Capitulo 4

2034 Words
Mire por la ventana del avión, no se veía más que nubes, pájaros que surcaban las nubes como si estuvieran jugando, seguramente lo estarían haciendo, en ocasiones me gustaría ser tan libre como los pájaros, solo deben levantarse y ya pueden ir a donde quieran, no es como nosotros que están atados a las demás personas, si, hay pájaros que viajan juntos pero no me refiero a eso, ellos no necesitan ayuda de cosas, solo son ellos y su familia, a los que quieren, me daban envidia, podían irse y no tenían que dar explicaciones, no debían a la fama, de la cual no me quejo, soy yo la que he elegido este mundo, todo lo que pase con eso es cosa mía, mi decisión, no culpo a nadie por ello, solo a mi, yo decidí cada cosa que salió mal en mi vida y no era como los pájaros que podía coger y salir volando, yo debía quedarme, no podía esconderme o salir volando, podía cambiar de nombre e incluso dejar el mundo, cambiar de aspecto pero siempre me sentiria atada a un pasado, a un tormento que no es nada divertido. Quiero ser un pájaro. Cerré mis ojos acomodandome en el asiento. Odio los aviones. No porque se muevan mucho cuando hay turbulencias, son el transporte más seguro y rápido del mundo, no era ese mi problema con los aviones, sino que odiaba las cosas que te daba los otros trasportes, si ibas en coche podías ir a tu ritmo, como tu querías, poniendo la velocidad y el ritmo tu, en tren podías andar, todo lo que quisieras, el autobús era  uno de los peores pero al menos tenías vistas, los barcos, si eran de crucero, eran lo mejor del mundo tenían todo en un espacio reducido, tu mundo sobre el mar, me gustaban pero lo de pasarme cinco días para llegar de un lado a otro, no me gustaba. Soy una experta en el tema de los trasportes, mi madre nunca estaba en la misma ciudad por más de diez días por lo que si la quería verla me tenía que poner en marcha, perdía tiempo pero merecía la pena, no ganaba en salud pero era mi madre, la necesitaba y en ocasiones las llamadas no son suficiente, nunca fui estable en clases, sigo sin entender como pase algún curso, porque faltaba mucho, hubo un curso que solo recuerdo haber ido dos meses. —Catrina—me dijo Cassie a mi lado, que me apuntaba con la cámara de su móvil. Puse una cara graciosa para que ella me grabara o me sacara una foto, lo que quisiera. Por mucho que estuviera mal, la gente que nos seguía ni mis propias amigas tenían que pagar mi mal estar, debían ser libres y felices por lo que hacerme la triste, llorar y todo eso me iba poder ayudar a aliviar una presión pero a nada más, debía estar serena y feliz para no caerme, este ultimo vez no me había caído tanto como esperaba, pensaba que con los mil envíos de Michael me iba destruir pero me he mantenido a flote, pero ahora sentía que me estaba relajando y estaba cayendo en picado.  Hoy no estoy tan bien como estaba ayer, necesito asimilar, necesito asumir que me arrepiento de mil decisiones en mi vida pero las cosas no van a cambiar por mucho que lo desee, las maquinas en el tiempo no existen, las maquinas del tiempo no pueden ayudarme, si cambio algo del pasado cambia el futuro, es el efecto mariposa, si pongo una cosa donde no estaba puedo desencadenar que me quede sin brazo o que muera. Las cosas no van bien, no solo porque estoy cansada de huir sino porque ahora no temo solo a una persona sino que temo al amor, Michael me hizo temer en el amor. —No la subas todavía—le dijo Claudia metiendo la cabeza por el medio de nuestros asientos. —¿Como que no?—le pregunte sorprendida, —No quiero que sepan cuando llegamos, necesito darme una ducha—comento. Me reí, no porque me hiciera gracia sino porque las cosas eran demasiado complicas y creo que iba llorar, por lo que mejor reír. El viaje a barcelona desde los ángeles era complicado, lo primero que no había vuelos directos, todo normal, podemos llevar eso, teníamos que volar cuatro horas a Atlanta para ahí coger uno que si iba a barcelona, creo que todos los internacionales salían y llegaban ahí porque no es la primera vez que me pasa. —Nadia sabe que hemos salido—comentó Cassie. Mire a Claudia. —¿Y si nos geolocalizan?—pregunto. Las tres la miramos impresionadas. —O espera, ¿Y si alguien del avión dice dónde estamos?—preguntó. La mire. —En el avión no hay casi nadie y son todos viejos que no nos conocen—dijo Catherine. Muy ofensivo de su parte. —No ofendas a la gente trabajadora—le regaño Claudia a Catherine que rodo los ojos. Claudia no solo era indecisa, también era muy miedosa y desconfiada no creo que fuera tanto por su personalidad de libra o su casa de hogwarts sino porque estuvimos en peligro, yo temía por mi vida, vivía con el miedo de que Michael apareciera en cualquier esquina y me hiciera algo a mi o a mis amigas, ellas vivían conmigo, pasaban todos los días conmigo por lo que parte de mi miedo, parte de la ansiedad a las que estuvimos expuestas, les tenía que afectar y cada una lo sacaba a su forma. —Tiene prohibido entrar en el país—comentó Cassie. La mire sorprendida. —¿Que?