Capítulo 4: aunque la pantera se vista de seda, pantera se queda

3808 Words
Después de dos horas esperando. El servicio de entregas de drones arribo al balcón de mi departamento. Transportando una enorme caja de metálica. En el costado de esta, podía verse la marca de la línea de ropa que había comprado para la Lili. Sorprendiéndola. No por la ropa o, por la enorme caja. Si no por el par de descomunales robots dron que deposito la caja. Ya que sin ninguna razón o, motivo trato de atacarlos. Por surte la sujete de la cintura a tiempo. Evitando que lo hiciera. Gritando — ¡Alto! —. Orden que obedeció a regañadientes. Gruñéndole a las maquinas que se alejaron volando del lugar. Comprendí que tenía serios problemas con los robots. La solté algo sonrojado. Al darme cuenta que había actuado sin pensar, abrazando su cintura fuertemente. Pero cuando la solté, ella me abrazo contra su pecho. Levantándome a unos centímetros del suelo. Tratando de imitar mis acciones. Provocando que mi rostro se enrojeciera, cual tomate en hoya exprés. No aguantaba la vergüenza. Sin mencionar. Que me apretaba con tanta fuerza, al punto que sentía que me rompería los huesos — ¡Bájame, bájame! —dije sufriendo. De inmediato me soltó al escuchar los quejidos de mi vos. Y caí de espaldas al suelo adolorido. Sentía que ella era aún más fuerte que antes. Posiblemente porque el sedante había terminado su efecto. Ella me miro en el suelo asustada. Las mezclas de emociones humanas e, instintos animales. La convertían en una licuadora de sentimientos bastante complicada. A veces estaba enojada, en otras perecía feliz, y de vez en cuando se le veía asustada. Sin pensarlo mucho me cargo nuevamente. Levantándome esta vez entre sus brazos. Como un recién nacido. Acercándome nuevamente a su pecho. Solo que para evitar más situaciones incomodas. Rodé entre sus brazos. Cayendo al suelo en cuatro patas. Con la misma agilidad que la de un gato. La única diferencia era, que a los gatos no les dolían las rodillas después de caer en esa posición. Con dificultad me puse de pie nuevamente. Tambaleándome hasta la caja. Donde me sostuve por unos segundos. Ella trato de acercarse. Pero le grite que se quedara dentro. No me hubiera gustado para nada la idea de que saliera desnuda al balcón. Después de recuperar la compostura. Presione un botón en la caja. Causado que docenas de engranajes, y mecanismos. Comenzaran a funcionar en la carcasa metálica. Transformando en segundos la caja en un carrito de vestuario. Carro que empuje hasta el interior de la casa. Mientras ellas, observaba impresionada la caja, que ahora era el carro de prendas. Como era de esperarse. Dentro del carro se encontraba un manual. El cual explica detalladamente. Como debían ser usadas las prendas, las combinaciones adecuadas de acuerdo al color, y lo más importante. Enseñaba la manera correcta en la que se debía vestir a las Lili's, con cada una de las diferentes prendas. Como si se tratara de una muñeca a la que se le cambiaban los vestidos. No obstante, ahora había otro problema. Cuando compre toda la ropa, jamás paso por mi cabeza la idea. De que tendría que ser yo, la persona que se encargaría de ponérsela. Un sudor frío recorrió mi espalda al entender que mis problemas solo estaban comenzando. Y preocupado levante un enorme sujetador purpura entre mis manos. Intercalando miradas entre Lili, y la prenda. Para luego releer el manual con nerviosismo. Esperando encontrar la existencia de algún botón o, aditamento en la caja que hiciera el trabajo por mí. Lamentablemente parecía que todo el proceso era manual. Así que no podría escaparme de esto. Temeroso por lo que iba a hacer, me acerque a ella con el sujetador en la mano. Y de manera casi