El mismo día
Estambul
Emir
Mi madre ha dicho una gran verdad que no puedo restarle importancia, Burcu tiene una influencia poderosa sobre mi padre, es muy peligroso ese lazo que existe entre ellos de padre e hija, lo cual puede obstaculizar mis planes para ascender al trono, pero lo que queda es ser pragmático, el viejo debe ampliar su mente y dejarse de sentimentalismos por el bienestar del imperio otomano, más que todo por ahora esa es mi mejor arma, porque conociendo su ego no permitirá verse vulnerable ante su pueblo, igual tomemos medidas drásticas para neutralizar a la intrusa.
–Madre por ahora tendrás que encargarte de vigilar a Burcu, debes mantenerla alejada del viejo, invéntate cualquier pretexto, porque la idea es tener tiempo para convencer a mi padre que la mejor solución a las disputas es una alianza con los mongoles mediante el matrimonio de su querida hija. Por último, enciérrala en sus aposentos, unos días no le vendrán mal a la salvaje de mi hermana– explico con firmeza y me mira con escepticismo.
–Ten cuidado, Emir– advierte mi madre con su voz seria. –El juego que estás jugando es peligroso y las consecuencias pueden ser graves. No subestimes el poder de Burcu, sobre todo lo que me pides no es una tarea fácil. La insolente buscará la manera de escaparse de sus aposentos y nos traerá más problemas con tu padre. Te recomiendo no perder tiempo más y no aplazar más esa charla con nuestro sultán Murad– rebate con su voz envuelta en preocupación.
–Madre no lo estoy haciendo, sabes que no me gusta dejar las cosas al azar y mi plan ya está en marcha, incluso dentro de poco tengo una pequeña sorpresa para la familia, pero todo a su tiempo. Lo primero como lo has dicho es convencer al viejo de la idea del matrimonio de Burcu y después el camino al trono está garantizado, dentro de poco seré el nuevo sultán– menciono convencido y su mirada impasible me confunde.
–Hijo abre los ojos bien, porque a estas alturas tus planes deben conocerlos los espías de tus hermanos y estarán confabulando para sacar ventaja de tu propio juego, así es que no pierdas el objetivo y tengamos un plan alterno– aconseja y me deja con el rostro tensado.
Tal vez tenga razón mi madre, pero nunca bajo la guardia, además en tres días la fortuna estará a mi favor y no habrá nadie que lo impida, ni siquiera la intrusa de Burcu, más bien me ayudará sin buscarlo.
Burcu
Zeki no me dio una respuesta, pero me basto su silencio para entender el próximo movimiento de Emir, era evidente que había encontrado la oportunidad para deshacerse de mí casándome con un descendiente de los reyes mongoles, aunque comencé a barajar varias alternativas para escapar de esa unión forzada, más era como seguir dando vueltas en círculos sin hallar una salida. Sin embargo, la mirada confusa y pensativa de Zeki agravaba mis interrogantes, pues es un político y debía ser objetivo por el bienestar del imperio, igual seguía con mis cuestionamientos, ¿Tendría un plan? O ¿Se mantendría a raya? Más salí de mis dudas a los segundos, cuando escuché su voz ronca hacerse presente.
–Su alteza le seré sincero, esa alianza con los mongoles me preocupa, porque son unos barbaros e impredecibles capaces de traicionarnos, pero son teorías. Lo que sí son reales, son los conflictos con el imperio romano y con los persas, entonces siendo ellos buscaría un cese al fuego de una manera salomónica o una alianza ventajosa con el sultán Murad. Mi recomendación es charlar con el emperador Octavio, es un hombre diplomático y astuto. Podría ser una oportunidad para establecer una alianza estratégica que beneficie a nuestro imperio y nos brinde estabilidad en la región– explicó con firmeza y me dejo inquieta.
–Conociéndolo Zeki ya debió charlar su pequeña propuesta con mi padre o quizás los romanos también llegaron a la misma conclusión que los mongoles, yo soy la solución al conflicto. Todo indica que harán lo imposible por ganar el trofeo o ¿No? –rebatí con un tono de ironía y miré su rostro desencajado.
–¡Su alteza! Por favor no hable de esa manera, usted no es un trofeo, más bien debe mirar el panorama completo, porque tendrá muchas ventajas si accede al matrimonio, como tener el poder del imperio en sus manos si se lo propone. ¡Piénselo! –argumentó y solté una sonrisa burlona.
No eran alentadoras las palabras de Zeki, tampoco era cuestión de cegarme, sino ser realista porque el matrimonio sería visto como un contrato, allí no importaba mis sentimientos, ni mi opinión, entonces, ¿Cómo podría estar feliz siendo usada?
