Capitulo 8

1898 Words
Narrado Jordi Sábado. Bendito sábado, debería pasarme el día en el sofá jugando videojuegos o haciendo cosas más interesantes pero hoy era mi primer día en la cafetería, cosa que agradecía. Aún no se lo había contado a mis padres, no creo que se lo tomen mal, mi madre me felicitara por tener algo mientras que espero a que me llamen de alguno de los lugares en los que pedí sitio y mi padre me hará sentir humillado porque según él, hay trabajos mejores que otros, por mucho que un camarero le ponga los cafés todos los días, no les respeta, creía que eran unos bajos que no habían estudiado en su vida y que debían pagar las consecuencias de ello, no veía que no todos tienen suerte en dedicarse a lo deseen o les gusta, la gente no tiene suerte. Me puse una camiseta blanca y unos vaqueros negros, ese era el uniforme del bar, luego hay me darían un delantal y ya, a trabajar. Baje de mi habitación a la cocina donde estaba mi madre cocinando mientras mi padre se leía una revista medica tomándose una cerveza, era raro que mis padres estuvieran en casa pero me venía bien que estuvieran para irme tranquilo. —¿A donde vas?—me pregunto mi padre. Me acerque a la nevera para beber un poco de agua fría. —A trabajar—le dije. No le estaba mintiendo. Mi padre me miro. —No seas ridículo, no trabajas, te lo pago todo yo—comento. Le mire. —Pues tranquilo que ya no me vas a tener que pagar cosas, hoy empiezo a trabajar—le dije. Mi madre me miro con una sonrisa. —¿Te han dado trabajo de fotógrafo?—me pregunto mientras me colocaba bien el cuello de la camiseta. —No—confesé. Mi padre rió. —Voy a trabajar de camarero mientras me hago un nombre como fotógrafo—comente. —¿Te he pagado una carrera de bastantes miles de euros en las mejores universidades, para que en lugar de que tengas tus fotos en una galería te paguen una miseria en un bar y saques fotos a turistas borrachos?—me pregunto. —No—le dije. Me miro sorprendido. —Me has pagado la carrera que me gusta, y voy a trabajar de camarero para ganar dinero para tener un estudio en el que hacer las fotos que me den la gana y si anta entonces saco fotos de cubos de basura, me aguanto—le deje claro. Mi madre me miro. —Si querías dinero, tu padre te podría haber dado un trabajo como celador en su clínica—comento mi madre. Creo que pasarme los días oyendo a viejas ricas comentar porque se van a operar la nariz o hacer más grandes las tetas no es mi pasión, creo que los celadores aguantan mucho pero me niego a trabajar bajo las ordenes de mi padre, sería una tortura, solo me diría que hago todo mal y me humillaría a cada rato.  Mi padre no era buen jefe, nunca lo iba ser, para eso había que ser buena persona. —Tengo que hacerlo solo—comente. Mi padre río. —En algo que estamos de acuerdo—dijo mi padre. Suspiré. —¿Y quien va cuidar a tu hermana cuando no estemos?—pregunto mi madre. La mire, parece ser que por una vez pensó en mi hermana como algo más que una maquina ¿Sabeis donde esta mi hermana? Haciendo su lectura diaria de dos horas obligatoria. —Puedo decir a Angela que venga, se lleva muy bien con Ariadna—comente. Mi padre bufó. —Tus amigos son unos inútiles, no voy a dejar que se junten con mi hija—dijo mi padre. Le mire molesto, no me gustaba que se metiera con mis amigos, podían ser diferentes a como él deseaba que fuera la gente pero no eran unos inútiles o vagos, mis amigos habían estudiado como el una carrera universitaria con sus esfuerzos y dramas, habían luchado cada día con las clases y los exámenes como él, solo que ellos estaban mal vistos y luchaban también contra las opiniones de personas de mierda como era mi padre. Me gustaría irme de casa, pero no tengo dinero para mudarme a un piso de barcelona, ni compartido, por mucho dinero que tenga ahorrado no me dejan tocarlo hasta los veinticinco y los cincuenta euros que me da mi abuela a escondidas no ayudan, al menos no mucho, me quiero quedar en barcelona, no veo mi vida en otro lugar, sus calles y playas me dan buenas sensaciones, pero aún así la razón por la que aún no me voy es por mi hermana, no puedo dejarla sola con este par de locos y obviamente si no tengo dinero para irme yo, menos tengo para llevármela a ella. —Pues contratáis a una niñera o lo que os de la gana, una china que hable veinte idiomas y haga el pino mientras baila y lee tres libros, me importa poco—les dije. No deje que respondieran, salí de la cocina y pase por el sal´´on para despedirme de mi hermana. —Suerte—me dijo. La mire. A ella si le había contado mi nuevo trabajo y me había hecho prometer que le iba dejar irme a ver, obviamente lo iba ha hacer y le iba a comprar algo con mi primer sueldo, ella era la luz de mi vida y mi mundo entero por lo que le iba dar todo lo que pudiera. —Suerte tú—le dije. Ariadna me