Tal como lo pensé, Mert tuvo que despertarme para el aterrizaje, me perdí el viaje por la medicina, que cada vez mas me permitía tener una descanso reparador. Mi mujer estaba un tanto preocupada, pero la verdad es que no tenía idea del porqué. —Ya vamos a aterrizar amor… —¿Estás bien? —Mert movió la cabeza, apenas, haciendo que no me preocupara. —Sí, solo fueron las turbulencias y que no podía despertarte, incluso pensé que no abrirías los ojos por un instante, tu respiración se… —guardó silencio, cómo cavilando lo que estaba por decir— se hizo más lenta, parecía que no estabas respirando y me asusté. La abracé a mi pecho, podía sentir su angustia y lo que menos quería era preocuparla de esa manera, pero sus palabras me hicieron darme cuenta de que aquello era una realidad, podría