Capitulo 7

2068 Words
Respire hondo. Mire por la ventana de mi habitación donde podía ver el mar, amaba el mar, creo que me había mal acostumbrado en los ángeles, antes en new york lo más cerca que estaba del mar era el río, no había playas pero una vez tuve el mar cerca desarrolle una necesidad por tenerlo siempre cerca, creo que la gente que vive en el centro de los continentes se pierde unas enormes  experiencias, tener el mar cerca es lo mejor del mundo, no solo por el hecho de que te puedes bañar cuando quieras, la sensación de libertad que da el mar es enorme, y no, no es lo mismo meterse a una piscina, el agua que se suele echar a la piscina es dulce y la del mar es salada, eso tiene unas vitaminas y energías que la piscina no tiene,  Y lo digo yo, que tengo piscina. Pero aún así, el mar es como cuando vas en avión, eres libre de una forma que la tierra no daba, esto va sonar demasiado idiota pero no creo que pueda quedar peor de lo que ya lo hago, cuando llegas al agua, estando sola, no congente, cuando estas sola en el agua mientras que esta roza cada parte de tu cuerpo esta siendo acaricida por el agua, te sientes genial, el problema es la arena, molesta y pegajosa, por eso esta muy bien los puertos en los que te puedes bañar, los que están limpios y sin gente, en todas mis ecuaciones de tranquilidad, la gente sobra. —Cat—me llamo Cassie desde la puerta de mi habitación. Me gire y la mire. —No has desecho la maleta—me regaño, Tenía la maleta encima de la cama abierta pero aún sin nada sacado, me daba pereza, demasiada, quizás más que estar aquí de pie, bueno, me daba  todo pereza, estaba demasiado cansada pero no quería dormir, quería adaptarme al horario de españa para evitar problemas de sueño, si me metía ahora a dormir dudo mucho que me fuera a despertar en menos de tres días. —Tienes un enorme armario al que meter cosas—me dijo Cassie. La mire. —No seas peor que mi madre—le avise. Cassie comenzó a sacar la ropa de la maleta y guardarla en el vestidor, ella cocía mi forma de guardar cosas por lo que no me preocupaba, me senté en la cama y la mire. Mi amiga me miro al salir del vestidor. —¿Enserio?—me pregunto sorprendida. Bostece. —Aún me estoy adaptando—le deje claro.  Me miro. Cassie nego. —No se como tienes tanta energía—me queje. Mi amiga me miro mientras sacaba ropa de mi maleta. —He dormido en el avión—me dijo. La mire. —Tu y todas, pero eso no significa nada—le dije. Más bien me estaba quejando, por mucho que durmiera, no descansaba, tenía horribles terrores nocturnos. De forma natural, los niños tienen terrores nocturnos de cuatro a seis años, es una fase del sueño en la que estamos expuestos a muchos nervios, es una pesadilla enorme, en la que te expones a demasiado estrés, bueno eso es algo normal, los niños no lo recuerdan, dura como mucho veinte minutos y pueden volver a dormir. Quizás no son terrores nocturnos, son pesadillas pero son demasiado horribles, siempre me pasa cuando el imbécil de Michael volvía a aparecer, él hace algunas putadas, yo no duermo por semanas, y encima adaptarme a una nueva casa me costaba por lo que, estaba algo acostumbrada, solo me toca quedarme en la cama y estar con los ojos abiertos, y aunque tomaba medicación, no es divertido dormir y despertar gritando molestando a todo el mundo, por lo que hago pequeños sueños de media hora, evitando entrar a la parte más profunda y en la que tienes pesadillas, no se descansa igual pero necesito estar calmada y prefiero ser un fantasma a pasarlo mal. —Ya, si lo que haces tu es dormir, yo soy una princesa—me dijo Cassie, la mire algo molesta. —No es gracioso—le avise. Me miro. —Nadie dice que lo sea—me aclaro y la mire—Pero dormir media hora y nada es lo mismo—me dijo. La mire. —Que entiendo que no quieras tener pesadillas y lo que sea pero no se si merece la pena—me dijo. La mire. Merecía la pena cuando las pesadillas eran demasiado vividas es cuando estaba el problema, cuando estaba despierta y sentía todo lo que estaba soñando pero no podía moverme, no podía gritar, era como si algo me arrancara las cuerdas vocales, me atara a la cama pero llega un momento que no sabes lo que es un sueño y que es la realidad, por lo que no puedo decir nada, solo me toca esperar, quedarme sentada mientras que las cosas pasan o bueno tumbada, y no decir nada a nadie. Mi familia, mis amigas pueden ser todo lo comprensivos que querías, pueden hacer lo inimaginable para protegerme, pero una cosa es cuidar mientras los dos estáis despiertos, estar a tu lado, por mucho que no me gusta que eso les quite vida, lo hace de forma más segura, o al menos de una forma que me incomoda menos pero si les digo lo de mis pesadillas dejaran de dormir por mi y es donde esta el problema, no quiero que hagan más esfuerzos por mi, es demasiado, es quitarles vida, que eso no se lo merecen, soy yo quien se a metido en esos problemas por lo que todo asunto que tenga que ver con fastidiarse es cosa mía y de nadie más, por lo que no iba decir nada. —Es una nueva rutina que estoy tomando—le dije. Cassie me miro. —Como la de levantarte a las cinco de la mañana, no te jode—me dijo. Mire a Cassie. Puede y solo puede que lleve ocultando mis problemas para dormir más tiempo de lo que debería, se los cuento a mi psiquiatra pero la medicacion que me da me deja demasiado sesada por