Emprendieron el viaje de regreso, que por suerte no fue tan accidentado como el de ida. Aunque notó que los dos tipos aprovechaban para tomarla mucho de la cintura cada vez que ella quería sortear un obstáculo. “Solo te están ayudando, Mileva, no seas tan asquerosa”, se recriminó. Aunque… en ciertas ocasiones esas manos se acercaban demasiado a sus nalgas. Al regresar a su casa Mileva se sentó ante la mesa del comedor y anotó algunos datos en la que sería su “Bitácora de investigación”. Escribió el nombre del bar, el de su dueña, el de la bruja y también mencionó a Guillermo y a Mauricio. Quería llevar notas de todo lo que pudiera ser relevante para entender qué estaba pasando en la mansión… y también el pueblo. Quería descubrir por qué la gente le tenía tanto miedo a esta casa de la coli