–Por favor Zeki, soy una mujer y mi palabra no vale nada, ante todo lo que ganaré si accedo a casarme con uno de esos hombres, es ser sometida, humillada y tratada como una más de sus esposas. No estoy dispuesta a ser una esclava de sus antojos y tampoco lo permitiré, no pienso concebir la idea de un matrimonio como si fuera un contrato, merezco más– dije teniendo mi rostro comprimido.
A todo esto, estuve como dos días buscando una maldita salida a mi problema, no halle la respuesta o mejor dicho tengo una alternativa que sigo considerando peligrosa, para colmo Emir retorno a Estambul complicando más la situación, igual no tenía ganas de verle la cara al imbécil de mi hermano y desaparecí del palacio para despejar mi mente dando un paseo por la aldea, pero no podía seguir aplazando nuestro encuentro, entonces acabo de cruzar los linderos del palacio más me detengo al contemplar la figura de Brajin en el jardín.
–Buenos días Burcu, pensé que no volverías hasta la noche para no soportar la presencia de Emir, pero sigues sorprendiéndome, regresaste para darle una cálida bienvenida a nuestro hermano como se merece. Aunque nos han ganado, escuché que recibió miles de insultos y abucheos del pueblo por su derrotada en Bolüm. ¿Qué hacemos para fastidiarlo? –replica con una sonrisa traviesa desfachatada y arqueo la ceja pensativa.
–Buenos días Brajin, creo que encontraste la respuesta para fastidiar a Emir, mejor cuéntamela y te doy mi opinión– respondo y miro la indecisión en sus ojos marrones.
–¡Felicítame! Porque vamos a fastidiar a Emir y también te ayudaré a evitar ese matrimonio con los mongoles– informa con su voz emocionada y me deja sorprendida. –No me mires de esa forma, sabes que tengo mis fuentes y me gusta saber que sucede en el imperio, pero te comento mi plan. La idea es que escapes a la medianoche del palacio hasta llegar a la costa del mar caspio dónde cruzarías en una embarcación que te llevará a territorio neutral, al Cairo, en Egipto. ¡Brillante! ¿No lo crees…? –relata dejándome inquieta, pero somos sorprendidos por la voz áspera de Ramsés y me giro para mirarlo.
–¡Sí! Es brillante el plan Brajin, claro si quieres matar a Burcu aprovechando su escape, porque seamos objetivos, una sultana no llegará muy lejos de los territorios del imperio otomano. La asesinarán por traición, también Emir podría ponerle precio a su cabeza, o lo más probable sería que se convierta en una esclava o una concubina de nuestros enemigos, pero si insisten puedo ayudarlos– interviene con su voz sarcástica y esa pose desafiante.
Es rara la actitud de Ramsés, por supuesto que no quiere ayudarnos, porque en otra ocasión no hubiera dudo en aprovechar la oportunidad para deshacerse de mí, la pregunta sigue siendo, ¿Qué quiere?
–No necesito de tu ayuda “hermano” para solucionar mis problemas, porque conociéndote quieres algo a cambio, como siempre en tu beneficio. La pregunta evidente es ¿Por qué tanta amabilidad? –replico con firmeza y camina a mi alrededor con su mirada impasible hasta se frena delante de mí con esa sonrisa estúpida en su rostro que me irrita, igual le clavo mis ojos desafiantes, esperando su respuesta.
Ramsés se cruza de brazos y se toma su tiempo antes de responder, disfrutando de mi inquietud.
–Burcu, siempre has sido tan astuta. Me sorprende que todavía no hayas descubierto mis motivos. Pero no te preocupes, no quiero nada a cambio de esta ayuda. Simplemente estoy aburrido. Estos últimos meses han sido demasiado tranquilos y estoy ansioso por un poco de acción y caos. Tu escape y el posterior caos que se desatará en el imperio serán suficientes para satisfacer mi sed de entretenimiento. Además, si puedo socavar a Emir en el proceso, es un beneficio adicional– menciona y me deja desconcertada.
Ramsés siempre ha sido manipulador y egoísta. ¿En realidad está dispuesto a ayudarme sin buscar algo a cambio? Aunque no puedo negar que su plan parece tentador, la posibilidad de escapar a una vida forzada y desafiante es una oportunidad que no puedo ignorar.
–Está bien, Ramsés. Si estás diciendo la verdad y realmente estás dispuesto a ayudarme sin condiciones, acepto tu ayuda. Pero quiero asegurarme de que este plan sea seguro y que no caiga en manos equivocadas. Necesitaré detalles y garantías de que llegaré al Cairo de manera segura y podré establecer una nueva vida allí– replico con mi voz inquieta y él sonríe satisfecho, saboreando su victoria momentánea.
