Después de conocer su historia, aunque fuera más la de su madre ya que a ella sólo la afectaba de refilón, comprendí que su infancia no había sido nada fácil y me sentí en la obligación de compensarla. A medida que nuestra amistad se fue afianzando aumentó mi atracción por ella. El que Mailén fuera liberal y moderna y que la gustara vestirse con ropa y vestidos de color blanco que facilitaban que se la transparentaran sus prendas íntimas propició que, al estar con ella, la picha se me levantara y me mantuviera cachondo y empalmado. Un par de meses más tarde y con nuestra amistad consolidada, empezamos a besarnos en la boca, con y sin lengua, a mantener nuestros primeros escarceos y a lucir nuestros encantos delante del otro con el propósito de enseñárselos y de que pudiera sobárnoslos lo q