Klim. Victoria seguía caminando al borde de mi paciencia y sentí que pronto yo caería en el abismo de la locura, arrastrándola conmigo. Y me encantaría volar con ella a este abismo juntos, si nuestra relación tuviera futuro. Pero no lo teníamos. Lo nuestro simplemente no existía. Ella me dijo esto directamente hoy. Estaba cubierto de una desesperanza salvaje y un dolor punzante en algún lugar debajo de las costillas, al darme cuenta de que no éramos una pareja y no lo seríamos. La princesa nunca bajará de su pedestal, nunca descenderá a un simple mortal, y yo nunca llegaría a su nivel para poseerla por completo. Porque ella no tenía corazón, ni alma, y no podía amarme con la misma fuerza que yo la amé. Hoy me di cuenta, de que necesitaba romper estas malditas cadenas que me ataban a e