—le pregunte sorprendida. Que yo supiera, Michael no tenía la entrada prohibida en ningún lugar, mi casa y la de mis amigas pero  esos no son lugares que cuenten, no porque no sean importantes, lo son, son los mejores lugares, de mis favoritos pero no es eso a lo que me refiero, lo máximo que le van ha hacer si entra a esos lugares es pegarle una paliza, no va salir más castigado que eso pero si tiene la entrada prohibida a un sitio con más influencia, por así decirlo, lo más suave es mi abuelo con un bastón, que el señor no es violento. —He hablado con un amigo, para que le ponga en la lista de más buscados de la unión europea—aviso Cassie. La mire impresionada. —Puedes ir a la cárcel—le dije No se cuantos delitos había podido cometer al hacer eso, no es solo que se hubiera metido en una pagina protegida sino que había hecho que otra persona lo hiciera, metiendo a una persona sin delitos aparentes en un lugar donde los 27 países europeos le iban a dar caza, bueno 26 y reino unido pero esa no era la cosa, solo era un matiz, la cosa era que miles de personas irán en su contra, a ver y no es que me importe, soy la primera que le quiero muerto o en una cárcel de máxima seguridad dond eun preso n***o le de todas las noches una paliza, dijo n***o porque el odiaba a los negros y por lo menos así se divierte más gente aparte de él. Y es que tampoco quiero que le violen, no, no es una experiencia que le de dese a nadie pero que le golpeen como el hacía conmigo no es algo que me importara, —No me importa—dejo claro Cassie . La mire. Estaba demasiado impresionada, no comprendía como le podía importar tan poco el acabar en la cárcel por un delito que pudo no cometer, ella podía no haber hecho nada, sabía que Michael sabía donde estaba, era consciente de ello pero la ciudad era demasiado grande, no nos teníamos que encontrar, en los ángeles no lo hicimos pero quien sabía a donde le podía llevar su locura. Cerré mis ojos. No quería pensar en ello, mi madre me decía que las personas estábamos formados de puñados de las personas que nos marcaban en la vida, como si fuéramos puzzles que hacían poco a poco, cada día creciendo y evolucionando. Yo no tenía nada de esa persona, ni el miedo era de él. Tenía la determinación y dedicación de mi madre, la fortaleza de mi padre, la vanidad de mi abuela, aprendí con Claudia que por muy oscuras que se vieran las cosas siempre había algo bonito, podía ser la tontería más pequeña, un pastel, eso podía ser lo que hiciera nuestro día mas feliz o que un extraño nos sonriera, eran cosas demasiado sencillas, Cassie me dio las ganas de vivir, y no es tan sencillo como parece, me enseño que en la vida siempre hay algo por lo que merece la pena esperar, que morir cuando todo se complica no sirve de nada, quizás sea algo pequeño como el regreso de one direction pero hay que esperar sino solo debo ver que en 2021 han vuelto big time rush, si hubiera muerto no lo habría visto y no podría ir a su concierto, debía esperar, debía tomarme el tiempo de esperar a que esa cosa llegara, o quizás eran muchas cosas, quien sabe. Catherine quizás me enseño la mejor cosa del mundo, me enseño a ver la belleza interior de las cosas, ella pasa mucho tiempo leyendo y siempre me recordaba que por mucho que las cosas parecieran feas, oscuras y tristes, las cosas podían ser o estar mejor de lo que esperábamos, desde las personas que parecían lo que no eran a seres que personas que eran lo que parecían o personas que ocultaban lo que eran, ello lo decía con portadas, la gente en su mayoría odiaba a portadas con gente en ellas pero tras ellos se podía esconder el mejor libro de tu vida por lo que no podías decir no  a nada. Era como un poema que escuche, narraba la historia de siempre y nunca, dos personas totalmente diferentes, siempre era positivo y soñador, no se rendía y siempre buscaba nuevas aventuras pero nunca no hacía nada de lo que no estuviera cien por cien segura, un día se juntaron y siempre le dijo que quería ir al sol, nunca le dijo que era imposible. Siempre lo intento, nunca no supo si llego porque no se volvieron a ver, nunca se quedo echando raíces y siempre volo. Tenemos que ser como siempre, como Catherine, por dificil e imposible que parezca la cosa debemos agarrar y hacerlo, luchar por nosotros y por nuestros sueños, porque si no lo hacemos nosotros nadie vendrá ha hacerlo por nosotros, es como el que se besa la mano que ve una hora espejo pero sigue tumbado en el sofá o los españoles que comen las uvas bajo la mesa para tener pareja pero se cierran al amor. Pero lo que tengo claro es que Michael no me dio nada, ni una sola pieza, el intento destruir mi puzle pero no voy a dejar que lo consiga, no va a destruirme, yo puedo con esta batalla, soy como Mulan, una guerrera, una mujer que nació para ser heroína, solo que no voy a luchar contra un ejercito que viene a matar a mi país, eso no va conmigo. —Compañeros abróchense los cinturones, estamos a puntos de aterrizar en españa, ¿Quien se viene a comer paella?—comento el piloto por el altavoz. Todos los pasajeros reímos, tras doce horas sentados con el culo aplastado, el humor venía bien, las azafatas nos hicieron callar, aburridas. Hubo un silencio. —Pasajeros del vuelo 7346, les comunicamos que estamos apunto de aterrizar en Barcelona—dijo el piloto de una forma menos divertida y más serie y profesional—Nada que no nos dejan divertirnos—añadió antes de apagar el micrófono. Más gente como esta en nuestra vida. Las indicaciones de aterrizaje comenzaros a sonar, no hice caso, de tantos viajes que hice me lo sabía de menoría por lo que me dedique a sentarme bien y mirar por la ventana. Aquí, ahora si que comenzaba niestra aventura.
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