El mismo día Estambul Burcu Mi madre era una mujer inteligente y astuta, porque vivía repitiéndome “Hija no te asustes de la libertad que tienes de elegir, pues esa es la alternativa fácil, lo difícil es actuar con sensatez, ante todo aprende a confiar en tu corazón, ese nunca te traicionará”. En esa época no entendía sus palabras, pues apenas era una niña ingenua e inocente que no estaba consciente de la maldad que me rodeaba. Supongo que con el venir de los años pude contemplar mi cruda realidad, porque a las personas que llamaba mi familia, eran en verdad mis enemigos. Al final se arraigó el escepticismo ante las buenas intenciones y se instaló la desconfianza como una compañera fiel. No obstante, el momento que estaba viviendo me forzó a confiar en un extraño, pero no fue tan simple