El infierno se desata.

3181 Words
Camino a la oficina, Morningstar se sienta y yo me acuesto en sus piernas, Atenea se sienta en la silla detrás del escritorio y Eva se sienta en el sillón de un lado. —Atenea. —Que— me contesta —La forma en la que vez a Dixon es diferente a la que normalmente miras a las personas, es una mirada maternal— le digo y empieza a toser —¿Cómo sabes?— me dice —Me recuerda cuando miraba a mis hijos, preocupada por qué les pasará algo y cuando quería correr a ayudarlos. —Es así, realmente quiero a ese niño, me provoca cuidarlo y evitar que sufra, todas esas cosas. Morningstar me mira a después a ella. —Sabes que fue así como Lilith adoptó a sus hijos, ¿Por qué no te vuelves su madre?— Eva se levanta —Me voy a casa, muero de sueño— nos dice La vemos cerrar la puerta y después nos vemos otra vez. —Nunca he sido madre, no sabría cómo cuidarlo. —¿Tú crees que nosotros sabíamos cuando fuimos padres? Uno aprende con la marcha, cuando adopté a Alberto, Morningstar y yo aprendimos cómo cuidarlo, una vez le pusimos el pañal al revés— nos soltamos riendo —Llegó Lucia y nos dijo ese pañal, está al revés no pueden verlo, eran de esos de entrenamiento, entonces Lilith y yo no vimos y al mismo tiempo le dijimos que no. Atenea se suelta riendo junto con nosotros, esos recuerdos parecen tan lejanos y tan cercanos a la vez. —No es una decisión que quieras tomar tu sola, puedes preguntarle a él como se siente y después tomar una decisión— le digo —Lo pensaré— nos contesta —¿Tienes un cigarro?— me pregunta Morningstar —En el cajón derecho están— le contestó —Atenea pásamelos— le dice Morningstar Abre el cajón y saca la caja de metal y se la avienta, agarra uno y lo prende, después me da uno a mí. —¿Entonces mi hijo tiene novia?— me pregunta —Así es, aunque no sabía que era Megan—- le contestó, le doy una calada al cigarrillo —Yo no sé cómo puede ser tan romántico— dice Atenea —Mi Lucía era una romántica empedernida, de ahí lo saco. —Siempre pensé que se casaría con Eva, ya sabes la historia— le dice Atenea, nos soltamos riendo —Si eso fuera así, ella y yo estaríamos casados o algo parecido. —Pero somos muy buenos amigos. —En serio no han visto la química que tienen ustedes, dos es impresionante. Me siento y sigo fumando. —Bueno, cuando tenemos sexo se puede sentir— le contesto y Morningstar se ríe —Si, siempre es tan jodidamente bueno entre Lilith y yo— Atenea se ríe —Deberían de darse una oportunidad y no solo teniendo sexo. Entra Megan, Adán y Matu, bueno en este tiempo Lana. —Adán, ¿qué piensas de qué Lilith y tu padre se den una oportunidad?. — Sería interesante, ¿nunca fueron novios o algo?— nos dice Adán —No, solo sexo desde que nos conocimos hasta ahora— le contesta Morningstar —Ja, siempre creí que habían tenido un romance cuando eran jóvenes— se ríe Adán —Ves deberían de casarse— dice Megan —¿Te quieres casar conmigo?— le digo a Morningstar —Lilith— me advierte Matu —¿Entonces nos casamos?— le vuelvo a decir —¡Lilith Adams para de decir tonterías!. Me grita volteo y la miró, después miró a Morningstar, cuando de repente me jalan y me levantan del sillón. —¡Lana, bájame!— le digo nada más los escucho que se ríen —¡Cállense!