Capitulo 5

2257 Words
Mi ansiedad por decepcionar a la gente era mucho mayor al miedo que sufría por Michael, me había humillado, hecho sentir una mierda, me había hecho sentir mal, como si no valiera la pena, me hizo avergonzarme de lo que era, de como me vestía, de mis sueños, me hizo creer que no valía, me hizo dejar de creer en mis sueños, me hizo sentir mal por mis sueños, es algo de lo que me avergüenzo, de dejar que alguien me hiciera daño, de que me trataran como si no valiera pero ya era famosa, ya tenia un nombre, había hecho que mis amigas dejaran muchas cosas por mi, que dejaran sus familias, algunas hasta sus sueños individuales, les hice dejar todo por mi, que mierda de persona sería si me escondo por una persona que solo me quiso destruir, quería verme destruida, perdida, sin esperanzas, era como cuando alguien le tenía envidiaba al nerd del colegio, les insultaban para ellos sentirse mejor, queriendo destruirlos y que dejarán todo.  Aclaremos que no es una cosa que he asumido ahora, sino que ha sido un proceso, estuve con Michael cuando tenía quince años y por raro que suene duramos un año, todo fue demasiado rápido, la gente no se cree que una relación puede ser mala cuando llevas muy poco tiempo pero el tiempo no era necesario para que una relación te matase poco a poco. Rompimos tras que me dejara en el hospital, yo era menor, el mayor de edad, mis padres se metieron, solo hacia cinco meses desde que nos dejaron vivir juntos, y ver les hizo saltar todas las alarmas, le hicieron alegarse de mi y a mi me ingresaron en un centro psiquiátrico por seis meses, no tuve acceso a  internet, a nada que me hiciera daño, estuve unas dos semanas atada a una cama, creo que era mejor la cárcel a un psiquiátrico, aunque en el primero no había estado os aseguro que era una maldita tortura el estar sin poder hacer nada, el no tener nada, ni pasta de dientes porque creían que podíamos hacernos daño con cualquier cosa, estaba en crisis nerviosa creo que si no me lavara la enfermera me hubiera bebido el jabón. No me gusta esa etapa tan oscura de mi vida, es horrible, triste y mala, la odio con todo mi ser, no me gusta lo que pase pero no puedo evitarlo, no ahora, y si soy idiota, en ocasiones me gustaría estar en una isla desierta sin peligro pero eso le haría ganar, ya gano mucho, no me iba seguir ganando, era yo la que tenía el control de esta situación, solo yo. Bajamos del avión y cogimos las maletas, era primera hora de la mañana, eso debido al cambio horario, que nos hizo perder como un día, cosa que no se si me gusta o no. En el aeropuerto no hubo nadie esperandonos, no odiamos a nuestros seguidores, les amamos mucho pero era como decía Claudia acabábamos de venir de un viaje bastante largo, estábamos sudando, olíamos a perro muerto y creo que tenía telarañas hasta en el pelo, necesitaba una ducha enorme, quemar la ropa que llevaba y estar dos meses durmiendo. Al salir del aeropuerto, cogimos un taxi que nos llevo a la zona en la que estaba nuestra casa, era un barrio de esos de elite donde no cualquiera podía entrar, una zona protegida y alejada, nos dejo en la entrada porque por mucho que la seguridad viera que es un taxi, mis amigas les avisaron del peligro que corría y no iba dejar que nadie entrara sin nuestro permiso, bueno o el de los demás propietarios. Arrastramos nuestras maletas por la zona residencial con bastante tranquilidad, el suelo estaba bien puesto por lo que no había problemas de que las ruedas se engancharan con el suelo o se rompieran, cosa que no sería la primera vez que me pasa. —La casa es rosa, por lo que debería ser fácil de encontrar—comento Cassie. Nos habíamos comprado una casa  de estilo antiguo, rosa, tenía hasta su propia torre, contratamos a gente que nos pusiera la cansa a punto, hicimos una enorme reforma, para que mentir, en la planta baja hicimos una biblioteca, un despacho donde pondríamos todo el material de oficina y nuestras cuatro mesas para que fuera nuestra zona de trabajo, también pusimos una despensa, una enorme cocina