inmediata ella comenzó a alejarse gruñendo. Pensando seguramente, que lo que tenía entre las manos era un arma o, algo por el estilo. Supiere con fuerza e, intente tranquilizarla hablando en tono de suave. De manera que el ambiente se tornara un poco más tranquilo, y agradable. Pese a esto. Ella continúo alejándose de mí. En su rostro podía notar que dudaba. Tal vez meditando. Si era buena idea, dejar que me acercará lo suficientes con ese extraño objeto entre las manos. Complicándome aún más la difícil tarea de vestirla. Después de más de dos horas de perseguirla por el departamento, no pude más. Era demasiado rápida, y ágil como para alcanzarla. Sin mencionar que su misma genética, le confería una mayor resistencia que la de un humano normal. Motivo por el cual, jamás la alcanzaría. Cansado caí de rodillas al suelo. Con la prenda aun en las manos, y jadeando. Mientras ella preocupada al verme en el suelo, se acercó. En ese momento aproveche la oportunidad, al darme cuenta que ella había bajado la guardia. Arrojándome sobre de ella.  Intentando ponerle el sujetador. Cayendo ambos al suelo. Donde rodamos por algunos minutos en una intensa pelea. Por fin después de muchos intentos, había logrado ponérselo. Logro que me lleno de orgullo por algunos segundos. Justo hasta que ella se lo quito. Tirando a la basura todo el esfuerzo que había invertido en lograr tan difícil tarea. Suspire resignado. Bajando la mirada con molestia. Estaba demasiado agotado, y a punto de tirar la toalla. Pero justo en ese momento.  Ella se acercó a mí, con el sujetador en las manos. Para después entregármelo. Quizás porque noto mi expresión de desagrado al ver como se lo quitaba o, solo porque pensaba que era un juego divertido el que yo la persiguiera por toda la casa tratando de ponérselo. Fuera cual fuera la razón. Fue suficiente para pintarme una sonrisa en el rostro, y levantarme el ánimo. Dándome el valor, y la confianza necesaria para cambiar el enfoque de mi estrategia.  Esta vez solo indicándole con una seña, que se diera la media vuelta. Tardo un par de segundo en captar la idea. Pero cuando lo entendió, se dio la vuelta dándome la espalda. Me acerque a ella por detrás, colocando cada una de mis manos sobre el costado de cada de sus brazos. A continuación, puse algo de fuerza empujándolos. Buscando que ella los levantara ante el estímulo. Sin pensarlo levanto ambos brazos, siguiendo mi indicación física. Con la posición correcta, pase la prenda frente a ella. La coloque en su lugar, tirando con un poco de fuerza para levantar su busto, y pasando un par de tirantes tras de su cuello. Tirantes que asegure en la parte trasera del sostén. Donde le dio soporte, junto a otro par de tirantes laterales. Los cuales se sujetaron al contorno de su espalda. Uniéndose los cuatro con varios broches. Puede ver en su rostro algo de incomodidad al principio. Una sensación que iría disminuyendo conforme caminaba por el departamento, con la prenda puesta. Algo que me hizo sentir bastante tranquilo. Ya que esta vez no trato de quitárselo. El único inconveniente que quedaba ahora era ponerle el resto de la ropa. Incluido unas pantaletas purpuras que hacía juego con el sujetador que en ese momento estaba utilizando. Nervioso recogí la otra prenda de ropa interior asustado al no saber cómo terminaría esa situación. Se lo que ahora estas imaginando, y a diferencia que lo que podrían pensar. Esta tare fue un poco más fácil que con la prenda anterior, solo que más incómodo al colocarla entre sus piernas. Ahora que por fin ella estaba en ropa interior. Me sentía más tranquilo que antes, y menos incomodo que al verla completamente desnuda. Por lo que, de ahora en adelante, sería mucho más fácil colocarle cada uno de las prendas o, conjuntos. Al menos hasta que ella aprendiera a hacerlo sola. Lo cual tardaría un tiempo.  