Eira y Elena estaban heladas al ver que su amigo estaba rodeado por al menos unos diez soldados de la casa Monteverde y del palacio, sus respiraciones comenzaron a entrecortarse por la conmoción de lo que sus ojos eran testigo, ¿cómo saldrían de esa? Habían pasado por tantas cosas hasta llegar a ese punto de reunirse con su amigo y ahora estaba completamente rendido. Se quedaron paralizadas hasta que finalmente los guardias se percataron de la presencia de las dos princesas, Eira se quedó aún más perpleja debido a la confusión del comportamiento de estos -Sus majestades- dijeron al unísono los soldados inclinándose ante ellas Eira y Elena vieron con la mirada extrañada a Rodrigo quien les sonrío y les hizo una señal con la mano para que se acercaran. -Es seguro, no tengan miedo, ell