Capítulo 3

1378 Words
Al cabo de unos minutos, Enzo decide que deberíamos salir a bailar a un club que hay cerca del hotel comenta que conoce al dueño, que es un lugar perfecto para ir a pasar las penas. Decido aceptar la invitación, es mucho más entretenido que atosigarme con comida en una habitación de hotel. -Me voy a sentir extraña entrando en un club con un vestido de gala.- confieso - Yo creo que estas perfecta. Si deseas podemos buscar un lugar donde comprar algo que no te haga sentir incómoda. Tú decides, yo te escolto.- ofrece de manera sincera. Observo mi vestido, es hermoso. Podría buscar algo más adecuado para usar, pero en una noche donde he roto todas mis reglas una más no molestará. - Vamos al club.- le animo. Enzo no duda ni un segundo toma mi mano, olvido la electricidad que corre por mi cuerpo al sentir su cálida mano estrechando la mía, nos dirige hacia la salida del hotel. Las mujeres que estaban celebrando gritan animadas dándome un poco de valor, al parecer no todas las mujeres se envidian. Al salir del hotel no pienso en nada, dejó que Enzo me guíe atravesando la oscuridad de la noche. Si alguien me hubiera dicho que en este día a esta hora estaría tomada de la mano de un galán como Enzo yendo a un club nocturno en mitad de la semana, no en la gala benéfica que tenía en agenda hace meses, me reiría en su cara. No habría chance de que esto hubiera ocurrido en otro momento, sólo podría haber sido hoy y sólo será por esta noche. Al llegar al club para mí sorpresa hay una larga fila de personas esperando entrar, parece que es más común de lo que esperaría salir a bailar a mitad de semana. Nos acercamos a la puerta donde hay un guardia alto y musculoso con una mujer que tiene una tablet en sus manos, ambos nos miran espero a que mi aspecto no sea motivo de rechazo para entrar o que nos manden al final de la fila para esperar entrar. Nada de eso ocurre, ambos saludan a Enzo como si fuera un cliente estrella del club. Él les devuelve el saludo con una amplia sonrisa. Dentro del lugar la música es suave, esta oscuro, hay muchas personas en la pista de baile. Observo casi pasmada, me parece un lugar atractivo. Pensé que sería grotesco y de mal gusto, con personas gritando, bebiendo descontroladas. Nunca espere una atmósfera alegre, con personas disfrutando del baile. Hay unas escaleras que llevan a lo que imagino serán otras pistas o áreas privadas del club. Recuerdo que mi hermana y sus amigas me dieron detalles de su experiencia, esto no tiene nada de parecido a lo que ellas comentaron. Podemos entrar a un área privada en donde la música es diferente, permite que puedas conversar y también puedes ver a las personas que están en la pista abajo. Se acerca una camarera quien saluda alegremente a Enzo, pienso que es un cliente frecuente de este club, asumo que es ese el motivo porque todos parecen amables con él. No pienso mucho en eso. Pide un botella de whisky que sé cuesta una buena cantidad, tampoco cuestiono eso. Cuando ya todo este pedido, se acerca hasta quedar frente a mí. Roza suavemente mi brazo provocando en mí un calor que dudo haya sentido antes, no me gusta el contacto físico, pero con Enzo no es así. Puede que sea por la libertad que tengo al saber que es un desconocido y después de hoy no lo volveré a ver. Enzo no puede juzgarme. -¿Quieres ir a la pista?- pregunta acercando su cara hasta quedar a centímetros de mis labios. - Creo que te has equivocado de compañera si esperas bailar esta noche- -No lo creo. Estoy justo donde debo estar.