Blaire recorre el lugar en busca de alguna sustancia, fragancia o esencia que le llame la atención respecto a quien pudo meterse en la casa de su mejor amiga y cometer tal barbaridad. —Estas enojada... Deberías de calmarte un poco al menos.— Hakeem sonríe mirando el lugar aburrido. —¡Se están metiendo con mis amigos! ¿Cómo no voy a estar enojada?— Eleva el tono de voz y lo mira con reprobación. El rubio sonríe nuevamente. —¡No estás enojada por eso, muñequita!— Relame sus labios al decir el apodo especial que su amigo tiene para ella. Blaire lo mira y niega con la cabeza, luego sólo suspira pasando sus manos por las superficies de las estanterías de la abuela de Silvye. Hakeem suelta una risotada. —¿Qué, ahora lees mentes o algo?— Murmura arqueando sus cejas. El rubio la analiza y