Lucrecia.
Ignacio—. Hola bonita, espero tengas un buen día laboral. —golpeo las uñas en el celu pensando.
Lucrecia—. ¡Hola!. —no puedo seguir escribiendo donde de inmediato me sale el que esta escribiendo.
Ignacio—. Oh, gracias por responder.
Ignacio—. ¿Cómo estas?.
Lucrecia—. Todo bien gracias, ¿y tu?.
Ignacio—. Que bueno que estes bien, me alegra de verdad.
Ignacio—. Yo recién saliendo del trabajo, me tocó turno nocturno.
Lucrecia—. Uy, entonces te dejo descansar tranquilo.
Ignacio—. No por favor.
Ignacio—. ¿Tu trabajas los fines de semana?.
Lucrecia—. No, solo si quedó alguna cosa pendiente o de suma urgencia.
Lucrecia—. Te invito a salir en la noche.
Lucrecia—. ¿Quieres?.
Ignacio—. Obvio que si acepto.
Lucrecia—. Bien, nos vemos en KiKa a las nueve.
Ignacio—. Voy por ti.
Lucrecia—. No, voy en mi auto, gracias por ofrecerte.
Ignacio—. Gracias por aceptar salir, nos vemos preciosa.
Me quedo un buen rato en la cama pensando en si hice bien en decirle de salir, ya me tiene los ovarios por el piso de tantos mensajes que manda, que me dije anoche, si mañana manda mensaje le respondo y bueno, mandó mensaje.
En la tarde me pongo a limpiar el patio donde los perros de las nenas cagan por todos lados y mi hermana no sale ni loca a juntar ninguna de las porquerías que hacen, ya hemos discutido mucho sobre la caca de los perros pero le entra por un oído y le sale por el otro porque sabe que voy a salir a juntarlo donde no voy a dejar que el patio sea un asco.
—Ahí no mas Viole.
—Si tia. —anda en patin como una loca, y Mori juega con el nene de al lado que es pequeño, entonces estan con unos camiones arrastrándolos mientras le ponen tierra o palitos.
—Al fin te veo afuera. —no digo nada, sigo barriendo la vereda—. No sé que te hice para que no me digas ni hola.
—No me hiciste nada, solo ser un insistente insoportable que no entiende lo que es un no.
—Pero si aceptas salir conmigo vas a saber quien soy realmente.
—No gracias.
—¿Qué tengo de malo?.
—Lo insoportable que eres loco. —me paro derecha mirándolo con cara de asco porque es feo como él solo, pero no es porque es feo, sino que es un acosador—. Ya te dije que no mil veces, entiende que no voy a salir contigo ni aunque me lo vuelvas a preguntar un millón mas, la respuesta siempre va a ser no.
—¿Qué tengo que cambiar para que me aceptes? Porque hay algo que no te gusta de mi.
—Bueno, deberías volver a nacer básicamente. —vuelvo a barrer porque no quiero que crea que le doy mi atención—. No me gustas, me pareces feo, me caes pésimo, básicamente no te tolero y no quiero verte en la vida, solo esas cosas cambia.
—Se que lo dices por decir.
—No, lo digo de verdad. —veo a Marce cuando sale con cara de asesina en serie al verlo.
—¿Qué mierda haces aca? Ya te dije que te veía aca otra vez rompiendo las pelotas llamo a la policía.
—A ti no vengo a verte así que no te metas.
—Dame esa escoba Lucre porque se la parto en la cabeza.
—Si, toma, pero partela. —se aleja alzando las manos.
—Ya te dije que no me voy a rendir Lucrecia.
—Y yo te dije que si volvieras a nacer en otro ser como una rata tal vez te daría una caricia. —se va mirando a cada tanto hacia atras y miro a Marce negando—. Que tipo insoportable.
—Vas a tener que hacerle una denuncia Lucrecia, eso se va a salir de las manos.
—¿Le hago una denuncia y qué?, me lo sigo cruzando cuando vaya a comprar si no se va a mudar ni nosotras tampoco. —nos sentamos en la vereda a tomar unos mates asi vemos a las nenas jugar un poco y no estan encerradas todo el tiempo—. A la noche tengo una cita.
—¿Con quién?.
—Con el de la ultima vez.
—¿Me estas jodiendo?.
—Bueno, fue insistente.
—¿Mañana me vas a decir que ese también te convenció?.
