Capitulo 10

1870 Words
Salimos del restaurante pero algo me hizo entrar, no se pero no me podía quedar sin saber cómo evolucionaban la carrera del chico, me llamo la atención que trabajara de camarero cuando su sueño era hacer fotos, me dio curiosidad. Entre a pedirle el i********:, creo que él se quedo tan sorprendido como yo pero no tengo mucho que comentar, soy demasiado cotilla, no se el ver una cosa y no saber todo sobre la historia, necesito saber todos los detalles de la historia, por eso soy tan mala lectora, no me llega los finales, necesito saber todo, que paso después, que paso hasta el día de su muerte, porque cuando alguien entra en mi vida, no me sale el dejarle ir, necesito saber a donde llega, no se el separarme, no se decir adiós. Él no entro en mi vida de forma intensa pero de la forma que lo hico ya que era suficiente como para querer quedarme en su vida. No nos conocimos de una forma natural, no chocamos en la calle y nos dimos los nombres, lo hicimos de una forma en la que el destino estaba claro que nos quería juntar, nos teníamos que conocer, el destino nos ha juntado dos veces dándonos oportunidades de hablar ¿por que? No lo se, pero quizás el destino me este dando la oportunidad de poder confiar en un hombre, debo intentarlo, los amigos siempre están bien. Salí del restaurante, mis amigas me miraron. —No digáis nada—les avise. Ellas me miraron en silencio, no iban a decir nada, no ahí al menos, Cassie paro un taxi al cual nos subimos y nos llevo a la urbanización, viaje en silencio, los taxistas no son como en estados unidos o las películas que te cuentan cosas sino que están en silencio, te dejan solo con tus pensamientos, no se si me gusta o me da pena que la gente no sea tan amable pero quizás es mejor el silencio cómodo a malas conversaciones. Cuando el taxi nos dejo enfrente de la urbanización, le dimos el dinero y entramos, caminamos por esta en silencio, no era muy tarde, al menos no para españa al ver la fiesta que había en el centro de la ciudad, era sábado y la gente quería disfrutar, eso estaba claro pero eso no quitaba que en estas zonas, la gente prefiriera dormir y descansar, por lo que no debíamos hacer ruido. Caminamos por la zona hasta llegar a nuestra casa, el lugar aunque cada quien tenía sus cosas privadas había zonas comunes, como un campo de tenis o cosas que aún no habíamos explorado, me pareció ver un campo de golf por ahí pero no se si pertenece al lugar. Nada más entrar a la casa me tire al sofá y cerré los ojos. —¿Le has pedido el numero?—me pregunto Cassie. —¿O le has dado el tuyo?—pregunto como respuesta y pregunta, Catherine. Me senté en el sofa bastante sorprendida. —¿Que?—le pregunte sin entender nada —Volviste a entrar—me dijo Claudia. Las mire. —¿Que?—volví a preguntar. —Catrina—me gritaron las tres sorprendidas y las mire. —Tu no hablas a solas con nadie—me dijo Cassie. La mire. Era verdad, era demasiado desconfiada, me daba terror volver a encontrarme con un Michael, no supe identificar al primero, no sabré ahora identificar las luces rojas, no se de luces rojas, para mi, o al menos para mis retorcidos sentimientos todo es justificable, no soy una persona fuerte y determinada. —Tenía una sensación—dije. Mis tres amigas me miraron. —¿Una sensación? ¿Como la que te hizo pedir el numero a Michael?—me pregunto Cassie. La mire sorprendida, era como si me estuviera reclamando por mis malas decisiones pero yo no hice nada, nada malo, me atrajo de una forma que no supe controlar, era una chica de quince años que jamás se había enamorado, solo veía películas cursis como la propuesta o el diario de noah, esperando a que alguien hiciera de todo para estar conmigo, o ver a mi padre seguir con mi madre a pesar de la distancia, amarla como el primer día sin miedo a que ella volara y él solo pudiera verla, eso quería, creía que el me lo daría pero no. —Cassie, no te pases—le aviso Claudia. —Tiene razón—dije y todas me miraron—No se ver la maldad en las personas—les dije. Era verdad, no era capaz de ver las cosas malas, para mi todo pasaba por algo, todo tenía una explicación, las cosas no podían ser tan sencillas, las cosas no eran blancas y negras, las personas no eran buenas o malas, las personas eran personas y eran sus actos los que se podían calificar no a ellos, creía que lo gente no se debía clasificar, siempre he lucha por ver el lado bueno, por intentar entender que la gente no es mala, puede que haga cosas malas pero no es por su culpa, siempre he intentado ver eso, tener eso en cuenta, no pensar en que la gente  disfruta del mal ajeno pero hay gente que le gusta, hay gente que tiene necesidad de ver mal a la otra persona, que se siente mejor así, que le gustaba, les gustaba ver mal a la gente y en muchas ocasiones en nombre del amor. —Lo siento—me dijo Cassie y se sentó a mi lado—No era mi intención—comento, me