no decir que me provoca migrañas, demasiado horrible, lo paso muy mal y no es algo que me guste, prefiero dormir mal o no hacerlo. —No te presiono porque se que crees que eres una molestia, pero vas a terminar muy mal—me dijo Cassie. La mire. —No lo hare—le deje claro. Mi amiga me miro. —No dormir no es bueno, lo sabes pero no quieres admitirlo, yo no voy a forzarte a nada—me quejo claro. Mire a la ropa. —¿Por que me quiere encontrar? —le pregunte y ella me miro impresionada, se sentó a mi lado para entender que estaba diciendo, no hablo mucho de él, no es un tema divertido—Me refiero, no fue a la cárcel, no tuvo consecuencia por nada de lo que me hizo, no entiendo que quiere de mi—me queje. Cassie me miro, estaba sorprendida, no se si por mi pregunta o porque hablara de Michael. —Es un psicópata, no necesita razón lógica para hacer lo que hace—me aclaro mi amiga. La mire. —Soy idiota por fiarme de él—le dije. Me miro. —Catrina, tenías quince años, el dieciocho, te aseguro que no eres culpable de nada ni eres tonta por eso, solo él es culpable—me remarco. Mire a la pared. No podía dejar de sentirme como idiota, había superado el sentirme la culpable pero el sentirme menos inteligente que él por dejarle hacerme eso, no me gusta, era una mujer fuerte y con gran carácter, nadie me pisaba, yo tampoco pisaba a nade pero lo importante es que nadie me hacía daño y de repente llega un idiota que destruye todas mis defensas, sin dejarme reaccionar, que me engaño, que con un juego maquiavélico, me hizo ser lo que yo no era sumisa. —Lo más seguro es que te tenga envidia porque tu sigues triunfando y él es un muerto de hambre—me dijo. Es verdad que se filtro el rumor a la prensa, ese de que Michael me pegaba, se filtraron fotos de la ultima pelea en la que hizo que acabara en el hospital, y mi dignidad en la mierda, para que mentir termine fatal, nos mudamos juntos porque según él estaba demasiado descontrolada y me tenía que controlar, no lo vi mal, en un principio parecía que lo hacía para ayudarme a crecer como persona, como artista pero no, solo quería saber que hacía en casa momento, un día me fui a unos premios sin él, no estaba invitado, no era bien venido en ese lugar, al principio no lo entendía, ahora lo hago, esa gente sabía lo malo que era Michael, no les caía bien ni a Michael le gustaban esas personas, era una presentación de moda en la que por mucho que el quisiera ir, no tenía el más mínimo sentido que fuera, él era un gamer, era un jugador por lo que aunque quisiera no iba a poder mostrar lo que las personas del  grupo querían enseñar, siempre fui más solicitada que él, nuestro canal era más dinámico, el suyo eran videojuegos y aunque era bueno, y son canales con mucho éxito, son canales que hay que saber llevarlos, hay que saber como se hacen las cosas para no aburrir a la gente, y él en ocasiones era demasiado aburrido. Fui a esa fiesta con mis amigas porque el estaba en una sesión de juego de dos días en una cabaña alejada de todo, vino antes de lo esperado por una pelea con otro jugador, se enfado tanto que me empujo contra una librería, me quede impresionada, siempre me había pegado un golpe u otro pero con la mano abierta, jamás me hizo más daño, le dije que era un monstruo, el se enfado creo que hasta sus ojos se volvieron rojos y comenzó a pegarme, parecía que cuanto más luchaba más le gustaba hacerme daño, no se que me dio en ese momento, pero cuando me empujo contra la librería sentí que mi vida estaba en peligro, algo en mi que hasta ese momento no funcionaba salto y reaccione, todo se activo en mi para sobrevivir. Varios vecinos llamaron a la policía e intervinieron y a pesar de las denuncias, no le paso nada, su padre era un empresario bastante poderoso con demasiadas influencias, pero el dejo la vida publica, alguien conto como era a las noticias y le empezaron a odiar, todo el mundo le odiaba, casi no podía salir de la calle sin que alguien le lanzara algo, le tiraron tomates a casa, se alejo de todo, y yo no hice declaraciones pero la gente no pareció importarle eso y solo me apoyo. Es verdad que siempre se cree a la victima, es verdad que antes va la victima que el victimario, incluso antes de que se demuestre que es verdad la cosa, quizás eso lo hagamos mal pero yo me alegre de que la gente ayudará a que me dejara en paz, se fue unos meses del país, los que yo estuve ingresada, creo que volver y ver que seguía con mi vida, y mi fama le molesto, pero ¿Que iba ha hacer? No podía parar mi mundo entero por él siempre, debía avanzar por mucho que doliera. —No se si muerto de hambre es termino correcto—le dije. Cassie me miro. —Cabron, psicópata, subnormal—comenzó a decir adjetivos. —Monstruo—comento Claudia apoyada en la puerta de mi habitación con Catherine a su lado. —Si cualquiera de esos le pega más que muerto de hambre—comento Catherine—Europa no es como nuestro país, aquí la gente va a la cárcel por cosas como las que él hace, no va con las leyes de ahí sino las de aquí, que se atreva a venir por ti, esta vez si que le matamos—dijo. Mire a mis amigas, estaban determinadas a no dejarme caer y yo no se si estaba preparada para ser agarrada, creo que quería caer, dejar de luchar y de pensar porque tantas cosas me superaban. Espero poder seguir luchando.
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