La fiesta.

829 Words
3. La fiesta. Subió nuevamente a su despacho, para poder observar lo que hacía Abby, desde su ventanal. La supuesta fiesta era en la piscina, pero no había ningún rastro de chicos ahí, se encontraba totalmente desierta. Se lo encontró un poco sospechoso, sabía que Abby no era una chica tranquila, al contrario, era demasiado explosiva, extrovertida y no tenía un filtro en esa lengua venenosa que tenía. Entrecerró sus ojos suspicaz, lo mejor sería aparecerse de sorpresa por ahí. Así que bajó rápidamente las escaleras, abrió su puerta, y prácticamente corrió hacia la casa vecina. Cuando llegó, negó con desaprobación al ver la puerta abierta, Abby era demasiado despistada. Entró y cerró la puerta, encaminándose por el pasillo que daba directamente con la piscina, pero no vió a nadie allí. Se disponía a dar media vuelta cuando de repente una estruendosa música empezó a sonar, miró al final del jardín, en donde estaba el jacuzzi, y lo que vió no le gustó. Abby estaba sentada encima de un pelirrojo que tenía pinta de universitario, devorando su boca desesperadamente, con solo un diminuto traje de baño rosa de dos piezas mientras que el horrible chico solo llevaba unos calzoncillos de baño, su amiga rubia era besada en el cuello por un chico de piel oscura y reía a carcajadas bebiendo de lo que parecía una botella de vodka. Sintió cómo su estómago se revolvió del coraje, caminó rápidamente hacia allí, apagó el reproductor y se cruzó de brazos, adoptando una postura amenazante, cuando el ruido cesó, todos ahí enfocaron su atención en el gran hombre de cabello caoba y cuerpo definido que los miraba con furia. - ¡Abby Salvatore! ¿Qué mierda sucede aquí?- graznó enfurecido. Ni siquiera se fijó en los otros chicos, solo tenía los ojos para Abby, y lo único que deseaba era ponerle una bata de monja y sacar a patadas al estúpido chico que lo miraba estupefacto mientras aún tenía a su abejita en su regazo dentro del jacuzzi que burbujeaba. En realidad, el chico no era feo, al contrario era atractivo y de contextura fibrosa y ejercitada. Pero aún así, lo consideraba horrible, porque el pelirrojo estaba haciendo lo que a él le gustaría hacerle a Abby, pero sabía que eso sería imposible. La muy descarada solo lo miró con fastidio sin ni siquiera bajarse de encima del chico.- ¿Qué quieres, Ed? - ¿Qué que quiero me preguntas?- preguntó sorprendido por la actitud infantil.- Quiero que ahora mismo tus amigos recojan sus cosas y se larguen. Antes de que llame a la policía y diga que un par de universitarios están haciendo cosas indebidas con chicas de diecisiete años y encima han traído alcohol.- Los chicos no esperaron ni un pestañeo cuando ya habían apartado a las chicas, recogían sus cosas rápidamente y desaparecían. - ¡Eres un estúpido Edmund!- Le gritó furiosa viendo como el chico que tanto trabajo le costó atrapar se marchaba cobardemente.- ¡Me has arruinado la fiesta! Edmund negó con su cabeza, mientras alzaba un dedo hacia la amiga de Abby que lo miraba coqueta para que se marchara, y ésta así lo hizo, recogiendo sus cosas y susurrando un "Lo siento, Abby". - Estoy muy decepcionado, Abejita. Por tu actitud completamente irresponsable.- musitó mirándola decepcionado- Tus padres acaban de salir de emergencia por algo importante del trabajo, confiando en ti como para dejarte a solas con tus amigos por un rato, ¿Y tú vienes y haces esto? La chica que lo miraba enojada, de repente bajó su cabeza susurrando algo incomprensible. - ¿Qué has dicho?- le preguntó Ed, viendo como su abejita derramaba lágrimas sorpresivamente. - Es mi cumpleaños, Ed.- susurró triste- Primero tú te olvidas que era hoy, y luego ellos se marchan sin importarles que hoy cumplo dieciocho. Edmund se le acercó rápidamente y la envolvió sus brazos, abrazándola.- Lo siento, lo siento, lo siento mucho, abejita- se disculpó demasiado arrepentido- Sé que no es excusa, pero he tenido malos días y demasiadas cosas en la cabeza, lo olvidé por completo, pero prometo que lo compensaré- trató de excusarse, apartándose para poder mirarla a esos hermosos ojos y secar las lágrimas que caían furiosas por sus mejillas.- No te sientas mal. Sabes que tus padres te aman, y se tuvieron que ir, porque es trabajo; si no hay trabajo, no hay dinero, y sin dinero no hay comida, ni casa con piscina- trató de bromear con ella- ¿Y tú no quieres eso, verdad?- le pregunto y Abby negó rápidamente, sonriendo.- Vamos, recoge tu ropa y vámonos a casa- la apuró mientras se apartaba. Abby se encaminó hacia el interior de la casa, totalmente ajena a qué su preciado tío Ed, la miraba caminar con ese preciado traje de baño rosa, el cual le quedaba de muerte. Pensado en qué sería más difícil de lo que creía no poner sus manos en ella. En su preciosa abejita.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD