Atendiendo a los reclamos de Mileva, la misma Clarisa propuso que madre e hija adoptaran una posición de lo más peculiar. Tuvo que insistir un rato, porque la pelirroja creyó que sería ir demasiado lejos; pero al final logró picar su curiosidad diciéndole: «Así vas a entender mejor por qué a tu hija le gusta tanto que le chupe la concha». Hizo que Kalina se posicionara sobre Mileva, aunque sin apoyarse del todo, para no complicar su cadera, que a pesar de que ya estaba casi curada, aún no podía exigirle demasiado. Las dos conchas quedaron pegadas la una a la otra. La lengua de la rubia comenzó a recorrer esos labios vaginales como si se tratase de uno solo. Instintivamente Kalina comenzó a menear su cadera, lo que provocó que su clítoris rozara contra el de su hija. Al notar esto, las do