Capitulo 7

2138 Words
Sabrina. Muevo mis caderas con suavidad sintiendo que me toca hasta el estómago con su pene dentro de mi, sus enormes manos en mis caderas me indican como hacer, si quiere de adelante hacia atrás o de arriba abajo, y cualquier sea la forma me encanta, me fascina lo que me hace sentir, cuando volvió de bañarse y lo hicimos me dolió hasta el alma, pero tuvo calma besándome y acariciándome para que me calme y así lo hice porque ya vamos en la cuarta vez que lo hacemos y sigo loca deseando que siga dentro mío duro como una piedra. —MMMMGGGGG. —nos agarramos de las manos cuando comienzo a moverme más rapido y él ayuda impulsando las caderas hacia arriba. —Oh Dios Santo. —alzo las rodillas apretándolas sintiendo nuestra llegada, caigo a su pecho sonriendo al sentir como envuelve sus brazos apretándome y sus temblores. —Eso si estuvo bueno. —mis ojos se me cierran del cansancio, siento que me mueve y después siento un beso en mi mejilla—. Descansa preciosa. —una luz bastante abundante me hace abrir los ojos, intento enfocar pero no veo nada, solo una figura en la entrada de la puerta y los brazos de Enrique que me envuelven. —Sabrina, Pedro esta abajo preguntando por ti. —eso me cuesta procesarlo pero lo logro después de unos segundos, saco las manos de Enrique despertándolo a la pasada y me paro—. Ay nena no te quiero ver desnuda. -—se gira dándome la espalda y desesperada me pongo la ropa—. Le dije que mi mamá la pasó mal y que te quedaste a ayudarme. —Gracias. —Enrique se levanta cuando Katy sale—. Que no te vea, va a comenzar a decir cosas. —Esta bien. —salgo acomodándome el pelo, bajo las escaleras viendo a Katy esperándome abajo. —Le dije que no salías porque la estabas levantando. —me habla en susurro—. Tu calmada, no te pongas nerviosa o se va a dar cuenta. —Esta bien. —agarro mi bolso y salgo, esta en la vereda esperando, sonrío mirándolo—. Perdón por tardar. —¿Qué estabas haciendo?. —La estaba cambiando. —¿Sabrina?. —miramos a Enrique que viene de la esquina como si recién llegara—. ¿Recién te vas?. —Si, —me tiemblan las manos porque no sé bien qué hacer, no me esperaba que no sé, saltara por las casas para aparecer como si recién llegara a la casa—. Anoche me quedé con Katy cuando tu mamá comenzó con dolores de cadera. —Me hubieran llamado, venia enseguida así las ayudaba. —Nos arreglamos bien no te preocupes, ahí la dejé cambiada y Katy iba a preparar el desayuno. —Voy a verla. —mira a Pedro asintiendo—. Nos vemos. —Si. —entra a la casa con Katy que sonríe por lo que hizo—. Vamos que debemos ir donde tus papás. —Si. —me subo al auto con cuidado, aprieto la cartera nerviosa—. Me había olvidado. —¿Mucho dolor tenia?. —Si, decidí quedarme porque le hace la vida imposible a Katy y la pobre no da más después. —¿Y el tipo ese no ayuda en nada?. —La verdad que no sé, pero ayer se fue con su novia cuando terminamos de comer. —¿Tiene novia?. —Si, anoche la mujer estaba ahí y después se fueron. —para en un semáforo mirando hacia afuera. —¿Cuándo va a tu casa a trabajar?. —Seguro que mañana. —Bien, avísame cuando vaya así no voy, no me cae bien, no puedo siquiera verlo. —Bien, yo te aviso. Me paso el día en silencio como siempre porque habla solo Pedro, a donde sea que vayamos solo él habla y lo dejo, que hable hasta que se canse no me importa, pero me molesta que mis papás actúen de esa manera para conmigo, siempre hicieron la vista gorda con las macanas que hacia mi hermano, y ahora me hacen pagar a mi los errores de ellos, porque si, les echo la culpa totalmente a ellos por como fue y es mi hermano, el mayor que es Yoni no es nada que ver con Omar que es el que esta preso, y ellos siguen insistiendo que fue la mala influencia de los amigos, se lavan totalmente las manos y me hablan de amor y comprensión para que mi hermano salga pronto de ahí a mandárselas una vez más, y de hecho sale una semana antes de mi boda, por eso lo alargamos así esta presente. ........................ Vuelvo del trabajo caminando porque una vez mas se me pincho la rueda, a veces digo que la bici esta maldita porque no puede ser que ni una semana entera pueda usarla porque se me rompe, desde que la compré nunca, pero nunca pude andar tranquila, siempre un problema tiene la desgraciada. —Te dije que la tires a la mierda. —Enrique esta esperando en mi casa con una caja de herramientas al lado. —Buenas. —abro la puerta bufando porque pienso en que debo ir caminando el resto de la semana—. Perdón por llegar tarde, a partir de mañana voy a llegar a la misma hora mas o menos. —entro la bici de igual manera y él pasa cerrando la puerta. —Bien, no hay problema. —me saco la cartera y el bolso dejándolos en una silla sin dejar de ver como deja la caja en el suelo y se saca el suéter—. ¿Qué quieres que haga hoy?. —Me gustaría que termines el baño por favor, así ya comienzo a utilizarlo. —Bien, entonces el baño, ¿y después?. —Después no, antes. —¿Cómo antes?. —sonríe de lado mientras me acerco— ¿Qué quieres que te haga primero?. —Uuufff, ahí tengo una cama grande que dice que podemos hacer de todo. —Bueno. —abre las piernas alzando las cejas mientras se soba las manos, me saco las zapatillas sin dejar de sonreír—. Dios Santo va haber guerra aca. —me inclino un poco subiendo mi pollera y me saco la bombacha—. ¿Qué haces?. —Siempre me pregunté si seria divertido hacerlo en la mesa o mesada. —miro sus manos como se abre el pantalón bajándolo un poco y su pene sale semi duro pero se mueve. —Bueno, no lo pienses mas, ven te voy a enseñar que se siente. —me estira la mano pero me largo sobre el besándolo—. Mmmgggg. —me alza poniéndome en la mesada de la cocina y sin dejar de besarme entra en mi interior. —OOoojjjj. —aprieto sus brazos porque me duele mucho. —Vamos a tener que parar un poco porque va a vivir doliéndote. —Si, pero no quiero parar, no ahora. —con calma me va penetrando cosa que me hace morder mis labios donde duele bastante pero a la vez es un dolor que no me hace querer dejarlo, sino seguir. —¿Sabri estas ahí?. —lo empujo desesperada, golpean con fuerza—. SABRINA SOY YO, OMAR, ABRE. —Enrique se aleja subiéndose el pantalón y con cuidado agarra la caja de herramientas y se mete debajo de la cama. —YA VOY. —estoy por abrir cuando veo que Enrique sale de debajo de la cama, agarra mi bombacha y se vuelve a meter debajo de la cama, abro la puerta viendo a mi hermano fuera de mi puerta, sonriendo lo abrazo—. ¿Cómo?, ¿Cuándo te dieron libertad?. —Sali bajo palabra, debo ir a firmar cada semana. —Pasa por favor. —entra mirando todo con una sonrisa—. No puedo creerlo por Dios. —Tienes re lindo aca Sabri. —Si, voy como puedo. —Pedro se maneja. —va al baño viendo lo que hizo Enrique. —No lo hizo Pedro, viene un muchacho a hacer el trabajo. —Bueno, no importa quien lo haga pero quedó re lindo. —Omar, que bueno que te dejaron salir. —Si, no sé como pero Pedro logró que me dejen salir porque dijo que adelantaron la fecha de casamiento. —se