¿De verdad has vuelto para quedarte? –preguntó Poppy, con la boca llena. Damian miró a su hermana pequeña. Era difícil creer que hubiese crecido tanto desde la última vez que la vio. –¿Cuántas veces tengo que decirlo? –Sí, ya, pero ¿de verdad? ¿No te vas a aburrir aquí? Damian se encogió de hombros. –No lo creo. –Pero aquí no hay guerras En New Hampshire nunca pasa nada. –Afortunadamente –suspiró Dawn–. Tenemos suerte de vivir en una de las ciudades más seguras de la tierra. Y supongo que Damian se ha cansado de guerras y de pobreza. Si tiene un poco de sentido común, querrá alejarse de todo eso. Damian sonrió. Su madre nunca perdía una oportunidad de decirle que estaba loco por hacer lo que hacía. Pero nunca lo criticaba. Aunque no entendía que viviera como lo hacía, siempre había