Tratando de finalizar mi tarea, le indique que levantara nuevamente los brazos. Para colocarle una camisa de tirantes anchos color amarillo, que cubriría la parte superior de su cuerpo. Mientras que la parte inferior, quedaría cubierta por un pantalón color crema. El cual contaba con un pequeño orificio en la parte trasera. El espacio suficiente para que su cola saliera, y no quedara atrapada dentro de la ropa. Como último detalle.  Usando unas tijeras, corte el flequillo de su cabello que cubría sus hermosos ojos color verde esmeralda. Lo cual le dio una imagen más estética a su rostro, ahora que era visible. Al final suspire agotado con la frente sudorosa. No era nada fácil vestir a una chica tan alta como esa. Sin olvidar que cuando había tratado de ponerle las prendas, ella se había movido incomoda intentando que no lo hiciera. Pero después de muchos intentos ella terminaría cediendo al escuchar mi voz pidiéndole que se quedara quieta. Ahora que lo pienso un poco me parece algo raro. Pero note que cada vez que me obedecía o, hacia algo que le pedía. Una expresión de duda se pintaba en su rostro. Era como si no estuviera muy segura de querer hacerlo o, como si simplemente no confiara aun en mí lo suficiente. En ese momento no pensaba mucho en ello. Más bien me encontraba admirando el resultado final de mi obra. Realmente le sentaba muy bien ese conjunto tan simple de dos piezas, junto con la ropa interior. Lo cual me hizo sentir un poco feliz. Por su parte ella se sentía incomoda, rodando en el suelo tratando de quitarse la ropa. No pude culparla, ni tampoco enojarme con ella. Porque creo que hasta ese momento. No era consciente de su propia desnudes. Y la ropa le parecía más bien un estorbo que algo de utilidad. Metafóricamente era lo mismo que tratar de vestir a un tigre. El jamás entenderá que está desnudo, y que es necesario el estar vestido igual que ella. —¡Hey! Tu… — dije tratando de tenerla. No quería que ensuciara su ropa nueva. Sin embargo, me di cuenta que faltaba algo mucho más importante que la ropa. Ella no tenía nombre ¡¿Cómo no me había dado cuenta antes?¡ Tomé el manual de la HAP entre mis manos! Abrí las primera cuatro páginas. Ubicación donde estaban algunos de las primeras reglas o, lineamientos que se debían tomar en cuenta al adquirir una Lili. Entre estos se encontraba uno muy importante además de informativo. El cual me decía que tenía el derecho bautizarla con el nombre que yo eligiera. Y después por medio del portal proporcionado por los tres bloques, podía tramitar un acta de registro con ese nombre para ella. Terminando de leer ese apartado bastante pensativo. Observando como ella seguía rodando por el suelo, y le pedí que se levantara. Quería ponerle un nombre, pero no sabía cuál. Y tampoco sabía, si el nombre que eligiera iba a gustarle. Por lo que quise hacerla consciente de lo que estaba pasado, y que se relacionara de algún modo con ese tema. Ella se levantó del suelo, se acercó a mí, y de la nada me abrazo por un rato. Extrañamente estaba algo cariñosa. Quizás porque hacia un rato había saciado su hambre, y quería agradecérmelo ¿o acaso se trataba de algo más? Me pregunte dudoso. Embriagado por el olor de su cuello. Hasta el punto de quedarme hipnotizado por su aroma corporal. Cuando reaccione. Me separé de ella abruptamente, al no entender que había sucedido. Y asustado retrocedí un par de pasos. Ella me miro confusa. Tampoco entendía porque había reaccionado de ese modo o, si lo que ha había hecho estaba mal. Por lo que, bajo la mirada con tristeza, alejándose a un rincón. Aun no sé el porqué de mis