porque no se vosotros pero para nosotras tener una enorme cocina era importante para nuestras experimentos culinarios, pusimos un comedor precioso y un gran salón, todo abierto, para que se pudiera ver todo bien, no olvidemos que pusimos un baño, a ver seremos tontas pero no vamos a subir al primer piso cada vez que queremos mear. En la segunda planta, solo teníamos cuatro habitaciones, todas con su baño privado y vestidor, teníamos suficiente espacio, para que cada una se desarrollada su talento en tranquilidad, cosa bonita. Pero la casa tenía torreones, dos, uno más pequeño que el otro pero eran como un tercer piso espacioso, en uno pusimos nuestro nuevo estudio de grabación que tenía baño propio, para que mentir, meabamos mucho, y en el otro torreón teníamos una mini sala de cine, que era la cosa más importantes de nuestro mundo, amábamos las series y las películas, y verlas comodas era lo mejor del mundo. Teníamos garaje para dos coches que accedía directamente a la cocina, en el jardín tenía una piscina, y una casa de la piscina, que reformamos, abrimos todo directamente para hacer una gran zona de estar al aire libre, sabemos que el tiempo no es como en los ángeles y que si llueve en invierno pero aun así adecuamos la zona para verano ya que suele hacer mucho calor por esta zona, creo que anteriormente llegaron a los cuarenta grados por eso pusimos un baño, pequeño pero ideal para lo que se necesita de un baño, también había una pequeña cocina con barbacoa para que la casa no oliera mal, ya sabéis cosas de pijos americanos. La casa era nuestra por lo que podíamos hacer lo que quisiéramos con ella, siempre respetando unas normas del ayuntamiento, quien solo sabe poner quejas, todo sea dicho. —¿Y no se te a ocurrido apuntar el numero?—le pregunto Claudia. La miramos sorprendida, había sido algo borde cosa que no se esperaba de ella, para que mentir. —Huelo a perro muerto—se quejo. Reímos. —Si lo he apuntado pero me he dejado el papel en el taxi—dijo Cassie. La miramos. —Cassie—le echo la bronca Catherine. Cassie nos miro. —Ya estoy demasiado decepcionada conmigo misma, así que no me fastidiéis, quiero meterme en la cama y llorar por mi error, no seáis duras—se quejo. Bese su mejilla para que estuviera tranquila, eso nos hubiera pasado a cualquiera de nosotras por lo que no había nada de lo que preocuparse, no al menos de momento, luego vendrían las consecuencias pero teníamos que enfrentar los problemas de uno en uno sino nos íbamos a alterar demasiado. —Vamos a seguir—les dije para comenzar a caminar poniéndome la primera. La casa iba ser de las más alejadas del recinto pero de las más vigiladas por lo que solo debíamos caminar, además que una casa rosa, debía destacar. Caminamos un rato más y la encontramos, ahí estaba, decorada con una valla eléctrica y muchas plantas, arboles y flores. —No veis que fácil—comente. Las tres me miraron, —Que alguien abra la puerta—suplico Claudia apoyándose en la valla. Una alarma salto a nuestros moviles y un molesto ruido comenzó a sonar, del susto Claudia se callo al suelo, Cassie sin mucha dificultad paro el sonido. La mire impresionada. —He puesto el mejor sistema de seguridad del mercado, además que todo los paquetes pasaran por rayos equis—comento Cassie. —¿Has comprado una maquina de rayos equis?—le pregunte sorprendida. Me miro. —He comprado muchas cosas para nuestra seguridad, aparte que nada nos llegara a casa, sino a un apartado de correos—comentó. Negué. No me molestaba todas las precauciones que estábamos tomando, me gustaban, me sentía mucho mejor pero el dolor y la vergüenza de que otras personas tuvieran que llevar mi peso o que les pudiera molestar era lo que peor llevaba, mucho peor que otras cosas, quizás me costaba lidiar más con eso que con los animales muertos. —No te preocupes, haríamos todo por ti—me dijo Claudia. Mi amiga agarro mi mano con fuerza y la mire. —Entremos—dije sin dudarlo. Una niña de unos diez años se acerco a nosotras y nos miro, tenía unos preciosos ojos verdes y un moño mal hecho adornaba su