Capítulo 3: Garras y colmillos

3422 Words
Estaba completamente petrificado por el miedo, al no entender lo que sucedía. Sólo podía observar como la bestia, me lanzaba un estrepitoso ataque con sus garras tratando de lacerar mi rostro. Fue precisamente en ese momento cuando la adrenalina comenzó a bombear en los conductos de mi corazón. Potenciando las capacidades de mi frágil cuerpo humano, al igual que la percepción de mis sentidos. Y justo cuando estaba a punto de rasguñar mi rostro. Tuve el impulso suficiente para mover mi cuello hacia la izquierda esquivando el ataque. Ella enfureció, arremetiendo de nuevo contra mí persona. Pero esta vez, usando todas mis fuerzas. Me impulse con las manos, para arrastrarme a toda velocidad gateando lejos de ella. Como un ratón acorralado por una serpiente. Sin pensarlo dos veces, salto tras de mi intentando evitar mi escape. Rodé en el suelo esquivándola, y esta impacto contra el sofá. El cual se hizo añicos con el fuerte golpe. Mientras esta lo atravesaba, dando vueltas en el suelo al caer. Deteniéndose solo hasta estrellarse con una mesa que también quedó destruida. Me levanté lo más rápido que pude. Tenía que huir a como diera lugar. Pero ella estaba demasiado cerca de la puerta. Así que corrí hacia mi habitación, y ella me persiguió. Parecía que me estaba cazando para luego devorarme como se veía en los antiguos documentales de la naturaleza. Por suerte tenía la ventaja estratégica de mi lado. Al conocer el ambiente que nos rodeaba mejor que ella, se me hizo más fácil llegar hasta mi habitación. Cerrando la puerta tras de mí. Atrincherándome con todo lo que pude encontrar para bloquear la entrada. E impedir su acceso. Al terminar, jadié de cansancio con la frente sudorosa del esfuerzo. Desde un principio sabía que comprar una Lili no era una buena idea. Pero ni en mis más locas pesadillas jamás imagine que algo así pudiera suceder ¡Ella no era una chica, era un monstruo! Grite, mientras trataba de recuperar el aliento. De la nada y sin ningún habido, la puerta fue derribada. Mandando a volar mis pertenencias junto con mi esfuerzo para evitar que ella entrara. Trague saliva temerosa, al ver en el marco de la puerta. Una tétrica sombra con silueta femenina que se aproximaba lentamente a mí. Enmarcada por la poca luz que entraba por una ventana. Jadeando como un animal. Destruyendo todo lo que se metiera en su camino hasta llegar hacia mí. En ese momento, cuando se colocó en el centro de la habitación. La luz de la luna cubrió su cuerpo desnudo por completo. Era como un manto celestial. Que me permitió verla al fin con mis propios ojos.   Ella era de pelaje oscura como la noche. El cual se extendía desde un par de orejas que saltaban a la vista sobre su cabeza, bajando por su cuerpo hasta su cola, y terminaba en sus pies. Tenía un rostro felino en el que se denotaba algo ira, en parte escondida por una larga cabellera de color café que cubría parte de su espalda además de sus ojos. Los cuales permanecían ocultos pese a la luz blanca. Luz que enmarcaba su hermosa figura. Levemente robusta, pero a la vez delgada. Contaba con un poco de musculatura atlética, además de un busto era algo pronunciado, y su altura rondaba 179 cm. Al verla de esa manera. Por alguna razón me sonroje como tomate algo avergonzado. Olvidando que ella seguía acercándose más a mí para hacerme daño. Y cuando estuvo lo suficientemente cerca. Pude percatarme que tenía el hombro lastimado, además de docenas de laceraciones, y rasguños sobre su cuerpo. Lo cual me preocupo ¿Qué tonto, no les parece? En ese momento debía preocuparme por mi propia vida que por la de mi atacante. Solo que, al verla así. Sentí que debía ayudarla. Llámenme loco o, s*****a. Pero camine hacia ella, sin pensar en mi propio bienestar. Provocando que esta gruñera al verme acercarme sin ningún temor. De inmediato trato de rasguñarme dando un golpe. Pero me agache, me impulse con mis piernas y el tecle con todas mis