—No hay comparación nena, que asco. —le devuelvo el mate inclinándome hacia adelante porque Viole se aleja mas de lo que le dejamos—. VIOLETA HASTA ALLÁ NO. —la miro negando donde me mira fijo—. Bueno, me dijo que aclaremos las cosas y bueno, decidí darle una oportunidad.
—Bueno, si vienes llorando de nuevo voy a escucharte sin problema.
—No fui llorando mentirosa.
—Cuando me contaste llorabas.
—Y bueno, pero fue porque volví a revivir todo no que fui llorando.
—Holaaaa. —Viole pasa delante de nosotras lo mas rapido que puede.
—Si te caes no llores.
—¡Ay, todos lloran con ella!, ¡ayyyy!. —me tira el pelo con fuerza y yo la pellizco.
—Aw bueno, volviendo a la charla, ¿Qué vas a ponerte?.
—Capas que un pantalón, lo invité a una cafetería.
—¿Van a merendar?.
—No, venden comida tambien. —corro los pies donde pasan como locas a los gritos mientras juegan—. ¿Mañana trabajas?.
—No, ¿por?. —me da el mate que lo recibo con ganas porque se me esta enfriando el culo donde estoy en el suelo.
—Porque me dije que iba a dar el paso con Ignacio.
—¿Estas segura?.
—No segura segura pero me gustaría envalentonarme para hacerlo.
—Bueno, yo en tu lugar por lo que recuerdo aprovecharía.
—¿Mami me das mate?.
—Si. —le da a Morita que toma mirándola—. Piénsalo, no te acobardes.
—Espero no pensarlo mucho.
—Bueno hija, vas a dejar seca la yerba.
—Si, muy seca.
—Ve a jugar, va que en un rato nos vamos a dentro que se esta poniendo muy frio.
—Si mami.
***
En ropa interior busco que ponerme para ir a la cita, cuando encuentro decido mirarme al espejo y cambio mi ropa interior porque si me animo y le digo que nos veamos tiene que ser algo de mujer adulta no de una nena, asi que me pongo mi mejor conjunto de encaje y me pongo crema por todo el cuerpo.
Ignacio—. Hola bonita, solo escribía para que no olvides nuestra cita.
Lucrecia—. Hola, tranquilo que ya me estoy preparando.
Ignacio—. Uff que bueno leer eso.
Ignacio—. De verdad puedo ir por ti.
Lucrecia—. No te hagas drama, nos vemos ahi.
Ignacio—. Bien, nos vemos, ya voy saliendo para allá.
Me cambio a las apuradas, me pongo perfume, mi carterita y salgo, hoy decido dejarme el pelo suelto y un aire salvaje donde me bañé y me peine, y así como quedó cuando peine asi lo dejo, al natural.
—Marce. —entro a la casa de mi hermana desde la cocina escuchando música.
—Aca tia. —voy al living viéndolas a las dos recién bañadas con sus batas, medias y mirando tele mientras toman una leche, que envidia me dan.
—Wou, al fin no tiene olor a culo.
—Ay tia, no digas esas cosas. —me inclino dándoles un beso a las dos que se rien.
—¿Ya te vas?.
—Si, vine a despedirme. —miro sus manos cuando me tiende una cajita de preservativos.
—Por las dudas.
—Bien. —la meto a la cartera negando—. Nos vemos.
—Espero la pases lindo y sácale jugo por las dos.
—Tonta.
Mas que nerviosa llego al cafe viéndolo en la vereda esperando, mira hacia todos lados como buscándome, por lo que veo vino casi parecido a la vez pasada, los hombres no tienen tantas opciones de ropa así que es normal.
*****
Ignacio.
Con las manos en los bolsillos delanteros del pantalón miro hacia todos lados esperando verla venir, espero no me deje clavado, lo entendería, pero quiero esta oportunidad para poder hablar bien, no digo ser novios ni pedirle matrimonio, pero al menos tener una compañera s****l fija y no seguir como vengo que ya no tiene sentido alguno.
—Hola. —viene caminando con la mano alzada.
—Hola. —me friego las manos sonriendo.
—¿Cómo estas?. —me da un beso en la mejilla y su perfume me invade de la manera mas animal, deseando cargarla en mi hombro y llevármela a una cueva como un primitivo.
—Bien gracias, —la miro entera señalándola con mi mano—. Estas hermosa.
—Gracias, aunque no siempre visto asi.
—Pues las veces que te he visto estas preciosa. —sonríe nerviosa mirando dentro del local—. Entremos, me tomé la atribución de reservar una mesa así estamos tranquilos.
—Buenísimo, ¿a dentro?.
