Jelena observaba embelesada las calles de Nueva York, mientras que Merlín conducía su lujosa camioneta Range Rover. El mago le había explicado que se permitía ese tipo de lujo por no tener que gastar su buen salario de médico en nada más, solo en la comida que llevaba al castillo para él y los gemelos rubios.
El mago había convencido a la bailarina de darle un paseo por Manhattan e invitarla a cenar como regalo de cumpleaños, a lo que la chica al principio se quiso negar, pero terminó aceptando al ver que su hermano ya tenía planes con Sariel.
-¿Crees que mi hermano y Sariel se terminen enamorando? Creo que harían una buena pareja, Sariel es una buena chica, justo la que yo quería para Vlad – dijo Jelena, volviendo a meter su cabeza en el auto.
-No. Ella ya está destinada a otro – respo