me borra la sonrisa con lo que dice—. ¿Por qué esa cara?. —No sabia nada de que adelantó la fecha. —Si, me lo dijo él. —agarra mi mano apretándola—. Tomemos unos mates. —Mamá y papá deben querer verte. —Aun no saben que salí, vine a verte porque me enteré un par de cosas que quiero saber. —voy a la cocina poniendo la pava, va a la heladera viendo que hay de comer—. No tienes nada de comer. —No, estamos a mitad de mes, tengo lo justo. —Ooojjj dulce de leche Sabrina, que rico por Dios. —le doy una cuchara y saca una gran cucharada—. Ooojjj Jesús que delicia. —no puedo sonreír porque no es que no lo prueba porque estuvo de vacaciones—. ¿Aun vas a la iglesia?. —Si, ¿Por qué no iría?. —No sé, mamá dejó de ir cuando fui preso. —Pues es problema de mamá no mío. —miro hacia la cama donde Enrique esta ahí debajo y no sé que hacer así puede salir—. ¿Qué fue lo que te enteraste que viniste?. —pongo la pava en la mesa y preparo el mate. —Me enteré que Pedro te pega. —lo miro alzando las cejas, se mete otra cucharada a la boca y corta pan. —¿Dónde escuchaste eso?. —No lo estas negando. —No es asi. —Que buen pan. —asiente con la boca llena—. Como extrañaba esto por Dios. —Espero no hagas mas locuras nene, no te arruines la vida por favor, saliste antes de pedo nada mas. —No te preocupes, sé lo que hago. —¿Quieres decir que vas a mandártelas otra vez?. —me paro a buscar agua porque tengo sed, me giro asustándome donde lo tengo parado detrás mío—. ¿Qué pasa?. —Dame la mano. —le tiendo mi mano derecha pero no la agarra—. No te hagas la tonta. —estiro con calma la otra mano, mira los moretones que tengo y gira mi cara a un lado donde en la mandíbula tengo un poco morado de un golpe que me dió—. Así que es verdad. —Omar no... —Ni se te ocurra decir mierdas para justificarlo. —lo miro en silencio—. Me enteré lo que hicieron los papás, no soy pelotudo Sabrina. —Si no lo hubiera hecho no estarías aca, sino encerrado muchos años más. —¿Y crees que me gusta ser libre cambiando a mi hermana por eso?. —No lo sé pero no te metas en peligro Omar, solo eso. —apunto hacia afuera intentando de cambiar de tema—. ¿Vamos a afuera así te muestro una idea que quiero hacer? Ya que vas a estar libre me puedes hacer la parrilla que dijiste cuando me compré el terreno. —Si, no me olvido de eso nena, vamos así me dices donde la quieres. Salgo viendo como Enrique sale de debajo de la cama, lo entretengo un poco a Omar dándole tiempo a Enrique que se vaya tranquilo, y aunque quiero parecer tranquila saber que Pedro hizo todo esto es porque algo loco piensa, no sé si es que sabe o sospecha de lo mío con Enrique y espero que solo sean sospechas. Antes de ir donde mis papás reviso debajo de la cama viendo que no esta, así que mas tranquila me voy. Caminamos a la casa de mis papás hablando de cualquier cosa, me va contando las cosas que tiene planeado hacer y que espera no hacer una locura de nuevo, y ruego a Dios que así sea, que no se las vuelva a mandar. —Mira quien esta, descarado hijo de puta. —No digas nada, no hagas escandalo por favor. —entramos dejándolos sorprendidos a todos, mis papás lo abrazan con fuerza llorando de por fin tenerlo en la casa. —Mami tranquila. —me acerco a Pedro con enojo. —Me dijo Omar que adelantamos la boda. —Si, y cierra la boca después hablamos. —Pero me hubieras avisado, me enteré por... —Ya cállate. —me agarra del brazo apretando con fuerza—. Después hablamos dije. . .
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