—Si, hace demasiado frio para comer acá afuera. —abro la puerta así pasa primera y así puedo verle el culo que carga la desgraciada, viene Jorge enseguida—. Buenas noches, tenemos reserva.
—¿Nombre?. —le dije que no queria que me hable como si me conociera así que me escuchó.
—Ignacio y Lucrecia.
—Síganme. —nos guía a la ultima mesa en una esquina—. Ya viene quien los va a atender.
—Gracias muy amable. —me saco la campera sentándome—. No me saco el tapadito aun porque todavía tengo frio. —se friega las manos sonriendo—. Y bueno Ignacio, ¿Cómo has estado?.
—Bien gracias a Dios, un poco mal por lo de la otra vez y no sabia qué hacer. —la miro fijo a los ojos cosa que le cuesta mantener.
—¿Porqué mal?.
—Porque fui un idiota sin darme cuenta.
—Se notaba que lo hacías seguido.
—Bueno, no es asi...
—No quieras endulzarlo, eres un hombre soltero sin ataduras, haz de tu culo lo que te plazca. —asiento sin decir nada porque es lo que pienso—. No voy a negar que me supo muy mal porque no estoy acostumbrada a esas proposiciones.
—¿No?.
—No, para nada.
—No te creo. —me rio donde me toma el pelo.
—Pues así es la realidad, nadie me ha invitado a salir en mi vida, eres el primero. —medio que no me la creo para nada.
—Sigo sin creerlo porque eres preciosa.
—Gracias, y permiso voy al baño.
—Si, ve. —traen una picada de fiambre que le dije a Jorge que nos tenga preparada y unos jugos de naranja.
—Wou que rico. —quedo de piedra cuando se saca el saco y la cartera, tiene un jean super ajustado hasta el ombligo, tiene un body manga larga pero los hombros descubiertos, en los pechos es la única parte donde hay tela que cubre porque el pedazo que baja hasta meterse en su pantalón es transparente y por las costillas no hay tela dejando a la vista su piel—. Se ve re bueno todo.
—Si, riquísimo. —aunque tiene tela en los pechos tapándolos me doy cuenta por el escote de vértigo que no lleva corpiño, son sus pechos naturales, hermosos pechos naturales que me hacen desear saltar la mesa y metérmelos a la boca.
—Em Ignacio, tengo la cara aca arriba. —la miro sintiendo como me prendo fuego.
—Perdóname, yo... —me friego la cabeza negando—. Yo, perdóname es que no puedo evitarlo, me gustas Lucrecia, y toda entera... Eres preciosa la verdad.
—No te sigas disculpando porque era lo que necesitaba.
—¿Para qué?. —apoya los codos en la mesa inclinándose y la imito pero mis ojos van solos al escote.
—Esta vez yo lo voy a decir, ¿tu casa o la mía?.
—No estaría entendiendo.
—La otra vez creo que exageré un poco las cosas porque tenia otras cosas en mente, pero ahora las comprendo y acepto lo que me propones.
—Pero... —sonríe de lado mientras come una aceituna moviendo los labios de una forma que hace que ya sienta como que me vengo en mis pantalones—. Mi casa.
—Bien, nos vamos a tu casa después de la cena. —eso no me deja nada tranquilo, ahora voy a contar los segundos hasta irnos—. Y dime Ignacio, ¿Qué edad tienes?. —come sin estar enterada que dentro de mis pantalones tengo una pirámide de problemas dolorosos, y en mi mente otros problemas peores porque no dejo de imaginar cosas con ella—. ¿Puedes hablar?.
—Bueno, tus pechos en mi cara casi me estan sacando el aire. —los mira y luego a mi—. No quiero ser o al menos sonar como un pervertido.
—Pierde el cuidado, mira lo que quieras. —como que se endereza sacando pecho, miro a otro lado tapándome la boca—. Si te molesta me pongo el tapado.
—No, solo... Un segundo. —alzo un dedo y me tiro hacia atras en la silla viendo como se divierte de mi calentura—. Lo estas disfrutando.
—Buenos si, es loco ver como te pones.
—No es que siempre sea asi lo juro, de hecho nunca me había sentido de esta manera, —y es toda la verdad, nunca me sentí asi de desesperado.
—¿Ya estan listos para pedir?.
—Si, —se inclina un poco y el muchacho tambien le mira los pechos mordiéndose los labios—. Quiero un plato de zorrentinos a la boloñesa, tambien quiero un jugo grande de naranja, frutilla y kiwi.
—¿Si, usted?.
