Capítulo 2

1583 Words
Pasan los minutos, decido que debo comer. Luego de la desilusión que sufrí a raíz de mi básico coqueteo con el galán de la barra, mi ego está resquebrajado. Mi teléfono vibra, no pienso en revisar quien me esta llamando. Lo sé, no hace falta ser adivino para ver quien sería la única persona que quiere hablar conmigo a esta hora. No contestaré. Le hago una seña al cantinero para pagar la cuenta, iré a conseguir una suite en el hotel, pediré comida y buscaré algo que ver en la televisión. Es algo que nunca hago, ni siquiera tengo un televisor en mi departamento, ya que hace muchos años mi madre nos enseñó que la televisión no hay cultura. Suena a un acto rebelde que podría hacer que mi noche termine mejor de lo empezó. Cancelo mi cuenta y tomo mis cosas, la noche esta terminando para mí. -¿Ya te vas?- Al levantar la vista, veo al hombre que pensé se había marchado. -Creo que la noche acabo para mí- Le regalo una media sonrisa, mientras lo rodeo para marcharme. -Supongo que no puedo invitarte a una copa, puedo contarte la historia detrás de lo que viste hace un rato- lo dice haciendo señas con su cabeza hasta la mesa donde estaba sentado. - Imagino que hay una fascinante historia, pero yo paso- Creo que he sido más antipática de lo que esperaba y no me importa. -Público difícil ¿no?- -El peor que verás- respondo. - Debo decir que fue tu culpa que ella me lanzará la copa en la ropa- sigue sonriendo aún. - ¿Mi culpa? ¿Es una broma?- me llevo una mano al pecho. - Ojalá lo fuera, fui a conseguir una nueva camiseta que no oliera a lo que sea que tuviera su copa- señala con su mano su aspecto. Cuando lo dice pongo atención en su atuendo, ya no lleva la camisa negra de antes ahora lleva una camiseta simple también es negra. Moldea su cuerpo de forma impresionante, puedo suponer que bajo ella hay muchos músculos que seria un placer tocar, lamer y morder. - Ahora es tu deber decirme tu nombre y dejarme invitarte una copa o lo que desees. Mi nombre es Enzo- extiende su mano para que la estreche, es grande y cálida. -Me llamo Kai, fue un gusto conocerte.- Retiro mi mano para poder largarme de aquí. -Kai.-dice mi nombre en lo que parece sólo un susurro que llega a lo más profundo de mí.- ¡Kai, no me dejes! Puedo suplicar de rodillas, no quieres que me graben y luego todos griten en la calle: "Hey, ahí va el gilipollas que le rogó a esa mujer en el bar" No quieres eso ¿Cierto? -Puedo vivir con eso.- Luego hace lo que nunca pensé que haría, se arrodilla en el sucio suelo. Junta sus manos y grita: -¡Kai, no me dejes! ¡No puedo vivir sin ti! ¡Eres la mujer de mi vida!- En esos momentos todos se vuelven a mirar al ridículo hombre que está frente a mí, él se percata de eso, con un susurro me dice: - Ahora cantaré, quedará bonito para el video que le mostraremos a nuestros nietos. Te advierto nadie que me haya escuchado cantar a pedido una segunda canción.- Estoy pensando en que en el momento que las personas graben o hagan cualquier cosa en sus r************* , mi secreta noche de miseria llegará a los oídos de la prensa y de mi familia. Pienso un segundo las opciones, beber una copa con el apuesto hombre y luego marcharme o salir corriendo como una cobarde. Veo por el rabillo del ojo a una de las mujeres con su celular en la mano, agita sus manos y grita hacia mí: - ¡Amiga, si no lo tomas tú iremos nosotras a por él!- La miro un segundo, ya tome mi decisión. -Haz que valga la pena- le digo a Enzo. - La mejor noche de tu vida, nena.- responde - No me digas nena. No soy tu nena.- reclamo, ya sintiendo el arrepentimiento. -Lo siento, no quise incomodar.- en sus ojos se refleja el arrepentimiento. - Vamos a sentarnos ¿Barra o mesa?- Me hace una seña para que lo siga a una mesa que esta desocupada cerca del ventanal que permite mirar las luces de la ciudad y los rascacielos. Nos sentamos, dejó que el silencio se acomode entre nosotros. Nunca se que hay que decir en esos momentos o de que forma se entabla una conversación para conocer a alguien. Parece que Enzo es capaz de ver mi incomodidad, se apresura a hablar. -No te sientas mal por mí, puedes marcharte si lo quieres. Sólo diré que estuve casi una hora mirándote, quería ir hasta tu lado y sentarme a tu lado un momento, quedarme en silencio junto a ti.