fuerzas en el vientre. Logrando que esta perdiera el equilibrio. Cayendo de espaldas al suelo conmigo encima de ella. Esta vez los papeles se habían invertido. El cazador se había vuelto la presa. Encolerizada por esto. Trato de morderme. Pero le di una fuerte bofetada en el rostro que seguramente le acomodo las ideas en el cerebro. Porque después de eso se quedó estupefacta. Como si no lograr comprender que había sucedido. Es mas no supo cómo reaccionar ante esto. Solo se quedó congelada mientras yo le decía enojado —Ya cálmate—. sujetando sus brazos. La luz que se filtraba débilmente por la venta nos cubrió a ambos. Lo suficiente para que nuestras miradas se cruzaran. En ese instante poder ver claramente, uno grandes ojos de color esmeraldas. Tras una mirada de impresión que duro un par de minutos. Tiempo suficiente para revisar sus heridas. Me di cuenta, de que no tenían nada grave más allá de simples rasguños o moretones. Aun así, era necesitaría tratar sus heridas.  Por lo que me levante de su estómago, sacudiéndome el polvo. Camine hacia el baño de donde tome un botiquín de primeros auxilios que guardaba en caso de emergencia. Esperando que, al salir del baño, ella no se moviera de ese lugar, y me hiciera más fáciles las cosas.   Ella se reincorporo casi de inmediato después de que me aleje. Levantándose del suelo con algo de dificultad. Aun su cuerpo no procesaba completamente todo el sedante. Y le costaba un poco mantenerse de pie o, usar completamente toda su fuerza. Pero esto ella no lo sabía. Ella solo sabía que la había derribado, y la había golpeado en la cara. En resumen, le había ganado. Cosas que no le gustaba ni en lo más mínimo. Ya que sus instintos primitivos, no le permitían creer que existiera alguien que más fuerte que ella. Era como si sintiera la necesidad de despedazarme con sus manos por la osadía que había cometido. Salí del baño con botiquín en mano. Cuando de la nada, ella se abalanzo sobre de mí. Pero por como un reflejo natural. Esta vez me defendía, usando la caja del botiquín. Acertándole un fuerte golpe en la cabeza. Golpe que la desarmo completamente, derribándola en el suelo. Donde comenzó tallarse la cabeza por el dolor. Instantáneamente me asusté, creí que se me había pasado un poquito la mano. Así que la ayudé a levantarse, y la recosté sobre mi cama para tratar sus heridas. A mordidas, y rasguños trato de que la soltara. Solo que en su estado actual no podía evitar que la depositara sobre la cama para tratarla. Una tarea bastante difícil tomando en cuenta la diferencia de tamaños. Sujete su brazo para aplicarle algo del analgésico en el hombro. Ella me gruño nuevamente mostrándome los colmillos. Hasta que la medicina hizo contacto con su piel, y sintió como el brazo se le dormía. Por lo que alejo su brazo de mí para lamerse la herida. Lo cual no le permití sujetando su brazo de nuevo intentando colocarle el vendaje. Sin pensarlo ella reacciono de mala manera mordiendo mi brazo para que la soltara, pero no lo hice. La mordida me lastimaba solo un poco, así que solo sirvió como un incentivo para vendar su hombro un poco más rápido de lo que había planeado. Para luego soltarla, y que esta hiciera lo mismo con mi brazo inmediatamente. De mi brazo comenzó a brotar un poco de sangre. Ahora tendría que tratar mi herida después de que terminara de curar las suyas. Inverosímil ella observaba el vendaje en su hombro. El cual por cierto sentía mejor que antes, sin saber siquiera él por qué. Pero era inteligente, e intuyo en pocos segundos que yo había sido la razón. Poco a poco se daría cuenta que no quería hacerle daño. Sino que trataba de ayudarla. Lo cual la hizo sentirse mal al ver la herida en mi brazo. Que ella misma había hecho. Provocando que lo sujetara nuevamente. Me asuste de inmediato –¡Espera ¿Qué vas a hacer?!— sin dar ninguna explicación o previo aviso lamió mi herida con un rostro que parecía denotar preocupación.   