Le ayudaba con las manos a revolver sus caderas sobre mí para poder incrementar el ritmo, la sensación y el placer. Elevé mis caderas haciendo que ella jadeara. Sus ojos verdes me empotraron al tiempo que sus labios volvían a mi boca para regresarme el alma que le había regalado desde hacía ya mucho tiempo.
Nos sentía consumir entre toda esta experiencia y el fuego que nos emanaba de los poros del cuerpo. Sus dedos apretaban con fuerza mis hombros buscando el apoyo que necesitaba para continuar, sus mechones de cabello rojo caían sobre mi cara. Levanté la cara para buscar sus labios con desesperación.
Nuestras lenguas se unieron en una danza sensual que pedía a gritos seguir adelante, entre susurros ininteligibles comenzó a apoderarse con más pasión de mí, su respiración entre cortada m