–No te preocupes, Burcu. Tengo contactos en el Cairo que pueden asegurarse de que llegues sin problemas. Te proporcionaré los detalles y las instrucciones necesarias para tu escape. Todo lo que debes hacer es estar lista para partir mañana a la medianoche. ¡Ah! Y no olvides llevar contigo algo de valor que pueda ayudarte en tu nueva vida. Tendrás que confiar en mí y en mis conexiones– afirma con su rostro comprimido y me deja con una sensación extraña en el pecho.
Siendo sincera aceptar la ayuda de Ramsés puede ser peligroso, pero también podría ser mi única oportunidad de escapar de un matrimonio forzado y encontrar la libertad que anhelo, igual vuelvo fijar mis ojos sobre su figura para responderle mientras guardo mis dudas apretando mis puños.
–Está bien, Ramsés. Estoy lista para seguir tu plan y escapar mañana en la noche. Pero ten en cuenta que, si esto resulta ser una trampa o si intentas traicionarme de alguna manera, no descansaré hasta encontrarte y asegurarme de que pagues por tus acciones, más bien desataras mi furia y usare todos los recursos para ajustar cuentas contigo, ¡¿Lo entiendes?! – sentencio con mi voz envuelta en malestar y asoma una sonrisa malévola en su rostro mientras asiente con la cabeza.
–Las amenazas no me intimidan, Burcu. Pero no te preocupes, no tengo ningún interés en traicionarte en este momento. Solo asegúrate de cumplir tu parte del trato y escapar sin dejar rastro. El resto se desarrollará según lo planeado– indica y termina alejándose unos pasos en dirección a la entrada del palacio dejándome perturbada por su propuesta.
Sigo con esa opresión en el pecho estudiando los posibles escenarios, desde ser capturada o peor aun encontrar la muerte en medio del escape, todavía desconfiada de la ayuda de Ramsés, pero ¿Cuál es la otra alternativa que tengo?
–Burcu me sigues desconcertando por tu respuesta a Ramsés, porque siendo tú no hubiera aceptado su ayuda, además solo confirma que quiere desaparecerte, estorbas en sus planes y sabes que no miento. ¿Te escaparás del palacio? –presiona Brajin con su mirada envuelta en curiosidad y le doy una sonrisa afable todavía pensativa.
Un día después
Toda la noche revolviéndome en la cama ante las advertencias de Brajin, porque sería una ilusa si pensará que no existen segundas intenciones de Ramsés en ayudarme a escapar. Por favor conozco el crápula de hermano que tengo y apenas pueda me traicionará, entonces estuve buscando otra salida sin hallarla. No cambia que a medida que transcurrían las horas seguí con los preparativos de mi escape. Aunque para mí desconcierto mis aposentos estaban siendo vigilados por los sirvientes, como cuidando mis pasos, igual quien acaba de ingresar es Daya.
–Su alteza, traje lo que me pidió, pero sigo considerando que es arriesgado escapar del palacio. ¡Perdone mi sinceridad! –dice con su rostro apenado mientras me da sus ropas.
–Daya no sé a quién más podría acudir, no tengo a nadie más en quien confiar, además voy a cambiar un poco el plan de Ramsés, para comenzar vestiré como una esclava, también mi contacto será un oficial de confianza del comandante Zeki– respondo con sinceridad mientras observo la vista desde la ventana.
–¿Y qué tal si pidiera ayuda a alguien que no conocemos? Alguien que pueda ayudarla sin tener motivos ocultos o intereses personales en el asunto. Alguien que esté dispuesto a ayudarla simplemente porque es lo correcto– sugiere Daya y me giro buscando sus ojos.
–¿A quién te refieres?
–A los rebeldes. Hay un grupo de personas que se oponen a la opresión del sultán y que luchan por la libertad de nuestro pueblo. Si alguien puede ayudarla a escapar del palacio son ellos– explica Daya y me deja en jaque.
La idea de acudir a los rebeldes es arriesgada, pero también es la única opción que tengo para librarme de ese matrimonio.
–De acuerdo, tienes dos horas para contactarlos, después de ese tiempo seguiré con el plan de Ramsés por más peligroso que pueda parecer, pero todo es mejor que seguir en esta cárcel de oro– declaro con mi voz firme y miro sus ojos envueltos en preocupación.
Veamos quien sorprende a quién porque al final de cuentas este es un juego de poder donde los más astutos ganan y mis hermanos todavía siguen subestimando mi capacidad, no me creen una digna adversaria, pero les daré una buena lección para que entiendan que no soy una simple mujer, sino Burcu, la hija del sultán.