Me sonroje. Era una sensación bastante extraña, pero a la vez reconfortante el sentir como su lengua acariciando mi piel. Limpiando la herida a su manera. Luego tratando de imitar lo que había hecho. Colocándome un paquete de vendas en el brazo. Esperando que todo se arreglara. El único inconveniente era que el paquete no estaba abierto. Sonreí un poco, ante esa situación bastante cómica. Sabía que trataba de ayudar y eso. Pero me parecía tierno que no supiera que hacer con las vendas. —Espera un segundo— dije quitándole el paquete de las manos. Lo abrí y saqué de este la venda. Con la cual vende mi herida, usando una gasa además de un poco de alcohol. Mostrándole, así como hacer un buen vendaje. Ella clavo su mirada en mi brazo, conforme acomodaba la venda hasta apretarla correctamente. Y cuando termine, lo sujeto de nuevo. Esta vez lo hizo para ver con más detenimiento el vendaje que evitaba que mi sangre siguiera escurriendo. Era sorprendente o, eso era lo que para ella parecía. No podía entender nada de lo que había hecho o, porque funcionaba. Pero para ella era increíble. Si podía hacer eso, debía ser especial pensó mirándome. Y luego señalo un rasguño que tenía en el brazo. —un...—Francamente no se necesitaron palabras para que entendiera eso. Tomé una bandita del botiquín con la que cubrí el rasguño, e hice lo mismo con nueve rasguños más que tenía sobre su piel. Pensaran que es extraño. Pero cuando vi las marcas. Por mi cabeza paso la idea de que eran rasguños de balas. Aunque después de meditarlo, descarte la idea. Quizás porque me parecía muy loco para ser real. Cuando termine de tratar sus heridas. Me percate de que ella había caído en los brazos de Morfeo. No la culpo. Cuando revise la hora, era la una de la mañana. Salí de la habitación bostezando para también dormir un rato. Acurrucándome con una manta, en los restos de lo que alguna vez había sido mi sofá. Pero justa antes de dormir. Mire la cámara de contención que aún se encontraba en el centro de la sala, y me levante de para revisarla. Al parecer en su interior había algunos objetos bastante interesantes, como un manual. El cual abrí, dejando caer un folleto de publicidad con la leyenda "¿problemas?". Recogí el folleto de interesado en su contenido. Ese folleto contaba con un número de emergencia por si tenía problemas con mi Lili. Ofreciendo un servicio de intercambio si no estaba contento con lo que había recibido o, si se presentaban ciertas irregularidades. Levante la cabeza dando un largo vistazo a mi departamento casi destruido. Lo cual no debía ser algo normal que sucedía cuando se adquiría una Lili. A continuación, me acercar a la pantalla del televisor con folleto en mano, para hacer la llamada. Pero justo antes de oprimir el primero botón. En mi mente paso la idea de lo que podría ocurrirle a ella si no era normal.   Que le harían haría la compañía HAP ¿acaso la eliminarían o, la diseccionarían? Me pregunté temeroso. Hasta que vi la venda en mi brazo. Y en ese momento recordé la sensación placentera que había sentido en el instante en el que ella lamió mi herida. Eso fue suficiente para hacerme romper el folleto e irme a dormir. Había deseado una mujer que fuera real, y que podía ser más real que ella. Me dije a mi mismo. Acurrucándome en el suelo, sobre los cojines de lo que quedaba del sofá. ¿Quizás habíamos tenido un mal inicio? Fue la última pregunta que me hice antes de quedarme dormido. Pensando que mañana las cosas podrían ser mejores. Después del incidente junto con todo lo sucedido. Pase una buena noche de sueño. Sin ningún inconveniente. Pese a que tenía una Lili salvaje, durmiendo en la otra habitación. No hubo problemas o, eso creí. No fue sino hasta la mañana siguiente, a la hora que desperté. Cuando me di cuenta que algo estaba mal. Probablemente pensé eso, porque las almohadas frente a mi rostro se sentían más cálidas, cómodas y blandas a, como lo recordaba. Motivo suficiente para apretarlas un poco. Con los ojos serrados, aun algo adormilado. Intentado revisar, si no se les había salido el relleno durante la noche. Al palpar una de la almohada con mi mano. Fui recibido por la sensación de una textura completamente diferente. Incluso parecía que no eran de tela, si no otro material más liso, y suaves como la seda. Era como dormir en una nube. Poco a poco abrí los ojos con curiosidad. Observando frente a mí, pelaje de color oscuro. Consternado ante la imagen poco familiar.  