lanzo un beso, antes de que saliera de la puerta de casa, me subí a mi coche, era de mi abuelo y me lo dió cuando el dejo de usarlo, algo bueno que tiene mi padre son mis abuelos, él es todo malo pero su familia es maravillosa, es por eso que no se lleva bien con sus hermanos, esta loco, es la oveja negra de la familia y el claro ejemplo de por muy bien que eduques te puede salir rana,, de los tres cuatro hermanos de mi padre, uno vivía en londres pero creo que se fue, creo que era piloto de las fuerzas aéreas, su hermana pequeña creo que esta en edimburgo o por ahí, creo que su hermano esta en australia pero es el que no tiene relación con toda su familia, hubo un problema enorme con mis abuelos y se fue con los padres de su madre, es decir mis bisabuelos, pero son cosas que mi padre no cuenta y mi abuela le duele contar y mi padre, esta aquí, amargandome la vida, no tiene relación con nadie que no sea mi abuela, ni con su padre, solo se habla con su madre por lo que no se nada de mi familia, a ella porque no le deja hablar y él no habla de sus hermanos porque son menos cosa que él, bajo su opinión. Aunque la historia de mi familia no son lo importante ahora. El bar en el que Albert trabajaba era uno que estaba en una zona tranquila pero también con mucho ambiente, aparque el coche en un parquin alejado de la ciudad y fui en metro hasta el bar, una vez ahí dentro ya había gente atendiendo y bebiendo, los bares en españa solo cierran a la noche por lo que siempre había gente en los barres. Albert se acerco a mi y me paso el brazo por los hombros. —Bienvenido a mi oficina—comento bromeando. Reí. —Te llevo a los vestidores—me aviso para arrastrarme hacía la barra,  En esta había una puerta que te llevaba a la cocina tras pasar esta tenías un almacén con cosas de repuesto y ya ahí tenías una puerta que te llevaba a una habitación con taquillas, donde estaban cuatro chicas y dos chicos, —Equipo, Jordi, el nuevo camarero, que no os creías que es idiota, trabajo en londres—comento mi amigo. Era verdad que en los veranos en los que estuve en el internado militar me quede en londres trabajando en un hotel, limpiando y en todos los puestos pero sobre todo de camarero y en la barra, tenía practica. —Entonces no seremos blandos con él—comento uno de los chicos bastante divertido. Me reí. —Solo pido que nada de golpes bajos—les dije. Todos rieron. —Te presento a mi mejor equipo—dijo Albert—Sofía—dijo señalando a una chica de pelo rizado—Valentina—presento a la única que parecía latina del grupo, por lo que era con la que mejor me iba quedar el nombre—Tania—dijo señalando a una morena—Paula—señalo a la ultima chica que llevaba una coleta muy alta—Y los chicos son Hugo y Eric—dijo, mire a los chicos que eran iguales—Aún lidio con saber quien es quien—me aviso. Eran gemelos, y muy parecidos. —Y son los hijos del cocinero—me aviso Sofía. —Pero somos majisimos—aviso uno de ellos. Albert me dio una chapa con mi nombre y un delantal que se ponía en la cintura. Me los puse. —Va ver mucho trabajo, quiero que trabajéis como nunca—comento Albert—Es verano y hace calor, así que tener cuidado, y si hay algún borracho, me llamáis, yo le pego—dijo haciendo que todos riera, conocía a mi amigo no pegaría a nadie pero bueno quien sabe como era en el trabajo—Los gemelos en la barra, necesito gente que funcione perfectamente juntos ahí, sirviendo rápido y sin complicaciones—dijo y los gemelos asintieron—Los demás estaremos en las mesas, no hay mesa de nadie, las propinas la bote y se reparten, no quiero problemas con envidias y pensar cual es la mejor zona, recordar que están enumeradas y ya, pero Sofía haz las de la terraza que es donde más niños hay y se te dan bien—aviso. Sofía le miro. —Si puedo contigo puedo con cualquiera—le dijo la chica haciendo que todos rieran. —¿Todo claro?—pregunto ignorando el comentario de sofía. Todos asentimos. —A trabajar, que el turno de tarde se querrá ir—nos ordeno.  Salimos del lugar para ir al bar y el turno de noche atendió sus últimos pedidos antes de irse. —Usamos mayonesa pasada cuando una mesa es mal educada—me aviso Tania. La mire. —¿El cliente siempre tiene la razón?—le pregunte divertido. —Solo si nos da la gana—me dejo claro. Reí. Los nuevos clientes comenzaron a entrar y la locura se hizo, el bar tenía muchas mesas dentro y fuera por lo que había mucho trabajo, la gente eran animales en busca de un sitio y a cada cual más idiota que el anterior, los españoles eran los peores y los que no dejaban propinas, los extranjeros eran más agradables pero no se yo con quien quedarme. Me acerque a la barra para pedir unas bebidas cuando vi que entraban las famosas chicas que mi hermana tanto amaba, se iba poner interesante la noche.
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