- Puedo ver sus ojos, reflejan sus sentimientos como un espejo. Me pregunto si son así todo el tiempo o solo para mí.- No quiero que te vayas, pero si lo deseas. Te dejo ir, sin cantos ni arrodillarse- -No me quiero ir- es cierto, no vale la pena mentir. - Entonces... cumpliré mi promesa y te diré por qué me arrojaron lo que creo era un cosmopolitan de manzana. Estaba aquí en una cita a ciegas, mis amigos insistieron en que conociera a esta mujer. Fue una mala idea, las citas a ciegas siempre lo son. Yo esperaba que la cita terminara de manera rápida y sin dolor, hasta que ella llegó del baño diciendo que te había visto arreglar tu maquillaje en el espejo. Dijo y cito: "Aquella mujer tiene una piel que parece porcelana" Sobra decir que mi cita era cosmetologa y paso varios minutos hablando de los beneficios del ácido hialuronico... luego levante la vista y te vi en ese hermoso vestido verde, mirando tu vaso sin prestar atención a nadie en este lugar.- Mi cara debe ser un poema en estos momentos. ¿Cómo es posible que pudiera haber llamado la atención de alguien en este día de mierda? - Sé lo que estás pensando.- dice Enzo - No creo que sea posible, pero sorprendeme.- - ¿Cómo logré que esa mujer me tirara su trago? Fácil, veía mi reloj cada minuto. Pensaba en que en cualquier momento te irías y yo no sabría tu nombre. Al final, le dije que no podía seguir quitando su tiempo, era mejor terminar la noche y agradecía que viniera esta noche. Se sintió ofendida por mi sinceridad, grito algunas cosas y el resto es historia.- Recibimos los tragos que nos trajo la camarera, empezamos a conversar de muchas cosas que parecían no tener ningún sentido. Cada tanto Enzo me hacía preguntas aleatorias sobre cosas muy extrañas, era divertido contestarlas. - ¿Desearías tener vida eterna o todo lo que desees en tu vida?- pregunto - Creo que vida eterna.- respondí - ¿Por qué?- - Porque tener todo lo que deseas es sólo una forma de conformarse en tu lugar.- Bebi de mi vaso para que no viera como esa pregunta calaba en mi más hondo de lo que quisiera. Lo noche se volvió cálida en algún punto, no pensé en los demonios más allá de este bar. Por una vez en la vida no deseé estar en otro lugar que no fuera este. Miraba a Enzo cada tanto, deseando que el no me viera, cada segundo que pasaba agregaba otro detalle a la imagen que dibujaba en mi memoria para tener guardado en un rincón para no olvidar. Tenía una pequeña cicatriz en un párpado, un lunar en el puente de la nariz y los ojos más intensos que alguna vez vi. Sería difícil olvidar esta noche. Lo deje hablar de todo lo que se le ocurrió, apreciaba sus historias sobre sus amigos, sus mascotas que habían muerto o desaparecido en extrañas circunstancias. Lo hace parecer todo tan fácil y divertido, que me hace envidiarle. - Te he hablado de muchas cosas, y aún no sé mucho sobre ti. Dime algo de ti.- - No hay mucho que decir.- - ¿Cuál es tu apellido? ¿Kai es un apodo o es diminutivo? Puedes partir por ahí- dice sin entender que es difícil para mí hablar sin esperar que no hayan consecuencias. - Sólo Kai a secas- -Bueno, Kai a secas. Debo preguntar es un apellido nativo de algún país.- Me río de manera natural, como nunca antes en mi vida entera. - Puedes decirme al menos porqué estabas llorando y bebiendo sola en un rincón.- Su declaración me sorprende, esperaba que no se hubiera dado cuenta. - Hoy he descubierto que mi hermana se acuesta con él que era mi prometido hasta hoy.- Por primera vez en la noche, Enzo queda sin palabras. Podría contarle toda la historia, pero eso sólo haría que me mirara con lástima y eso no me gusta. Mañana deberé tolerar esa mirada de toda mi familia. Enzo se aclara la garganta para llamar mi atención que estaba perdida en las luces de la ciudad. -Bueno, será la mejor historia para nuestros nietos. Juro que la contaré cada vez que la pidan. Tranquila, les dejare claro como te enamoraste de mí sin recordar el nombre del miserable que te entrego hasta mí. - Creo que esta podría ser la mejor noche de mi vida. Ahora debo decidir si dejaré que vea a la Kai real o la muñeca que crearon.
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