Levantando la mirada, solo para descubrí que me encontraba recostado sobre el pecho de la Lili ¡De inmediato salte como un gato asustado! Alejándome de ella avergonzado. – ¡¿Qué demonios?! – fue la única cosa que pude decir. Al ver como ella se acomodaba mejor, entre cubierta con la manta. Trague saliva, con el corazón casi en la garganta por el susto ¿En qué momento ella se había recostado junto a mí? Me pregunte dudosos. Buscando recordar, como ella había terminado ahí. En ese momento tuve una idea. Rápidamente encendí el televisor holográfico. Recordaba que este se encontraba conectado a una red de tres cámaras de vigilancia colocadas en mi departamento. Instaladas como un sistema de seguridad. Inmediatamente revise las grabaciones. De pronto, retrocediendo las imágenes. Mire la grabación, de lo que había sucedido a las tres de la mañana. En ese momento dormía plácidamente. Ella se levantó de la cama percatándose de que estaba sola. Por lo que salió de la habitación a la sala. Al verme en el suelo. Me miro unos minutos, con contemplación. Como estaba dormido. Lo único que hizo fue meterse bajo la manta junto a mí y lamer mi mejilla. Abrazándome. Para quedarse dormida, al sentir el reconfortante calor que generaba mi cuerpo.   Me sonroje de inmediato. Mi mente lógica no sabía cómo explicar eso. Cuando nos conocimos quería matarme, y luego hizo esto ¡¿Qué debía esperar después?! Desvié la mirada hacia ella. Quien en ese momento seguía dormida. Solo que ahora se veía diferente a la noche anterior. Incluso un poco menos aterradora, y más tiernas. Quién diría que la luz del sol artificial le favorecía bastantes. E imaginar que anoche huía de ella. Reí tontamente. No quería darle muchas vueltas al asunto. Por lo que revises minuciosamente, el manual que había encontrado la noche anterior. Junto con otros objetos, como un pequeño dron escanear esférico, y un recetario nutriológico. Le di una hojeada rápida al manual. Donde se me indicaban ciertos puntos que debía atender. Tales, como su alimentación, su educación, y su vestimenta. También explicaba las conductas psicológicas, y el carácter que estas podrían presentar. Concluyendo, en una sección en el que se especifica los canales de compra de productos, y medicamentos. En caso de que se presentará una situación en la que ella pudiera enfermarse o, algo por el estilo. Cerré el libro casi a punto de dormir. Digamos que el manual era informativo, pero era demasiado aburrido como para mantener mucho rato la atención en él. Pensé que incluso una versión con desplegables. Hubiera captado mejor mi atención, que toda la teoría aburrida del libro. Aburrido hasta casi dormirme. Baje el libro. Dirigiéndome a la cocina. Con ella aun dormida. Era el momento adecuado de preparar el desayuno para ambos. Colocando un par de filetes en el horno automático. Como era lógico para una carnívora. El recetario nutriológico incluía muchas recetas de carne. Por lo que decide comenzar con algo sencillo. Programando el horno. Para que prepara filetes a la parrilla. —Espero que le guste, y no trate de devorarme—. Como una alarma. Al sentir el aroma de la carne cocinándose dentro del horno. Ella despertó con un largo bostezó. Levantándose del suelo. Dejando caer la manta que cubría su cuerpo desnudo. Quedando completamente al descubierto. Tal y como había sido concedida. Luego guiada por su nariz. Siguió el aroma de la carne hacía la cocina. Donde me encontraba sirviendo los filetes en un par de platos. Hasta que sentí que era observado. Lo que me obligo girar la mirada 90 grados hacia el marco de la puerta de la cocina. Viéndola de pie, a menos de dos metros de distancia.   