Día de la misión.

2679 Words
A la mañana siguiente nos despertamos y nos fuimos a nuestra misión, la tarea era fácil ir y rescatar a un muchacho de 15 años que estaba torturado por haber manifestado poderes del diablo. Eso decían los documentos que conseguimos, los orfanatos y casas de cuidado para jóvenes regidas por la iglesia suelen hacer eso cuando manifiestan sus cualidades, eran crueles con ellos, nuestra misión era en ciudad de México, en un orfanato católico, abro una puerta para que nos deje cerca del lugar. —¿Ok ya están listas?— nos dice Morningstar —Sí, recuerden dejar la donación para los niños, mientras entretienen a los demás, yo voy por él. Todos dicen que sí. Nuestra pantalla era una donación para los niños por parte de la empresa de Morningstar y la de Atenea, aunque era una pantalla para no ser sospechosos, siempre dábamos dos millones cada uno para los niños, pagamos mobiliario, ropa para ayudarlos a que vivan mejor. Los miro entrar en el sitio y yo veo alrededor buscando la puerta del sótano, todos los niños estaban reunidos, en el punto, no había vigilancia, cuando entro al sótano escucho un grito. —¡Por favor no más, no tengo nada malo, no sé por qué me pasa eso!. Lo veo y se me desgarra, el alma estaba demasiado delgado, podía notar sus costillas, tenía los labios blancos, no llevaba nada más que un solo short. —¡Ayúdame, no soporto más, por favor!— me dice, sacó un cuchillo de mi bota —Mi nombre es Lilith Adams, sé que no tienes nada malo, por eso vinimos por ti, vamos a ayudarte y enviarte a un lugar seguro, ¿puedo cortar la cuerda?— le digo y él me dice que sí, rápidamente. Me acerco a él y cortó la cuerda de sus manos, lo sostengo y lo ayudó sentarse, pongo mi cuchillo en la bota y me quito la mochila. —Sacaré una cobija para cubrirte ok, te daré agua. La abro y le entregó el agua rápidamente se la toma, lo cubro con una manta, para este tipo de casos tienes que moverte con cuidado y decir que es lo que harás, ya que cualquier movimiento puede ocasionar desconfianza o miedo. —¿Tienes comida?— me pregunta —No, pero te daremos de comer y te trataremos tus heridas, ¿puedes caminar? Puedo cargarte si no puedes, te ves muy débil— le digo tiernamente Me entrega el agua y trata de pararse, pero es difícil para él y eso me parte el alma, nadie merece eso. —Ven, déjame ayudarte— pongo su brazo alrededor de mi cuello y nos ponemos de pie —Lilith, alguien va para tu lugar— me dice Atenea —Ok, cariño, alguien viene para acá ¿Sabes quien es?— le pregunto al muchacho —¡Es el padre!, él me hace esto, dijo que iba a venir para seguir, ¡no dejes que me lastimé!— lo levantó y lo pongo en una esquina —Pagará por esto ok, quédate aquí y cúbrete, no importa lo que escuches, no abras los ojos hasta que yo te diga. Regresó al lugar donde estaba al mismo tiempo que alguien entra. —¿Quién eres?— me pregunta en cuanto me ve —Lo siento escuché ruido y vine a ver que pasaba— le contestó levantando las manos —¿Dónde está él?— lo miro —No sé de qué hablas cuando llegué no había nadie— me empuja y mira alrededor —¡Es un demonio, debe morir!— me suelto riendo —El que debe morir es otro— le digo Me acerco a él y le rompo la muñeca, pasó con la segunda y le hago lo mismo, él nada más gritaba, le doy una patada y lo tumbó. —No se trata a nadie así, eres un hijo de puta— le digo, Agarró su pie y le rompo los tobillos, a este punto él ya estaba inconsciente por el dolor, le doy otra patada. —No volverás a tocar a nadie— le digo —¿Lo tienes?— me pregunta Morningstar entrando al sótano con Atenea -—Tenemos tres minutos antes de que vengan— dice Atenea mientras vigila —Morningstar en la esquina, cárgalo está muy débil— corre y lo carga Atenea cierra la puerta —Vamos— les digo mientras abro la puerta y entramos ala casa —Al sótano— dice Atenea Abre la puerta y bajamos, prendemos las luces, Morningstar lo acuesta con mucho cuidado. —Dile a Matilde que tenga lista la comida— le dice Morningstar a Atenea y ella corre —Vamos a limpiarte las heridas, puede doler, está bien si gritas, puedes apretar mi mano si es mucho, también si no soportas dinos y paramos. —Si está bien. Morningstar se pone los guantes y saca alcohol y algodón, esta es una de las peores partes. —Voy a empezar— le dice Morningstar Él agarra mis manos fuertemente y me aprieta mientras le desinfecta las heridas, no grita, solo se sostiene, es un niño fuerte. —Ya casi termino amigo— le dice. Él nada más mueve la cabeza en respuesta. Atenea baja, se lava las manos y se pone unos guantes, saca una bolsa de suero y se prepara para canalizarlo. —Te pondré suero para que tu cuerpo se recupere, puedes darme tu mano— le dice Atenea sonriendo. Él me suelta y le estira la mano, es un buen niño, se está portando bien. —Puede que duela, pero será un piquetito. Limpia su mano y lo canaliza, pone una cinta alrededor del punzocat mientras yo cuelgo el suero en su lugar. —¡Listo terminamos!