Capitulo 9

2279 Words
Narrado Jordi Al ver que las cuatro chicas entraban, me acerque a Albert. —Acaban de entrar unas chicas que son famosas—le dije. Albert me miro. Miro el bar buscado a esas chicas pero estaba claro que no sabía quienes eran, creo que no muchos de nosotros sabríamos quienes eran, no eran el típico de personas que seguíamos, yo buscaba más inspiración de fotos y creo que Albert no tenía mucho tiempo para pararse  a mirar las r************* . —No veo a nadie famoso—me confeso. Reí. —No creo que sea el tipico de gente que sigas—le dije. Mi amigo me miro. —A ver, yo por la calle no sigo a nadie—me dijo. Le mire negando. Albert podía ser el jefe del restaurante, el delegado del año o lo que desearas pero no se va tomar las cosas del todo enserio, ya que mi amigo cree que la vida sin humor, no es vida, se toma las cosas enserio pero si es necesario, no se preocupa en exceso, para que hacerlo si no era necesario, nada había que alterar si todo podía controlarse. —Son las cuatro chicas que están leyendo el menú—le deje claro. Albert las miro. Acto seguido una chica joven se acerco a ellas para tomarse una foto con ellas, lo hicieron, como si no hubiera problemas,  mi amigo me miro. —Son conocidas para las niñas—me dijo. —Mi hermana las sigue, solen en revistas, lo demás ni idea—le deje claro. Otra niña se acerco a las chicas, pero esta no estaba en el bar sino que las vio desde fuera y entro, se saco la foto y se fue, mire a Albert quien se coloco bien la camisa. Me miro. —Sean el tipo de famosos que sean, nos pueden dar fama—me dejo claro. Le mire bastante sorprendida, no estaba sorprendido porque dijera eso, las cosas funcionan así, viene una persona con unos ciertos seguidores y si le gusta o no, lo va decir, eso hará que la gente venga más personas al bar, o bueno puede que una mala critica lo complique todo, es así de sencillo, una mala imagen puede complicarnos todo. —Son personas normales antes que nada—le avise. Mi amigo me miro con muchas dudas, no es que hubiera estado mucho tiempo con ellas pero el poco que había estado había podido comprobar que por mucha fama que tuvieran eran personas de carne y hueso, sentían como nosotros y eran como nosotros por mucho que en sus cuentas bancarías tuvieran bastantes ceros más que nosotros. Albert negó ignorando mi comentario, quizás soy demasiado nuevo en esas cosas pero no creo que tratarlas de forma diferente a los demás ayude al negocio, ellas hablarían de como ellas fueron tratas y al ver que los demás no son así tratados, tendríamos consecuencias. —Acompáñame—me ordeno. Mi amigo camino hacía las chicas mientras que que seguía en silencio. —Bienvenidas a nuestro bar ¿Les puedo ayudar en algo?—preguntó Albert Las cuatro miraron a mi amigo y después a mi. —Una mesa—dijo una de ellas, en español, era todo lo que no me esperaba que fueran unas americanas, hacían el esfuerzo de hablar nuestro idioma, me imaginaba a los americanos como unos gruñones que te obligaban a entender su idioma. Estaba sorprendido en muchos sentidos, eran educadas y bastante guapas, aún no sabía quien era quien pero no era algo que pensara tardar en averiguar. —Síganme—les dijo Albert para llevarles a una mesa algo apartada—Creo que así tendrán intimidad—comento. Las cuatro chicas le miraron. —Es usted muy amable, pero la gente no nos molesta—comento una de ellas. La mire, era la que más amable fue con mi hermana, creo que sus ojos eran algo que no se podía olvidar, eran intensos pero no por el color, ese era claro, sino que se veían llenos de tantas cosas que em causaba demasiado interés, y de esa misma forma, sus ojos me decían que no me acercara, cosa que me daban más ganas de acercarme. Albert me miro, creo que era la primera vez que se enfrentaba a unos famosos que amaban a sus fans o que no les importaba ser molestadas. —No es por vosotras, sino para facilitar