1 año antes
Javier Álvarez
Comienzo a abrir los ojos, muy despacio, la luz blanca me impide ver todo a mi alrededor ¿Dónde estoy? Creo que estoy en un hospital, miro a todos lados, no es el mismo donde solía estar, intento moverme, pero no puedo ¿Qué pasó? Intento recordar lo último que hice, pero todo es muy confuso, veo como una enfermera se acerca hacia mi —despertó, avisen por favor al Dr. Beltrán y al Sr. Velázquez— quiero responder, pero no puedo hablar, comienzo a asustarme, la chica trata de tranquilizarme, pero no puedo ¿Qué está pasando? Veo que dos hombres entran a la habitación, uno de ellos me parece familiar… ¿de dónde?
—¿Javier? ¿me escuchas? — preguntaba el que supongo era el doctor Beltrán, no podía responder, quería hablar, pero no podía —si me escuchas, pero no puedes moverte solo abre y cierra los ojos— lo hice y ambos se miraron sonrientes —Te bajaremos la medicación Javier, bienvenido de vuelta— me dice el otro hombre con una sonrisa, tenía miles de preguntas, ¿Cuánto tiempo eh estado así? ¿Dónde estaba? ¿Qué me pasa? —¿le avisarás a Valentina? — le pregunta el doctor al otro hombre —claro, ya vengo— ¿Valentina? ¿Valentina estaba aquí? ¿no se fue con Alex a Alemania? ¿y Hank? Dios, tenía tantas preguntas y no podía ni siquiera formular una sola palabra. Sentí mucho sueño de nuevo, ¡no! ¡no quiero volver a dormir! Le rogaba a la enfermera para que ya no me diera medicamento, pero supongo que seguía sin escucharme.
—¿Hace cuanto despertó? — una voz que conocía perfectamente se acercaba a paso veloz, abrí los ojos tan grandes como pude cuando la vi parada junto a mí, tomándome la mano, Valentina estaba conmigo, no se fue con él —¿me escuchas? — me decía con su hermosa voz, tocándome el rostro con sus bellas manos ¡SI! quería gritarle, pero solo cerré y abrí los ojos —¿Cuándo le quitarán los medicamentos papá? — eso me sorprendió ¿papá? ¿el papá de Valentina no estaba muerto? —tal vez en dos días más, quiero ver cómo reacciona a los nuevos medicamentos que le estoy dando, no te preocupes, podrá regresar a la normalidad en poco tiempo, yo estuve en su estado más años que los que él lleva así— le da una media sonrisa ¿años? ¿Cuánto tiempo he pasado así? Dormido…
…
—¿4 años? ¿estuve en coma cuatro años? — grito un poco mientras la miro algo incrédulo y ella solo asiente con la cabeza, dejo caer mi cabeza en la almohada, tapándome la cara con las manos —¿Cuándo regresaste de Alemania? ¿Alex trabaja aquí también? — no responde, veo como baja la mirada y se limpia un par de lágrimas con su camiseta —¿Qué pasa Val? ¿el no volvió? — niega con la cabeza rápidamente pero no me mira —¿Qué pasó con Alex Val? — levanta la cara y puedo ver como las lágrimas le han nublado la vista —Alex… está muerto— abro los ojos tan grandes como puedo, me acomodo en la cama — ¿Qué? — ella me mira aun con lagrimas en los ojos —el día de tu funeral, me iba a encontrar con él en el parque de los triángulos, antes de salir de casa Beth llegó y me dio algo para quedarme dormida, al despertar creí que aún tenía tiempo para ir a tu funeral, pero ahí me dijeron que mi reloj estaba equivocado y me fui corriendo al parque, cuando llegué creí que él seguía ahí pero ya no estaba, estaba ella, Beth, me tendió una trampa y me capturaron… estuve incomunicada por no sé cuánto tiempo, ahí fue donde me enteré de la explosión que te dejó así, creí que Hank también había muerto… tiempo después, gracias a la ayuda de una persona pude comunicarme con Alex, tenía que pedir ayuda, pero cuando el me respondió… Eladio mandó matarlo, al parecer tenía a una persona vigilándolo— las lágrimas salían aun más de sus ojos, le tomé la mano —¿Qué es esto Val? — miro que tiene unas extrañas cicatrices en las muñecas —bueno… estaba en depresión, Eladio me golpeaba y yo solo quería…. — la interrumpo, no puedo creer que haya intentado quitarse la vida —¿Cómo escapaste? — le pregunte lo más tranquilo posible y limpiándole algunas lágrimas —papá me encontró, con ayuda de Hank, él también te encontró a ti, al parecer vigilaba muy de cerca a Eladio y supo en donde estabas— se calma un poco —no puedo creer que todo esto te haya pasado Val, lo siento mucho— me da una tierna sonrisa —si bueno… cuando volví a la ciudad lo primero que hice fue venir a verte, papá me dijo que no sabia cuanto tardarías en despertar, pero ya estas aquí— le sonrío también —cuatro años tarde— suelta una risa —más vale tarde que nunca— asiento —¿sabes algo de mi familia? — no quería tocar ese tema, pero realmente necesitaba saber que ha sido de ellos en este tiempo —Daniel tiene un hijo— abro los ojos tan grandes como puedo ¿tengo un sobrino? —¿de verdad? — asiente dándome una sonrisa —se casó hace como un año, y el niño nació un tiempo después, se llama Raúl— sonrío tan grande como puedo, suelto unas lágrimas sin pena de que me vea —¿Cómo está mamá? — baja la mirada —hace mucho que no la veo, creo que está un poco molesta conmigo, por… no ir a tu funeral ni llamarla después— cierro los ojos, tratando de asimilar toda la información que acabo de recibir —Javier…— la miro fijamente —prométeme que no te irás nunca de mi lado— le sonrío y asiento —te lo prometo Val— le doy un beso en la mano y después ella me sorprende acostándose junto a mí.
…
— ¿Cómo que te vas a Brasil? — me preguntaba una muy alterada Valentina entrando a mi habitación asignado en el hospital —es por mi bien, quiero hacer mi recuperación allá, ese era el plan Valentina, ya lo hablé con Hank, todo está listo— ella niega —el plan de Brasil fue hace cuatro años, no puedes, no puedes volverme a dejar— se acerca a mí, abrazándome por la cintura —solo serán dos meses Val, volveré— niega con su cabeza —Javier, por favor, puedes recuperarte aquí, mi padre te ayudará— me mira tiernamente, casi suplicando —lo siento Val, la decisión está tomada— las lágrimas caen de sus ojos, me separo de ella, no quiero que esto sea aún más difícil —Valentina, es lo mejor, mi familia me puede descubrir aquí, mi cambio de identidad está listo, solo serán dos meses, volveré, tu padre me ha ofrecido trabajo aquí y te llamaré todos los días— niega —No Javier, por favor, quédate— se acerca más a mí, estamos a poca distancia, mi corazón late demasiado fuerte y sin más, le tomo la cara con mis manos y… la beso, fue un beso tierno, salado debido a las lágrimas que había derramado, era claramente nuestra despedida… —te llamaré al llegar a Brasil, cuídate, te veo en dos meses— me separé de ella, solté sus manos y salí de ahí.
Todo era para mejorar, me repetí a mi mismo mientras iba en el avión, era por mi salud, por la tranquilidad de hacer que lo que le hice a mis padres valiera la pena, volvería en dos meses y seguiría mi nueva vida junto a ella, estando en Brasil la llamaría todos los días… pero pasaron los meses… y no volví.