pelo castaño, era delgada y bastante alta para su edad, lo dice una persona que dejo de crecer a los trece,  con algo más de metro sesenta, no mucho más. —Hola—nos saludo la niña y la miramos. —Hola—le salude con bastantes dudas. —Ariadna, no las molestes—le grito un chico que venía corriendo detrás de la niña. Mire al chico, era un chico bastante guapo, por no decir que si fuera queso untaba pan en él, tenía el pelo castaño revuelto, como si se acabara de despertar, iba en chándal y era bastante alto, metro ochenta o así, y eso de lejos por lo que llegaría a los casi dos metros. Se acerco a nosotras y mis amigas y yo hicimos contacto visual, buen recibimiento españa, un punto para vosotros. Cuando estuvo cerca pude ver que tenía los ojos marrones y que era menos alto de lo que parecía, metro setenta y siete o por ahí, por decir un numero pero no soy experta en saber la altura de la gente solo mirándolas. —Soy Ariadna—se presento la niña, di mi atención a la niña porque quedarme mirando al chico quedaba algo raro. —Yo soy Cassie—se presento mi amiga. —Lo se, se quien sois—comento la niña y la miramos. —¿Quieres una foto?—le pregunte. La niña nos miro, estuvo unos segundos analizando la situación. —No—nos dijo. Me quede impresionada. —Me gustaría un autógrafo, no quiero que la gente sepa donde vivías, os molestarían—dijo. Mire a mis amigas sorprendida. —Cariño te damos lo que quieras—le dijo Catherine. La niña saco una revista en la que fuimos portada, Cassie fue la primera en cogerla para firmarla. —Mi nombre es Ariadna, A de alemania, ere de rumania, i de italia, a de alemania, de de dinamarca, n de noruega y a de alemania—dijo la niña. La miramos. —La gente lo escribe sin de—explico el chico. —Él es mi hermano Jordi—nos conto la niña. Asentimos. Cassie paso la revista a Claudia. —Es fotógrafo—nos contó la niña. La mire. —Es un trabajo precioso—dije. Me gustaban las artes y creo que quien arriesga su vida para luchar por sus sueños, es precioso. —Desempleado—le dijo Jordi a su hermana. Le mire sin entender. —Acaba de terminar la carrera y no encuentra trabajo—comentó Ariadna,. —Monta tu propio estudio, no tiene que ser un lugar físico al principio, en ocasiones sacar fotos por la calle es lo mejor—dijo Catherine que agarro la revista cuando Claudia terminó. —La presencia en redes es importante—comentó Claudia—La gente siempre quiere gente con experiencia pero no dan la oportunidad de que los jóvenes tengan experiencia, si vas con una carta de presentación, todo será mejor—comento. —Puedes pedir a extraños en la calle para hacerles fotos, subes a una cuenta y tienes más repercusión porque la gente ya te conoce—comento Cassie. El chico nos miro. —No me lo había planteado así, creo que seguire los consejos—dijo el chico con amabilidad. Agarre la revista cuando Catherine termino. Cassie había escrito: Es un placer conocer a niñas tan bellas y buenas como tu, no cambies Claudia escribió; Llegar a un nuevo país siempre es duro, pero ser recibido con gente como tu es lo mejor, un beso. Catherine por su lado fue más sencilla: Para la niña de ojos verdes que nos hizo mejor la llegada. Claro, ahora yo, que soy de letras tengo que mejorar eso. Mire a la niña. Sonreí y me apoye en mi maleta para escribir mejor. Puse: Los comienzos y finales son duros, las llegas y las despedidas no son mi mejor deseo pero conocer gente es lo que más amo, mi quería Ariadna me has hecho que quiera conocer este hermoso país, gracias. Firme y le di la revista. No somos unas chicas que solo firmemos, nos gusta dar las gracias en casa firma que damos, cada una tiene que ser especial y única, es lo que yo quería si conociera a alguno de mis ídolos, y doy lo que yo quiero recibir. —Gracias—dijo la niña emocionada—¿Os puedo abrazar?—pregunto. —Si no te importa el mal olor—le dijo Claudia. La niña sin dudarlo salto a abrazarnos muy emocionada. Y son cosas como estás las que me hacen querer seguir en este mundo, me arriesgo mucho pero creo que merece la pena.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD