PUEBLO DE ANDALUCÍA
JUAN PABLO
Parece que se aproxima una tormenta desde la ciudad, sólo espero que mi Estrellita tenga un techo donde cubrirse de la lluvia, el cielo parece que se está cayendo por allá y mis visiones no me muestran nada de mi niña, pobrecita, sola, embarazada y con las desavenencias del clima.
CIUDAD DE BUENAVENTURA
ISABEL
Este clima no me gusta nada, siempre me hace pensar que mi hija está allá afuera necesitando de un techo y una bebida caliente para recuperar calorcito.
— Ay, virgencita, te ruego que mi hija tenga donde pasar la noche, por favor, protégela de todo mal y que no le falta alimento cada día.
— Mamita, ya es tarde, ¿Qué haces levantada a esta hora? — cuestiona Ignacio
— Ay, hijo, ya sabes cómo soy
— Sí, — Me toma del brazo y comenzamos a caminar de regreso a mi habitación, apaga la luz y me consuela como sólo él sabe — una excelente madre que se preocupa por cada uno de sus hijos, pero de nada sirve rezar tanto si no tenemos fe, ándale, vamos a descansar pensando que mi hermana se encuentra bien, bajo un techo y con una familia que la adora.
— Quizá tengas un poco razón, hijo, debo demostrar mi fe.
Luego de dejarme en mi habitación, Ignacio se va a descansar.
IGNACIO
Mi mamá cada vez está más preocupada y con justa razón, los años pasan y Esmeraldita no aparece, casi no tengo recuerdos sobre ella, o mejor dicho, no los tengo, era una criatura y yo aún vivía con mis padres biológicos, era tan feliz que no prestaba mucha atención a lo que ocurría a mi alrededor y mucho menos a las desgracias ajenas.
ESTRELLA
He caminado no sé por cuánto tiempo sin encontrar un techo donde resguardarme, tengo mucho frío y hambre, ya ni para qué llorar, con eso no conseguiré nada, ya mejor me preparo para comenzar a pedir limosnas y pedir trabajo, ojalá que ahora sí encuentre algo porque no soportaré otra noche más como ésta.
Siento todas las miradas de la gente, pero ni así se apiadan de mí, ya ni porque no les estoy pidiendo nada regalado, sólo quiero un trabajo digno para poder subsistir.
PUEBLO DE ANDALUCÍA
SOFIA
Esta casa se siente muy vacía sin la Estrellita, ahora ya no tengo con quien platicar, siempre nos reíamos por todo y nos ayudábamos con los quehaceres, pero ahora estoy sola con mi amá y no ella no yo tenemos consuelo, la extrañamos tanto, a veces creo que ella se me va a enfermar otra vez por tanta tristeza.
Changel y mi apá no dicen nada, tratan de hacer como si nada pasara, pero también sienten el silencio y el vacío y lo peor es que no hay nada que podamos hacer para aliviar esta pena.
El Eliseo ya estado rondando la casa como si esperara verla por aquí, no se resigna a que nunca será su mujer, es tan terco el hombre que hasta da miedo. Mi papá quiere irse de aquí, pero con el Eliseo rondando pues ha detenido todo, dice que si nos vamos ahora, pensará que sí sabemos dónde está la Estrella y que no le queremos decir, tenemos miedo de que la encuentre y más aún, que sepa que está esperando un hijo de quién sabe quién, no logramos imaginar cómo reaccionaría, pero creemos que no sería nada bueno para nadie.
CIUDAD DE BUENAVENTURA
ESTRELLA
El día fue muy largo sin dormir, suerte que así empapada la gente sintió pena por mí y me dieron mucho dinero como para comer varios días, claro, una comida al día, pero no importa, mi bebé tendrá su comidita rica como le gusta.
Aún me preocupa no tener donde pasar la noche, me alejé tanto de dónde estaba que ya ni sé regresar a la construcción donde dormía, al menos ahora sé que de este lado la gente es como más generosa y sonriente.
El cielo está nublado porque ahora sí no se ve ninguna estrella, ni siquiera la luna y según yo no es luna nueva todavía, así que puedo esperar más lluvia está noche y no sé qué haré para refugiarme.
Seguí caminando un poco más pidiendo al cielo una señal para saber dónde pasar la noche, sin duda me escuchó porque encontré otra casa en construcción, sólo que ésta sí tiene techo y hasta puertas y ventanas, está muy bien para mí.
— Gracias, Diosito, gracias por apiadarte de mí hoy.
Sigo con mucho frío y ya hasta estornude un par de veces ¿Y cómo no? Con tremenda remojada que me dí anoche, sólo espero que no me vaya a enfermar porque entonces sí estaré frita.
La noche se me pasó y aunque ahora sí pude dormir, me siento un poco cansada, debe ser el cansancio acumulado por tanto que te recorrido, pero ya mi cuerpo se acostumbrará, lo bueno es que hoy sí puedo empezar con un rico almuerzo reconfortante y nutritivo.
— Estaremos bien, ¿Verdad, bebé?
Me gusta imaginar que me responde a todo lo que le digo y así no me siento tan sola, algún día te tendré entre mis brazos y con el tiempo aprenderás a hablar y todo se compondrá, lo sé.
Me espero a que la señora de los tacos termine de poner su puesto y soy la primera en pedirle una orden completa.
— En un ratito están, mija, ¿Qué vas a tomar?
— Un agüita, nada más
— Enseguida, mija
Mientras espero, pasan corriendo unos de esos que lavan carros en las esquinas, son tan veloces y torpes que me derriban entre los banquitos de la señora taquera.
— ¡Tengan cuidado, escuincles! — grita ella.
Observo cómo recogen algo del suelo y vuelven a correr.
— ¿Estás bien, mija? — pregunta la doña
— Sí, seño
— Siéntate pues que ya está tu orden
— ¿Cuánto le debo? — busco el dinero que traía, pero no lo encuentro. — ¡Mi dinero, esos lavacarros se lo llevaron!
— Si Clarito ví cómo lo recogían, yo pensé que era de ellos, por eso no les dije nada, mija.
— Pos entonces, me va a disculpar, seño, pero ya no le puedo comprar la orden de tacos, con permiso — muy triste me paso a retirar.
— ¡Espera, muchacha! Cómete aunque un taquito, yo invito
— ¿De verdad, seño? — Los ojitos se me ponen cristalinos por conocer a la primer buena persona en esta enorme ciudad.
— Sí, mija, además, parece que nos has comido bien en días
— La verdad sí, llevo días buscando trabajo y nada
— Verás que encuentras algo, nomás no te desanimes ni te metas con los malandros
— No, ni dios lo quiera, además, estoy esperando un bebé
— ¿Tan joven? Con razón te echaron de tu casa
— Sí, mi familia me echó y yo me vine pa’cá porque en el pueblo no iba a lograr nada
— Pos yo no sé si hiciste bien o mal en venirte para acá, como ya te diste cuenta, la vida no es fácil aquí y la gente mala sí existe.
— Ya lo sé, por desgracia.
Luego terminaré mi taquito, le agradezco a la señora.
— Si quiere le ayudo a lo que sea
Ella me mira y luego rechaza mi ayuda.
— Ya sé que me veo mal, sucia y fea, y de seguro debo oler peor porque ya ni sé cuántos días llevo sin asearme, no se preocupe, mejor me voy para no espantarle a la clientela
— No quise incomodarte, perdóname
— No se preocupe, es usted tan buena persona que ni siquiera se atrevió a decírmelo, pero yo lo sé. Que Dios la bendiga.
Ya con un taco en la panza comienzo mi día, qué desafortunado que me hayan robado mi dinero, espero que lo sepan aprovechar porque a mí me hará mucha falta.
Tengo un poco de tos, nomás eso me faltaba, ¡Enfermarme! Y en estás circunstancias tan horribles en las que me encuentro, ¿Por qué no te esperas tantito y me enfermo después? Diosito, ya que tenga un trabajo y un techo donde resguardarme, ándale.
Aunque la tos y el cansancio continúan, sigo haciendo mi luchita.
— Seño, ¿Le ayudo con sus bolsas?
— Ay, no, hazte para allá, quién sabe de qué estás enferma y no quiero que me contagies…
¡Ahora resulta! ¿Pero qué más puedo hacer? Yo necesito ganar unos pesitos para sobrevivir.
El día comienza a oscurecerse, las nubes poco a poco invaden el cielo y yo tendré que regresar a mi refugio, ni modo, hoy ya no podré trabajar, no puedo arriesgarme a enfermarme más.
ISABEL
Los días nublados no me gustan nada, luego, luego se me viene a la cabeza mi hija y no lo puedo evitar, ay, Dios, sólo te pido que ella se encuentre bien.
— Mamita, ¿Por qué no hacemos un poco de chocolate con galletas? — Sugiere Lili — Así no pensaremos tanto en mi hermana
— Tienes razón, mi amor, vamos a la cocina a darle lata a Clarita, ya sabes que no le gusta que andemos de metiches en su cocina.
— Ay, esa, Clarita.
ESTRELLA
Tengo mucho frío y mi cuerpo tiembla como loco, me lloran los ojos y la tos no me deja de molestar, ay, Diosito, cúrame por favor, porque si no, no la libro.