—Lo mismo que ella. —se sube un poco la remera pero es un acto innecesario ya que no sube nada porque es bien pechugona—. La verdad que no me esperaba que trabajaras para Enrique.
—Estamos en la misma porque no me esperaba que fueras su amigo, como son las cosas de la vida, es sorprendente la verdad, ¿tienes hijos?.
—No, no tengo, ¿tu?, si tuvimos esta charla no lo recuerdo.
—No tuvimos ninguna charla la verdad y no, no tengo hijos solo mis sobris.
—¿Son solo tu y tu hermana?.
—No, tengo un hermano mayor de unos cuarenta años, es del primer matrimonio de mi papá, luego Marce y yo.
—¿Tienes trato con tu hermano?.
—No mucho, fue por culpa de mi mamá si.
—¿Por?.
—Porque mi mamá se metió con mi papá cuando él estaba casado, hizo que se separaran y que después mi papá no lleve a mi hermano a la casa porque le molestaba y mi papá un cobarde por no hacer respetar a su hijo. —la miro raro por lo que dice—. Fue una gran madre pero hay que decir las cosas como son.
—¿Fue?.
—Si, murió cuando tenia quince, se hizo la manga gástrica y se pasaron de anestesia.
—Lo lamento.
—Bueno, aun duele pero ya entendí que hay un momento de nacer y uno de morir.
—Katy dice eso.
—¿Katy es tu hermana?. —nos hacemos hacia atras cuando nos traen la comida.
—No, mi hermana se llama Dalma, es cinco años menor que yo, Katy es una amiga, es hermana de Enrique.
—¿Y tus papás?.
—Tambien están muertos, murieron en un accidente.
—Oh Dios, que feo.
—Pero es igual que tu, ya lo superé.
—¿Y tienes sobrinos?.
—Si, son los hijos de mis amigos porque mi hermana no tiene hijos y es mi única hermana, la mayor de mis sobrinas tiene veintiuno y bueno, ahí siguen hasta el mas pequeño que tiene unos meses.
—Los sobrinos son hermosos. —come con una sonrisa que me hipnotiza donde es la sonrisa mas hermosa que eh visto—. Son hermosos porque los puedes devolver. —me da un ataque de risa y ella alza los hombros—. ¿No me vas a decir que es así?.
—Si, es así, cuando se ponen densos los devuelves con sus papás y eres libre de nuevo.
—¿Tienes un sobrino mas intenso que los otros? En mi caso la intensa es Violeta, la mas grande.
—¿Intensa cómo?.
—Bueno, me dice tia pero creo que debe pensar que soy la hermana, si Mori me abraza ella se enoja y quiere que la abrace a ella, o si le doy un beso a alguien quiere que le de dos.
—Uh, la que es así es Ki, la mayor, si su hermanita me abraza ella la pelea sin parar diciendo que soy de ella y que no me toquen.
—¿Tienes sobrinos varones?.
—Si, son... —comienzo a pensar—. Son ocho varones, y la mujer de Enrique esta embarazada de un varoncito así que van a ser nueve nenes y tres nenas, cuatro con la hija de Kiara.
—¿Ya es mamá?.
—Si, fue mamá muy jovencita mi wacha, pero si vieras lo bien que lo hace, estoy orgulloso de ella porque lo da todo por su bebita, ¿tus sobris tiene papá?.
—Bueno, obviamente si pero cuando Mori nació se fue de la casa. —la miro sin creer, toma jugo cuando termino de comer—. Mi hermana se levantó en la mañana y él se había ido como si nunca hubiera existido.
—No entiendo porque mierda tienen hijos si van a hacer eso.
—Yo tampoco entiendo a mi hermana. —me sorprende por como habla—. Cuando tuvo a Viole él dijo que no queria tener hijos y que no le interesaba hacerse cargo, y va y se embaraza de nuevo.
—Tal vez confió en él.
—No puedes confiar en una persona que aparece cuando la nena ya esta criada, apareció cuando Viole cumplió los tres y ahí se quedó embarazada de Mori, ¿de quién es la culpa?. —se friega las manos sin perder la sonrisa—. ¿Vamos?.
—Si, obvio.
—Yo p**o. —quedo a medias sacando la billetera del bolsillo trasero del pantalón—. Yo te invité, yo p**o.
—No puedo permitir eso Lucrecia, perdóname.
—Perdóname tu pero yo p**o, la próxima sé más rápido y me invitas tu. —va casi corriendo a pagar y no me gusta nada.
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