reaccione en ese entonces. Pero al verla alejarse. Un impulso incontrolable tomo el control de mi cuerpo, y corrí tras de ella para abrazarla. Diciendo —Lo siento, perdón fue mi error. No hiciste nada malo—. Ella desvió la mirada hacia mí con una expresión de sorpresa. Observando mis brazos sujetando su cuerpo. Y de la nada nuestras miradas se cruzaron por uno segundos. Ninguno dijo nada o hiso algo. Solo nos quedamos en silencio, observando los ojos del otro. Mirando atentamente nuestros reflejos, a través de los espejos del alma de cada uno. Fundiendo nuestros pensamientos. En una vorágine de emociones que inundaron nuestros cuerpos con un color reconfortante. Lentamente pude escuchar como mis latidos se aceleraban a niveles arrítmicos, conforme pasaban los segundos. Resonando en un eco de boses sordas. Buscando la nota perfecta que complementara su percusión. De pronto pude escuchar claramente un latido. Completamente diferente al mío. Pero que se aceleraba casi a la misma intensidad, acoplándose al mismo ritmo. Trague saliva petrificado. Viendo aquellos ojos color esmeralda. Comprendiendo que el segundo corazón, estaba más cerca de lo que pensaba. al igual que ella. Pero ninguno de los dos se atrevía a desviar la mirada. Como si un miedo de separar nuestros reflejos en los iris del otro, no nos lo permitiría. Era una sensación de duda tan rara, que nuestras miradas parecían haberse quedado congelado en el tiempo. Mientras la eternidad pasaba a nuestro alrededor. Era una sensación que jamás había sentido en mi vida. Una sensación parecida a una descarga eléctrica, la cual en ese momento recorría todo mi cuerpo. Paralizándome de la cabeza hasta los pies. Un momento mágico que fue interrumpido por una llamada telefónica en el televisor holográfico. El cual se activó frente a nosotros. Provocando que se perdiera aquel momento mágico, y nos reincorporáramos a la realidad. Alejándonos el uno del otro, con los rostros sonrojados. E inmediatamente tratamos de ocultarnos de las miradas, como un par de ladrones que no querían ser descubiertos. De la nada escuche la voz de mi Ethan, diciendo —Will, tengo excelentes noticias—. Asustado mire la pantalla que se había encendido automáticamente sin que yo hubiera aceptado la llama. Había olvidado por completo que, al dejar la pantalla en modo ordenador las video llamas se abrían automáticamente sin ningún aviso. No fue sino hasta que recordé esto, que me di cuenta que todo lo que acabado con nuestro mágico momento. Era mi culpa.   Ahora era demasiado tarde para arreglarlo. Solo me quedaba contestar con cortesía e, intentar manejar las cosas mejor que pudiera. Respondiendo —Hola, ¿Qué sucede? —. El contesto —Te conseguí trabajo. No fue nada fácil, pero es seguro ¿a que no te imaginas lo que es? —. Baje la mirada —Ha, enserio. Pensé que dijiste que no me darías más trabajó por un tiempo. Al menos hasta que se calmaran las aguas—. Se sorprendió ante mi reacción — ¿Qué sucede? Pensé que estarías feliz. Que quizás querías entretenerte con algo de trabajo. Después de lo sucedido con el fiasco del robo ¡¿Acaso era verdad cuando dijiste que te tomarías un descanso?!—. Me rasque la cabeza sin mucho ánimo —Sí. decidí tomarte la palabra, y tomarme unas vacaciones del trabajo por unos meses—. Pause inseguro y agregue —O quizás un par de años— Los ojos del hombre se abrieron como platos — ¿Dijiste años? ¡Acaso te sientes bien! ¡¿Quiere llevarme a la ruina?! Si es por lo del robo, puedo arreglarlo inmediatamente. Perder bastante dinero. Pero prefiero eso que perder a mi mejor traductor— su reacción ante mis palabras, me puso tenso. Mientras mis ojos se posaban en la Lili. Quien estaba en un rincón asustado por la imagen en la pantalla. Trate