nuestro  trabajo al no tener gente por medio interrumpiendo el paso, aquí las podrán venir a ver sin interrumpir el paso—les dije, señalando a la puerta trasera del restaurante que estaba detrás de su mesa, Albert les había sentado ahí con la intención de darles la oportunidad de huir, siempre lo hacíamos con los famosos, muchos de ellos no querían ser molestados por lo que querían una forma de huir sencilla. Las cuatro me miraron, la chica de ojos bonitos rió, sus amigas la miraron sorprendidas. —Nos sentamos aquí—dijo otra de ellas, Sentamos a las chicas en la mesa y tras darles las cartas nos alegamos un poco para darles un poco de tiempo para pensar en que iban a beber y comer. —Que seas mi amigo no te da la libertad de hacer o decir lo que te de la gana—me dijo Albert. Le mire. —Relájate, cuando mi hermana se las encontró estaban ellas más emocionadas que mi hermana por tenerla ahí, aman a sus fans por lo que si parece, solo te he salvado de que se fueran—le deje claro. Mi amigo me miro. —Lo siento, no estoy acostumbrado a famosos amables—me dijo. Reí. —Encargate tu de ellas, parece que les gustas—me dijo. Le mire. —Pero nada de ligar—me aviso. Negué. No tenía ni una sola intención de tontear con nadie, no tenía interés en tener citas o una novia, no porque no pudiera, estaba soltero y con mil oportunidades pero meterme ahora en una relación me parecía demasiado complicado ahora, la gente nunca era lo que decía ser, las aplicaciones de citas eran un timo, la gente te ponía lo que le daba la gana fuera verdad o no, la gente se interesaba más por ver si eraís signos compatibles que por saber cual era tu cantante favorito, cosa que me molestaba, la generación en la que vivo esta algo loca, para que mentir pero no es algo que me sorprenda, vivimos más en tik tok que en la realidad, yo no quiero eso, quiero tener una cita con una persona que este ahí, que me quiera conocer, no que base mi personalidad en mi signo del zodiaco o si soy más de marvel que de dc, creo que la gente esta demasiado loca ultimamente. —No ligo—le deje claro. Mi amigo me miro. Albert no me respondió, se fue a atender otra mesa en silencio, suspire y me acerque a la mesa de las chicas. —Aquí se puede tomar alcohol desde los dieciocho ¿Verdad?—me preguntó una de ellas. La mire. Tenía un intenso pelo azul pero se le notaban las raíces rubias, sus ojos azules me miraban con demasiada intensidad, como si esperara que le diera todas las respuestas. —Necesito ver vuestros carnets—les avise. Una chica de pelo n***o rizado saco un carnet y me lo dio. La mire, reí. —Era una broma—les avise—Me imagino que todas teneis los dieciocho—les dije. Las cuatro se miraron, se miraron entre ellas analizando las cosas y luego me miraron a mi. —No sabemos que pedir—confeso la pelirroja del grupo. Las mire. —Me imagino que nunca habeís estado en españa—comente y ellas me miraron. —Vinimos una vez a Madrid, a algo de una diseñadora de aquí pero nos pusieron  comida pija—comento la morena del grupo. Era la de los ojos color miel demasiado intensos, me gustaban. —Decirme que os parece llamativo y os hablaré de ello—les dije y me miraron—Pero lo primero es traeros un vino blanco muy rico de la zona y unas croquetas para abrir el apetito—les comente. Ellas me miraron sorprendidas. —Vale—dijo la pelirroja sin dudarlo. Les deje las cartas y me fuí a la barra. —Ponerme un blanco suave—les dije a los gemelos. Sofía se acerco a mi y se apoyo en la barra a mi lado. —Les puedes sacar mucha propina—me comentó. La mire, Las cuatro eran demasiado amables y estaban haciendo un esfuerzo enorme al hablar español conmigo cuando entre ellas estaba claro que hablaban ingles, no les iba robar o engañar para que me dieran más o menos propina, las iba a tratar como a cualquiera, como a mi me gustaría ser tratado. era algo que tenía demasiado claro. —Ya se vera—le dije. No quería tener problemas con mis compañeros pero no iba a dejar de ser fiel a mis principios, esas chicas me caían demasiado bien como para engañarlas, o como para hacer que sintieran que me debían algo, eso no era algo que me gustase. Agarré la botella de vino y las croquetas para llevárselas. Puse el plato de croquetas en el centro. —¿Quien va probar el vino?