Cuando la vi. Me di cuenta ¡Que estaba completamente desnuda frente mí! Lo que llevo a que mis mejillas se enrojecieron como un reflejo natural. Mientras un sentimiento de vergüenza me invadía. Impulsándome a desviar la mirada ¡¿Qué me estaba sucediendo?!, ¡¿Por qué me sentía tan incómodo al verla a ella desnuda frente a mí?! Era la primera vez en la vida en la que experimentaba algo parecido. Jamás en el pasado me había encontrado en una situación igual a esta. Y no entendía el porqué de esto. Conforme ella se acercaba a mí. Babeando por la carne. Mientras yo trataba de no voltear la mirada, para evitar babear por las suyas. Acaso era atracción. Me dije, tratando de voltear. Pero no lo hice. En cambio, ella se inclinó un poco. Me abrazo por detrás, apretó su busto fuertemente contra mi espalda. Buscando arrebatarme los filetes que estaba en los platos. Que sostenía con mano temblorosas. Una situación muy pero muy incómoda para mí. —¿Que estás haciendo? — pregunte sintiendo como un calor invadía mi cuerpo. Mientras sus pechos aplastaban mi espalda con suma suavidad. Ella acerco su rostro al mío para actuar como una gatita con hambrienta. Acariciando su mejilla contra la mía. Además de lamerla un poco. Rogando por alimento. Una sensación extraña, y a la vez placentera. Lo que me indico, que era mejor ceder. Entregándole uno de platos, antes de que las cosas se pusieran peor de lo que estaban. Cuando ella tuvo uno de los pedazos de carne en su posesión. Se alejo de mí. Para comerlo con las manos en un rincón como un animal. Casi atragantándose o, eso fue lo que al menos escuche durante un momento. Por la vergüenza aun no me atrevía a voltear. En este punto. Era más que evidente, que tenía un problema bastante grande. Tratando de no llamar mucho su atención. Camine hacia el libro. Lo abrí en el índice, buscando el apartado de vestimenta. Necesitaba conseguir cuanto antes, algo de ropa para ella. Por lo que leí a gran velocidad. Y supe lo que tenía que hacer. De inmediato tome el pequeño dron esfera que se encontraba sobre una pequeña mesa. Luego lo encendí con sumo cuidado. Y cuando se activó. Este floto en el aire, buscando formas de vida. Al verlo, ella trato de atacarlo. Pero le arroje el otro filete para distraerla. Algo que funciono. Logrando que se quedara quieta por un rato. Mientras el robot escaneaba su cuerpo. Haciendo una tabla de datos, junto con una imagen virtual de ella. Segundos después tome al dron en el aire. Dirigiéndome al frente al televisor holográfico.  En donde conecte el dron, por medio de un cable. Al sistema de proyección de la pantalla. Luego usando el modo de ordenador. Entre al portal de la HAP. Exactamente al apartado de una empresa de textiles. Dedicada a la fabricación de ropa, hecha a la medida para las Lili´s. A continuación, cargue los datos que había tomado el dron a la página. Generando en automático una lista de conjuntos predeterminado por una computadora. Los cuales favorecerían los atributos naturales de la Lili. Considerando su color de piel, y las dimensiones de su cuerpo. Además del tipo de genética que tenía como felina. Como no quería la tediosa tarea de seleccionar conjunto por conjunto. Compre un guardarropa completo. Tal como lo ofrecía una opción para nuevos compradores. Finalizada mi compra. Un contador apareció en la pantalla. Indicando que mi pedido llegaría dentro de dos horas. Era demasiado tiempo, pero al menos ella ya no andaría desnuda por la casa todo el día. De la nada ella volvió a abrasarme. Esta vez estaba satisfecha, por lo que sintió algo de sueño. Bostezando sobre mi espalda. Suspire tratando de mantener la calma – ¿no planeas dejar que descanse ni por un segundo? Verdad. —Lamió mi oreja un poco, olisqueándome. Y dije –lo supuse—.
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