de no parecer sospechoso —No, no se trata de eso. El robo es lo que menos me importa ahora. Solo quiero tomarme un tiempo, sabes…—. Dudoso por mi cambio de actitud trato de sacarme la verdad — ¿Qué fue lo que sucedió? No suena como algo que tu dirías o, si suena como algo que tu dirías. Pero suena tan perfecto que no puedo crearlo—. Parecía que le preocupaba mucho mi cambio de actitud ante la idea de un descanso. Suspire intentando pensar una forma de explicarle lo sucedido durante las últimas horas. Pero justo en ese momento ella se acercó a mí. Temerosa por la imagen holográfica que emitía luces, y sonidos. Como si se tratara de un fantasma o, la imagen de un espectro. De inmediato Ethan, se exalto — ¡¿Qué es eso?! —. Al estuchar el abrupto tono en su vos, ella enfureció tratando de atacar la imagen de proyección. Pero la sujeté de la cintura, y le detuve. Diciendo al oído —Tranquila, todo está bien. Solo es un amigo—. El hombre de inmediato entendió lo que estaba sucediendo e, impresionado grito— ¡No puede ser! — . Baje la mirada —Sí me atrapaste. Compré una Lili. Ya lo dije ¿estás contento? —. El me miro estupefacto —No, bueno más bien estoy sorprendido ¿Cuándo sucedió esto? —. A lo que respondí —Anoche, ahora puedes búrlate si quieres a hacerlo—. Suspiré —Al final no pude vivir tanto tiempo con mi propia soledad. Fui contra todos mis principios. Justo lo que querías que hiciera desde hacía mucho—. En Ethan, una actitud tristeza se hizo presente —Will, jamás me reiría o, burlaría de ti—.El brillo regreso a sus ojos —Y más ahora que diste un gran paso. Más que nada estoy orgulloso. Ya que acabas de adquirir la responsabilidad de cuidar de otro ser además de ti. Que puedo decir más que felicitarte por aceptar el desafió más grande que podrás tener en tu vida—. No supe que decir ante esas palabras—Gracias, creo...—. El hombre sonrió para terminar la conversación —Si necesitabas tiempo para ella, solo debías decirlo. Y no tratar de ocultarlo como si fuera algo malo. Cuando necesites algún trabajó, o quieras hablar de algo contácteme—. Asentí con la cabeza —Gracias, así lo haré. Y si puedes, me gustaría mantener esto en secreto por un tiempo. Al menos hasta que ella comprenda un poco mejor las cosas—. Agregó — lo sé, comprendo tus preocupaciones— colgó la llamada. La pantalla holográfica se oscureció. Regresando a modo ordenado. Tranquilizándola un poco. Al parecer lo que la asustaba era la proyección de la imagen de otra persona. Quizás porque no entendía el complicado concepto que intervenía en ello. Y ante sus ojos parecía que se trataba de la aparición un espectro u, algún ente sobrenatural. Algo bastante fácil de deducir, al verla tratando de encontrar la imagen que se había esfumado ante nuestras propias narices. Sonreí un poco. Recordando que, durante mi niñez, más de una vez me encontré en situaciones tan parecidas. Abrumado por la tecnología que me rodeaba. Espere un rato antes de acercarme a ella, tocando su hombro. De inmediato ella desvió la mirada gruñendo al contacto. Como reflejo natural de su cuerpo ante el peligro. Yo trate de no parecer asustado. Pero con solo ver sus incisivos afiliados. Provocó que un escalofrió recorría lo largo de mi espalda, petrificándome.  