueños maravillosos de mi primera cita real e incluso fantaseé con mi primer beso. *** Al dirigirme al aula, pasé por mi casillero para recoger unos libros y me sorprendí al encontrarme con una nota. "Sofí, te veo en la casa de Lucas para que no sospechen. Estaré allí a las ocho. Sé puntual, preciosa. Aarón." Qué raro, ¿por qué será que me cita en la casa de ese imbécil? Lucas me molesta desde hace años con sus estúpidos apodos, "cuatro ojos" o "bichito". Lo odio más que a nadie. Él es uno de los mejores amigos de Aarón y el capitán del equipo de fútbol del colegio. Es el típico niño rico y superficial que cree que todas las chicas estarán a sus pies. También es muy clasista y le encanta discriminar a los demás. En pocas palabras, la versión femenina de mi hermana. De hecho, lo conozco de toda la vida porque es amigo de Sharon desde que tengo uso de razón. Pensé que algún día serían pareja, pero nunca se gustaron. — No deberías ir. — Me aconseja Rocío. — Me parece extraño. Solo quiero saber qué pretende porque tengo curiosidad. — Puede ser una broma. — Ella siempre me dice lo que piensa, por más que duela. — Y si se dio cuenta de que le gusto, tal vez dejará a Sharon por mí. — Eso nunca pasaría. — Déjame ilusionarme un poco. Rocío siempre es muy directa, por eso la amo. De eso se trata la amistad: decirle a tus amigos lo que piensas y no lo que quieren escuchar. Tal vez él discutió con Sharon y quiere mis consejos. Estoy segura de que no es nada romántico. Es lo que mi mente intenta explicarle a mi corazón para que el golpe no sea tan duro. A pesar de su negativa, ella me ayudó a maquillarme con tonos pastel, y me coloqué un vestido color celeste. Es bastante sencillo y no demasiado revelador. A la hora acordada, no fue difícil llegar a la casa de Lucas porque vivimos a diez minutos de distancia. Toqué el timbre durante menos de dos minutos, y él me abrió de inmediato. En cuanto él me miró, me arrepentí de utilizar este vestido. A pesar de que no es muy revelador, él me desnudó con la mirada. Lucas tiene el cabello corto, color castaño, y los ojos café. Tiene esa clase de mirada intensa en la cual solo se ve oscuridad, creo que esa palabra lo define. — Bichito — ese es el apodo que me ha dicho toda la vida. — Aarón me dijo que estaría acá, pero veo que no es así. — Él está adentro, pasa. — Prácticamente me jalonea entrándome a la casa — ¡Ya está aquí, Aarón! — Grita mirando hacia la escalera. Al entrar, noté que es una mansión no muy diferente a la mía, pero esta parece desierta. — Siéntate, Aarón enseguida baja. ¿Quieres tomar algo? Sin dudarlo demasiado, tomé asiento en el sofá. Es muy extraña su actitud porque él nunca es amable conmigo. — No, gracias. ¿Por qué tanta amabilidad? ¿Ya no soy el bicho raro? Él se sienta al lado mío, acomodando su brazo alrededor de mi hombro, lo cual me desconcertó bastante. — Hoy no lo pareces. — No termino de asimilar lo sucedido cuando él lleva su mano hacia mi muslo. Hice lo único que se me ocurrió en ese momento, comencé a gritar el nombre de Aarón y me levanté del sofá, alejándome de él. — ¡Aarón, te estoy esperando! Si no llega Aarón, al menos llamaré la atención de los padres de Lucas o algún otro sirviente. Este tipo me da escalofríos. — No te escuchará. — Carcajea. — Mejor me voy. — Me intenté alejar, pero él fue más rápido y me detuvo, sosteniendo mis brazos. — ¿Por qué la prisa? — Es increíble que su mirada pueda tornarse más oscura que lo habitual. — ¡Suéltame! — Le grito. — Grita todo lo que quieras. Él me empuja al sofá, el cual queda a centímetros de mí. Cuando caí al sofá, él se recostó arriba mío, sosteniendo mis brazos. El terror me invade debido a la situación y la frialdad en su mirada. Lucas es un tipo insoportable, pero creí que tenía límites. Nunca me imaginé que sería capaz de esto. — Te hago un favor, nadie se fijaría en ti y mucho menos se acostaría contigo. — Él comienza a dejar besos en mi cuello mientras baja sus manos hacia mis muslos, subiendo mi vestido. — Deja la broma, no es gracioso… Tenía la esperanza de que me soltara, pero no lo hizo. Al contrario, rompió las tiras de mi vestido, exponiendo mi brasier. Yo no dejo de gritar e intentar apartarlo, pero no logro nada. — Quédate quieta, te va a encantar serás mía, Sofía. — En cuanto dice eso, resbalan lágrimas de mis ojos. — Te juro que me pedirás más y, obviamente, repetiremos. Él comienza a desabotonar su camisa, y yo aprovecho para moverme hacia atrás. No logré zafarme, pero sí visualizar un florero. En cuanto él vuelve a besarme, yo aprovecho su distracción para golpearlo con toda mi fuerza en la cabeza. Él se cae sobre mi cuerpo. Entonces, logro empujarlo fácilmente, liberándome de sus asquerosas manos. — ¡Maldita perra! — ¡No se quedará así, lo pagarás! — Nadie te creerá, mírame a mí y mírate a ti. — Se queja. Me fui corriendo a casa, llegué llorando. ¿Cómo pude caer en esa trampa? Casi me violan. — ¿Qué te pasó? — Mamá me pregunta al verme llorar. — Nada, mamá. — Estás hermosa, princesa. ¿Tenías una cita? Con mi mamá me siento segura. Ella es la única persona que me ha dado amor en mi vida.
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