— dicen los dos —Vamos a llevarlo a comer— dice Morningstar Lo sienta en una silla de ruedas y entre los dos lo subimos, lo acomodamos en la mesa. —Aquí está pequeño. Matilde le pone una sopa para comer y agua, lo vemos comer, también le pone unas papas sazonadas, se acabó la sopa y la botella, continua con las papas, Atenea le entrega una Coca-Cola y la agarra para tomar un trago. —¿Quieres más comida o aún ya estás lleno?— le pregunta Matilde —Puede darme más de la sopa, por favor— le dice el muchacho a Matilde —Claro que sí. Agarra el plato y le sirve el plato lleno, ¿Cuánto tiempo que no comía? ¿Por qué siguen haciendo eso? Solo son niños. —Come lentamente, después tendrás dolor de estómago y no queremos que eso pase, además Matilde preparó un gran pastel de chocolate para ti. Él sonríe ante mis palabras y comenzó a comer más lento. —Abuela ya traje lo que me pediste, está todo en la habitación, Adán prepara el baño—me dice Se sienta aún lado de mí, Matilde le da un plato de sopa y comienza a comer. —Hola, mi nombre es Eva, nos alegra que estés bien y disfrutando de esta deliciosa sopa— le dice al muchacho —Hola Eva, soy Dixon, gracias por ayudarme— le contesta alegremente —Cierto no nos hemos presentado— dice Atenea —Yo sí me presenté— le contestó —A ver Dixon, ella es Eva, es mi nieta, la que está a mi derecha, es Atenea, mi hermana, el que está a tu lado es Morningstar, mi mejor amigo y familia. El que viene caminando es Adán, mi sobrino es hijo de Morningstar ah y la increíble cocinera que te va a consentir es Matilde— le digo a Dixon, él sonríe y continúa comiendo —Tía Lilith, el médico ya viene en camino— me dice Adán y le digo que si Termina de comer y Morningstar lo acompaño al baño y le ayudo a cambiarse, cuando llegó el médico lo llevamos al sótano y le explicamos las condiciones en que lo encontramos y cómo trataron las heridas. El médico cosió algunas de las heridas profundas y puso algunas vitaminas en su suero, nos dio instrucciones y se fue, todo esto terminó a las 6 de la tarde, Dixon se encontraba en su cuarto durmiendo tranquilamente, todos nos tiramos en los sillones agotados. —Se veía feliz, ¿verdad?— dice Atenea —Sí, ojalá y se recupere, necesita ganar peso— dice Morningstar —¿Qué le hiciste al hombre?— me preguntan —Nada, nada más le rompí las muñecas y los tobillos, cuando le rompí el tobillo se desmayó del dolor, fue aburrido ni lucho— les contestó —Siempre pasa lo mismo, ¿por qué les rompes las muñecas?— me dicen —Como pueden golpear a niños, por eso lo hago así, no lo harán nuevamente, además siempre dicen que son hijos del diablo, ¡En serio me estresan!— les contesto y se sueltan riendo. —Si el tío mor es un pan de dios, él no es culpable de nada— dice Eva y nos volvemos a soltar riendo —Aunque la tía Lilith es el ser más malvado del universo, sin contar lo cruel— nos dice Adán —La tía Lilith te cortará tu parte más preciada para poder ser feliz. Se sueltan riendo de lo que le dije a Adán —Padre, defiéndeme, no me habías dicho que querías nietos— le dice Adán a Morningstar. —Lo siento hijo, un hombre tiene que ser responsable de sus actos— le dice y me levanto —Sosténgalo— les digo Entre todos agarran a Adán y sacó el cuchillo de mi bota. —¡No tía lo siento mucho! ¡Ayúdenme, por favor!— grita conforme me acerco Todos se están riendo de él, veo que bajan dos personas de las escaleras, ya sabía quién era así que seguí caminando. —¡No, ya dije que lo siento!— grita, las risas no dejaban de escucharse —Veamos al pequeño Adán. Pongo el cuchillo al final del pantalón y voy subiendo rompiendo la tela. —¡Ya perdón, no diré que eres cruel, pero perdóname tía Lilith, por favor!— me quedo parada —No sé, ¿debería de hacerlo Nea?— le pregunto mientras me hago una cortada en el dedo para que vea el filo? —Yo digo que no, qué tal Morningstar, ¿qué opinas?. —Mmm, mejor no quiero nietos muchos de ellos. Le tocó la nariz a Adán y la dejó llena de sangre. —¡La próxima vez no tendré misericordia!. Iluminó mi dedo y sano la herida, pongo el cuchillo en mi bota y nos volveremos a acostar en el sillón. —Creo que necesito un calmante— se levanta temblando del sillón —Espero tener sobrinos pronto— le digo a Adán y corre a su cuarto —Amore mío, ¿ahora que hizo?