Por suerte ella reacción a tiempo. Y se dio cuenta, que solo me había acercado solamente para socializar. Lo cual hizo que bajara su guardia. Debo admitir que, si no fuera porque tenía esa apariencia tan humana, y ese razonamiento que le permitía aprender. Hubiera pensado que realmente su comportamiento era el de un animal. —Tranquila nadie va a hacerte daño— dije denotando su anterior reacción. Acariciando un poco su hombro. Ella me miró fijamente e, intento comprender porque la tocaba de esa manera. Luego acerco su rostro al mío, intentando lamer mi mejilla. Deje que lo hiciera. No porque me gustara, no mal interpreten. Digamos que lo permitía porque de alguna manera eso la tranquilizaba bastante, y no por otra razón. Aunque parezca que a mí me gustaba. Saben que olvídenlo. Es mas no sé ni siquiera porque lo mencione. Es una simple tontería o, esa era la mentira que me dije en ese entonces. Tratando de ocultar los latidos acelerados de mi corazón. Después de un rato. Decidí a terminar con la incógnita del nombre. Tomando un libro algo viejo, y empolvado de la repisa de un librero en mi habitación. Se trataba de un viejo atlas del viejo mundo, que mi padre me había regalado en mi décimo cumpleaños. El cual en su propias palabras, había estado en la familia por bastante tiempo. En su interior, aparecía el mapa completo de lo que alguna vez había sido planeta tierra. Mucho antes de que ocurriera el fenómeno, que provoco el aumento en la radiación de los rayos UV que entraban en la atmosfera del planeta. Rápidamente revisando sus hojas. Encontré el mapa completo que se extendía en tres hojas. Y le indiqué que tocara un punto. No sé si ella lo entendió. Pero sin pensarlo mucho clavo una de sus garras en una parte del mapa. Dejando una marca. La cual inspeccione. La marca había sido hecha en el continente africano. Por lo que de inmediato encendí nuevamente el ordenado. E inicie una búsqueda de nombres africanos, acorde a su elección. Ella me observo acercándose intrigada, al ver mi manejo tan rápido del ordenador. Quería entender lo que estaba haciendo. Por mi parte buscaba nombres alfabéticamente. Hasta que, por un error de dedo, di clic en un nombre bastante peculiar. El cual leí en vos alta dudosamente por su significado —Alika. Significa la más bella...—  Con solo escuchar esas palabras. Ain ninguna razón coherente, ella abrazo mi espalda con fuerza. Y sin querer, use ese nombre para referirme a ella —Alika detente—. Al escuchar nuevamente ese nombre, me abrazan con mucha más fuerza que antes. Era claro el nombre le agradaba. Pero si lo menciona nuevamente, seguro me rompería las espaldas —Está bien, lo comprendo, lo comprendo. Si ese nombre te gustas. Entonces Alika será. Ahora suéltame que no puedo respirar—. La chica pantera obedeció. Terminando así el abrazo mortal que cortaba mi aliento y parte de mi circulación. —Creo que ha llegado el momento de poner ciertas reglas Alika—. Sonreía de manera casi natural cada vez que mencionaba su nombre. Proseguí como un profesor universitario tratando de dar a catedra a un niño de kínder —Regla numero 1: usaras ropa en todo momento. Regla numero 2: nada de ponerse salvaje de nuevo, y regla número 3. Aunque no sé porque lo digo, ya que prácticamente no entiende mis palabras. Bien la regla 3 es solo...— lo pensé un segundo —solo trata de adaptarte. Pese a que sea bastante confuso, la mayoría de las cosas. Pero prometo que te ayudare para que no parezca tan abrumador—. Alika me lanzo una mirada confusa ante las complicadas reglas. Suspiré cuando me di cuenta que lo que había dicho no había servido de nada. Luego alce ambos brazos indicándole que me abrazara. Algo que hiso como un reflejo natural. Lo que me permitió decirlo más de cerca al oído lo siguientes —olvidad las tonterías que dije antes. Solo cuidare de ti... y nos limitaremos a no meternos en problemas—. Lamió mi mejilla con ternura. Limpiando un poco mis rostros. Haciéndome cosquillas —Espera, no hagas es eso. Me haces cosquillas—. Reí durante unos segundos. Tratando de actuar de manera optimista. Recordando las palabras de Ethan, sobre que ellas tomaban sus propias decisiones. 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD