Janine estuvo trabajando hasta las ocho menos cuarto para poder salir de la oficina sin sentirse culpable. Cuando llegó a casa de Lyn vio un coche desconocido en la puerta. Un Saab. ¿Una visita? ¿Tendrían que quedarse en casa? Casi esperaba que fuera así. Casi. Pero ésa sería la salida más fácil, y ella no era una cobarde. –Ya casi estoy –Lyn abrió la puerta con Cassie en brazos–. Toma, quédate con la niña mientras yo me pinto un poco. Janine estaba entrando en el salón cuando vio a Damian en el suelo, jugando con Jamie. –Hola –la saludó él–. ¿Quieres jugar con nosotros? –No, estoy esperando a Lyn . ¿Dónde está Patrick? –Ha tenido que quedarse en la oficina, así que me he ofrecido para cuidar de los niños. –¿Tú? –Sí, yo. Así podré conocer mejor al tramposo de mi sobrino –rió Damian