—les pregunte. Me miraron. —Lo siento, no estamos acostumbradas a beber en los bares—se disculpo la de pelo azul por las cuatro—Sírveme a mí—me pidió con bastante tranquilidad y dulzura. —Debéis acostumbraros a las costumbres del país—le dije mientras le servía algo de vino en la copa. La chica lo probo y me miro. —Sirvenos—me dijo y asentí—A todas menos a Catrina—comento. Las mire. —¿Quien es Catrina?—les pregunte. La chica de ojos  miel levanto la mano, la mire, parecía dulce, insegura como si algo la hubiera hecho tanto daño que la hubiera obligado a meterse en su burbuja y a mi solo me daban ganas de agarrarla entre mis brazos para protegerla. —Es que esta embarazada—me dijo la de pelo n***o. Me quede sorprendida mientras servía las copas de vino. —Claudia—le llama la atención Catrina a su amiga y la golpeo—No estoy embarazada, estoy en tratamiento medico y no puedo mezclar con alcohol—aviso. —¿Entonces te traigo agua?—le pregunté. Ella me miro. —Fría por favor—me pidió. Asentí. —Que sepas que esta soltera—me dijo la peli azul y la mire. Ignore el comentario para ir por el agua de la chica. —¿Por que le dices eso?—pregunto Catrina en ingles a su amiga. Pude escucharla antes de irse. —Eres tú la que parece tontear con él—le respondió su amiga. Pude escuchar la conversación mientras estaba en la nevera cogiendo el agua, yo no sentía que hubieran ligado conmigo pero no es algo en lo que me vaya a meter y si han hablado en ingles es porque quieren que nadie se entere así que yo no tengo derecho a decir nada, ni mucho menos lo que se. Les lleve el agua y me pidieron la cena, desde ahí todo se volvió totalmente profesional, sobre todo de parte de ellas, había algo raro pero no es el momento de averiguarlo. Fueron unos momentos llenos de mucha gente y al fin tuve un momento para descansar ya apoyarme en la barra. —Camarero, una de mero—me dijo Ariadna que entraba con mi grupo de amigos al bar. —Tu estas loca—le dije riendo. —¿Hay mesa?—me pregunto Jara. Mire el bar. —Para vosotros siempre—dije sin dudarlo. Me acerque a una mesa que se acababa de librar y  la  limpie para ellos quienes se sentaron tranquilamente. —¿Que tal la noche?—me pregunto Aleix. —Cansada—les confesé. De reojo vi como las cuatro chicas se levantaban. —Ahora vengo—les avise. Me acerque a ellas quienes me miraron con cara de susto. —Se paga en mesa—les avise. —Que susto—dijo la de pelo n***o. —Aquí si os levantáis, parece que vais a iros sin pagar—les aclare. Ellas asintieron. —¿Os traigo la cuenta?—les pregunte. Las cuatro asintieron asustadas. Me aleje un poco y volví unos segundos después con la cuenta. —Lo sentimos—me dijo Catrina avergonzada. —No pasa nada, hay que acostumbrarse—les dije. Las cuatro me sonrieron y pagaron antes de irse, dejando una propina de bastante consideración, supongo que es lo que se hace en estados unidos pero aquí sorprende y bastante, me puse a recoger la mesa cuando note que alguien se acerco a mi. — ¿Creaste el i********:?—me pregunto Me quede sorprendido para mirar a la chica de ojos miel, que me miraba con demasiada dulzura. —Si—le dije. Es más Jara y Angela me lo crearon nada más comentar que ellas me dieron la idea. Me ofreció su móvil. —Quiero seguirte—me dijo. Me quede impresionada. Agarré su móvil con ciertas dudas y le di el usuario, se lo devolví y ella me siguió sin dudarlo. —Suerte—me dijo antes de irse con sus amigas. Me quede sin saber como tomarme  lo que había pasado, estaba demasiado impresionado.
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