—Ire a cambiarme, y tenemos que hablar sobre eso qué te dije por la mañana.— Arden mueve su cabeza. Blaire asiente, tomando aire y apretando sus labios. Se había sentido muy cómodo aquél almuerzo merienda y la verdad es que no sabía cómo actuar al respecto con todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor. —Bien, yo lavo esto.— Propone. Arden la mira cómo sí realmente se le hubiera zafado un tornillo, para luego, chasquear los dedos y dejar todo perfectamente ordenado y limpio, tan solo a Blaire con su taza de té en mano, y un vaso de agua. Ella sonríe parpadeando. —Es difícil acostumbrarme a eso.— Admite boquiabierta. —Deberias, muñeca.— Le guiña un ojo. Blaire bebe de la taza para no tener que decir nada, e intentar, en un esfuerzo en vano, ocultar su rostro completo sonrojado, mie