— me dice David —Puedes creerlo, dijo que era el ser más malvado— le digo inocentemente, se sienta y me abraza —Si eres un amor— me contesta —Verdad que si— le digo, me levanto del sillón —Mor vamos a fumar, necesito hablar contigo— le digo y él se levanta —Vamos. Subimos a mi cuarto, caminamos hasta mi balcón, sacó los cigarrillos y empezamos a fumar. —¿A dónde lo llevaremos?— pregunta Morningstar —No lo sé, te iba a preguntar lo mismo, creo que el instituto podría funcionar, podemos cuidarlo mientras se recupera; sin embargo, si lo mandamos a la ciudad estará con los que hemos rescatado y lo cuidarán allá, así que estoy confundida qué opinas. —Mañana iremos a clases, así que no estaremos tan al pendiente de él como quisiéramos, pero Matilde lo ayudaría mucho en todo eso— suspira. —En la ciudad hay muy buenos médicos que lo pueden ayudar con su nutrición y hay mejor calidad de vida. Nos quedamos fumando mientras pensamos, después nos miramos. —Que él decida—decimos al mismo tiempo y nos soltamos riendo —Oh mira, Atenea y Matu están afuera— me dice Morningstar, me asomo a su altura y los veo —¿Por qué estás tan distante con ella?. —No quiero hacerlo, pero algo me hace ser así con ella, tiene novio, sabes desde los 15 años son pareja, creo que por eso su padre no quería que se quedará, ¡oh mierda!— la flecha pasa entre Morningstar y yo —¡Qué mierda Atenea!, ¡pudiste vernos herido!— le grita Morningstar —Lo siento era un ejemplo. Se suelta riendo, Morningstar y yo suspiramos, nos sentamos a fumar y beber mientras vemos el entrenamiento. —No, está tan mal— le digo a Morningstar, él solo se ríe —Sabes quiero que me corteje, que luche por mí, no quiero que piense que me tiene ahí, solo porque la esperé. Lo miro para que vea cómo me siento a través de mis ojos y él me mira, nos quedamos mirando por un buen rato conectándonos sintiendo el dolor de cada uno, cualquier que nos vea en ese momento pensaría que nos íbamos a besar. Pero los que nos conocen saben que ambos amamos a personas diferentes y que él y yo no conectamos de esa manera. —Viene una flecha para con nosotros, verdad— me dice en mi mente —Asi es. Estira la mano y quema la flecha que se dirige a nosotros, solo caen las cenizas al suelo, volvemos a mirar el entrenamiento. —¿Crees que pueda cumplir la promesa que le hice a Atenea?— le pregunto de la nada. —Te soy sincero, creo que tú y yo podemos hacerlo, no solo traer a Samuel, sino traer a todos de vuelta— pongo el cigarrillo en el cenicero —¿En serio piensas que podremos?. Él dice que sí moviendo la cabeza. —Sabes que somos fuertes juntos y pienso que sí lo planeamos podremos hacerlo. Me levanto y busco un diario, regresó con uno nuevo, dos plumas y el diario que buscaba. —Ten— le entrego el diario nuevo —Hace unos años mire unos artículos antiguos, hay de todo tipo, siempre que yo miro algo, sé que tarde o temprano lo ocuparé para que no sé. Pero siempre se cumple así fue como Alberto llegó a mi vida y desde eso siempre confío en lo que miro, ¿tú has tenido algo parecido?. Le entregó otro diario para que vea las descripciones y los dibujos que hice basados en mi mente, lo miró muy atenta esperando su respuesta. —Este hace unos años soñé con este artículo— señala el dibujo —Ya veo, aún no lo encuentro, todas las pistas que he encontrado son falsas, aún sigo buscándolo— le digo mientras miro la imagen —Sigue mirando los que faltan, tal vez encuentres otros. Hace lo que le digo y pasa hoja por hoja hasta que llega al final —No, ese es el único que recuerdo y si soñé algunos tal vez no están aquí— me dice mientras me entrega el diario —Ese es un diario nuevo, si miras algo en tu mente o sueñas puedes anotarlo y dibujarlo, estas plumas son únicas para este tipo de papel, así que las necesitarás para poder escribir, una es pluma y la otra es lápiz de dibujo— se los entregó —Claro, prestaré atención a eso y haré memoria si encuentro alguno— me dice con una gran sonrisa —Gracias, siento que esto tiene que ver con nuestro pacto y lo que pidió Atenea— le contestó Mientras me recargo en la su hombro, pone las cosas en la mesita y me abraza. —Ojalá encontremos todo para averiguarlo— me dice con un tono dulce —Ojalá y sí, Mor. Miramos el entrenamiento y en un instante me quedo dormida en sus brazos.
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