abrazo por los hombros y suspire,  —Le pedí el i********:—les avise. Me miraron. —No es lo mismo que con Michael, con el me sentía atraída, de una forma rara, era como si necesitara besarle pero no es lo mismo con este chico, me dan ganas solo de saber de él, con Michael no quería saber de él, solo besarle, fue luego que me vino las ganas de conocerle—explique. Mis amigas me miraron. —Suena raro, lo se—les dije. Mis amigas se sentaron, Cassie y Claudia a cada lado mío y Catherine enfrente de de mi sentada en la mesa del centro de la sala, me quede en el sofá, mirando al suelo, no sabía que hacer o que decir, las cosas eran demasiado complicadas, no sabía como tomarme las cosas, mira, no voy a negarlo, todo esto era un desastre, soy un desastre caminante, no sabía como tomarme las cosas ni mucho menos como afrontar lo que me estaba pasando. —No lo es—me dijo Catherine, la mire—No podemos comprender la mente humana—me dijo. La mire. —Bueno, a Catrina no le comprende ni su mente—me dijo Cassie. Claudia pego a Cassie. —Vale, no me entiendo ni yo misma, que quieres que diga—me queje, me miraron sorprendidas, demasiado, no se si estaban sorprendidas o asustadas—Hay personas que necesito saber todo de ellos, que no pueden pasar por mi vida como si nada y otras que ni siquiera recuerdo la cara, es raro pero cuando conocimos a es chico me dio la necesidad de saber si conseguía cumplir su sueño, no m e paso lo mismo con Michael, el me conto que era gamer y me intereso poco lo que hiciera con su vida—confesé. Mis amigas me miraron. —Mi madre me preguntaba todos los días si estaba enamorada de verdad—les conté y ellas me miraron en silencio—Decía que tenía tantas ganas de amar que amaría hasta a un cerdo, lo hice, creo que tenía razón, tenía una extrema necesidad con ser amada que me metí yo sola en la cabeza del solo, veía cosas que estaban mal como si estuvieran bien, es como cuando leí after y quería a Hardin en mi vida, una idiota de pies a cabeza—les dije. Cassie me agarro de la mano. —Todos somos idiotas en algún momento—me dijo Cassie. La mire sorprendida. —Cállate—le dijo Catherine, empujándola contra el sofá, Cassie que era doña dramática se tiro al sofá fingiendo que le habían hecho daño pero sabíamos que era más probable hacer daño a una roca que a Cassie.  —¿Queréis que deje que se lamente?—pregunto Cassie. La mire sorprendida. —Si, has cometido un error, como medio mundo, mira que sorpresa—dijo Cassie y la mire sorprendida, no comprendía como podía hacerme sentir tan mal una conversación, ni siquiera estaba pensando en las cosas que me hizo vivir, solo estaba hablando de lo mal que me lo hizo pasar, solo estaba recordando mis malas decisiones y me sentía peor que cuando recordaba que estuve con él—Yo cometí un crimen al ponerme el pelo azul, Claudia comete errores a diario a usar esa ropa negra que le sienta  como una patada en el culo, y no hablemos de Catherine que debería cortarse el pelo antes de seguir pareciendo una vieja loca, todo el mundo comete errores, a algunos nos joden más que a otros pero todos estamos hechos de piezas rotas, de un puzzle mal hecho, es así, la vida es una lucha llena de luchas contra monstruos pero no como los de los libros con enormes caras, un ojo y colores raros, sino que los monstruos contra los que nosotros debemos luchar son demasiado complicados, porque se parecen a nosotros—me dijo. La mire. —Pero no son nosotros, son bichos feos que a las noches se quitan el disfraz y son seres vomitivos—dijo Claudia—Me los imagino con cuatro ojos y ocho tentáculos, teniendo reuniones a media noche donde discuten si es mejor comer niños o dominar el mundo—dijo. La mire asustada. —¿Soy la unica que lo ve?—pregunto sorprendida. La mire. —Pues si—le dije. Me miro. —Cierra los ojos—me dijo, la mire pero le hice caso—Imaginate una habitación con una mesa en el centro, unos hombres que parecen normales pero se quitan la piel como si fuera ropa y dejan ver unos enormes, seres verdes de un ojo, con muchos brazos, tentáculos pegajosos, arrugas enormes y caras de pasas secas—comento Claudia en mi oido—Y encima hablan así, como los sims—dijo y se puso a imitar los ruidos de los sims. Me reí. Abrace a Claudia sin dudarlo, eran por cosas como estas por lo que quería a mis amigas, me animaban, me hacían sentir que mis emociones eran validas, eso era demasiado importante sentías que tu mundo entero estaba mal, cuando sentías que cada idiota era verdad que alguien valora tus emociones ayudaba demasiado a afrontar los problemas del día a día y a subir la autoestima  poco a poco. Catherine y Cassie se sumaron al abrazo. —Os quiero demasiado—les confesé. Mis amigas en silencio me abrazaron con fuerza, quería llorar de felicidad, era un maldito regalo del cielo tenerlas conmigo, las quiero con demasiada locura.
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