Un día antes de que Carlos llegara a la habitación de Eira por órdenes del rey Heladio, Eira había contado los días desde la última vez que vio a Adulfa habían pasado tres días en los que la moza no se apareció a la hora de la cena, en su lugar mandaban una moza diferente cada día, estas estaban sin las menores intenciones de entablar alguna conversación con ella, por más que la princesa intentaba hacer platica y sacar información solo le sonreían, por lo que Eira desistió, el único lugar que le quedaba por escapar era la ventana aunque era realmente imposible debido al alto patrullaje de los soldados para salvaguardarla. Cada noche eran más intensos los ataques de ansiedad, debido al miedo de no saber si ese sería la mañana, el día o la noche en que su vida terminaría. Muy en el fondo de