- Se acerca y posa sus labios sobre los míos, una caricia suave. Mi cuerpo se despierta inmediatamente, al parecer a dormido toda una vida. Deseo que profundice más, que haga de mí lo que quiera. Me guía por la escaleras hasta que quedamos en medio de la pisto. No miro nadie a mi alrededor, ni siquiera lo pienso. Sólo miro la espalda del hombre que está guiándome a esta noche llena de locuras. Me acerca con sus ágiles manos en mis caderas, se mueve grácil al ritmo de la música. Yo me dejo llevar por su ritmo. Pasan los minutos, no sé cuántos, bailamos muchas canciones. Mi cabeza no piensa en nada más que en seguir el ritmo de las canciones. No quiero que note que es la primera vez que estoy en un club nocturno, espero no sospeche que nunca antes había bailado así con nadie. Nuestros cuerpos se rozan, siento sus piernas rozandome, sus brazos me rodean cada tanto, a veces acaricia mi espalda llega hasta la curva, pero no baja más allá. Quizás haga un puchero cuando no lo hace, quiero que toque mi cuerpo en todo sus lugares. Mi frente comienza a sudar, veo que no soy la única. Lo miro apretando mis labios, sus ojos parecen absorbidos por una pasión que nunca creí despertar en otra persona. En un movimiento experto me gira hasta que quedó de espaldas a él. Siento su m*****o en mi trasero, se roza con el sin descaro. Sus labios besan la curva de mi cuello, suave, sigue subiendo hasta el lóbulo de mi oreja, lo chupa y luego me susurra al oído. -Eres perfecta- Ahí caigo rendida, nunca fui perfecta. Jamás me sentí así. Ahora me siento sexy, poderosa y quiero probar más de esta sensación. Sin dudarlo me resfriego en él, me muevo de manera segura, quiero saber hasta donde es capaz de llegar. Enzo sube una mano hasta el borde de mi pecho, lo toca hasta extender su mano en el. Mi sexo palpita, mis pezones están dolorosamente duros y desean atención. -No sabes cómo deseo follarte ¿Te gustaría que toda esta gente viera como gritas mi nombre?.- Chupa mi cuello, lame y vuelve a chupar. Yo me retuerzo de placer, mi vestido pesa. Esto es el límite, me giro hasta quedar frente a él, veo sus ojos verdes llenos de deseo. Levanto mis brazos hasta atrapar su cara y lo beso, sus labios son dulces. Dejo que mi lengua se una a la suya, creando una danza perfecta. Es una lucha deliciosa, lo beso descaradamente sin importar donde estamos, lo deseo tanto que si me ofreciera sacarme mi vestido y tirarme en medio de la pista para follar lo dejaría. Siento su m*****o presionando mi c******s, quiero sentirlo dentro de mí. Una mano se desliza entre nosotros hasta perderse en el escote de mi vestido, introduce sus dedos hasta llegar a mi pezon ahí lo masajea y luego lo tira, yo le muerdo el labio en respuesta. -Debemos irnos, o te tomaré aquí- es algo que considero una noble oferta. Vuelve a besarme, introduce una mano en mi cabello y lo tira suavemente, todo en mi se estremece. Gimo sin vergüenza dentro de su boca. -En serio, debemos largarnos o no respondo. Dime que tú también quieres irte.- -No sé, quizás podrías tomarme aquí- le digo batiendo mis pestañas de manera seductora en momento que froto su pene con mi mano sobre su pantalón. -Eres una muy muy mala influencia- dice mientras se acomoda su pantalón y no saca de la pista para que salgamos de ahí. Vamos por nuestras cosas, tomamos la botella de whisky y nos devolvemos hacia el hotel. Paramos en cada esquina a besarnos, a tocarnos y parece que no llegaremos nunca al maldito lugar. Incluso en algún callejón dejo que me de el mejor sexo oral de la historia, su lengua traviesa podría quemar el mundo y yo lo vería encantada. Ahora con el hotel a la vista, no puedo más que desear que lleguemos hasta la habitación. Mi teléfono vibra sin cesar mientras estamos en la recepción del hotel, ni siquiera pienso en contestar el llamado. Sé quién es y qué es lo que quiere, mañana será el día de asumir la realidad. Hoy me elijo por primera vez, eso incluye una burbuja dónde está sólo Enzo y sus innumerables destrezas.
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