— les gritó —Lana, bájame, no me obligues a forzarte para que me bajes— le digo con un tono serio, espero y no hace nada —Te lo advertí. Me empujó hacia adelante y me doy la vuelta, cae de espalda y yo arriba de ella, me levanto y la dejo tirada en el piso. ¡Sí que sabe cómo llevar mi paciencia al límite Dios mío!, saco mi celular y mandó un mensaje donde les digo que me voy a la casa, que se fijen si Lana está bien, les digo que la tire al piso. Salgo del instituto y camino de regreso a casa enojada, subo las escaleras lo más rápido que puedo me empiezo a quitarme la ropa molesta. —¿Quién se cree?, piensa que tiene el poder de decidir con quién tengo que relacionarme— digo en voz alta mientras me pongo mi pijama, suena mi celular —¿Qué?— digo sin ver el identificador de llamada —Estoy en problemas, necesito tu ayuda— me dice. Retiró el celular de mi oído y veo quién es. —Emanuel, ¿Qué clase de problema?— le pregunto —Encontré el primer artículo y ahora…— escucho disparos —¡Tienes que ayudarme, encuéntrame!. Se corta la llamada, mi corazón palpita fuertemente, le marcó a Morningstar —Lilith— me contesta —Morningstar, tienen a Emanuel, llamó pidiendo ayuda y… y escuché disparos, encontró el primer artículo— me tiemblan las manos —Voy para la casa, no hagas nada, espérame— me dice y cuelga ¡Basta Lilith!, tú no eres así, respira y busca su ubicación, pongo mi mano en la pared y subo las escaleras cuando la puerta se abre; cruzó el lugar de entrenamiento y abro la puerta para el salón de vigilancia, me siento en la silla y empiezo a rastrear la llamada. —¡Lilith, Lilith! ¿Dónde estás?. Escucho que gritan, me levantó y bajó las escaleras, abro la puerta. —Estoy aquí, localizando la llamada para saber dónde está— lo veo cruzar y subir las escaleras —¿Qué fue lo que pasó?— me pregunta —Hablo para pedirme ayuda, me dijo que encontró el artículo, escuché disparos, después me dijo que lo encuentre, se cortó la llamada en el proceso— me siento en la silla y esperó a la ubicación —Entonces lo encontró y después pasó eso, ¿crees que lo tuvieran personas peligrosas?— me dice Morningstar —Es lo más probable, ¡lo tengo! Está en Roma, ¿en el Vaticano?, deja veo las cámaras de seguridad. Me meto al sistema de seguridad de la ciudad y buscó las cámaras de los alrededores, cuando las encuentro atraso la hora y vemos lo que pasó. Entró al Vaticano y después salió corriendo porque le disparaban, vemos como hace la llamada y se lo llevan, después de golpearlo y dejarlo inconsciente. —¿Es tan valioso para que suceda eso?— le digo a Morningstar —Al parecer sí lo era— los vídeos de las pantallas desaparecen —Eso no es bueno— le digo a Morningstar —¿Entonces cuál es el plan?. —Necesitaremos la tecnología de Atenea, no quería involucrarla, pero tenemos que hacerlo. —No, no a qué involucrarla, los dos tenemos que hacerlo— me acerco a él —¿Por qué no?— le pregunto —Cómo le vamos a decir que estamos buscando objetos que no sabemos para qué son o si sabemos quién sabe si el plan funcione, se sentiría ilusionada y si no funciona no soportaría— lo abrazo —Lo entiendo tienes razón, no podría verla devastada, empaquemos una maleta con ropa y armas, crearé una puerta al hotel de Roma— le contesto y él me da un beso en la frente —Nos vemos en la sala en 10 minutos, viste algo elegante para que parezca como si fuéramos a un viaje romántico. Le digo que sí moviendo la cabeza. Cada quien bajamos a nuestros cuartos, cuando bajo y abro la puerta veo a Matu, en cuanto me ve se levanta. —¿Realmente te quieres casar con Morningstar?— me dice, camino y busco mi maleta ignorando su presencia —¿Por qué me estás ignorando?— empiezo a empacar la ropa —¡Lilith porque!— me vuelve a decir, levantó la cabeza y la miró —Porque tal vez si hago eso podría dejar de sufrir por ti después de tanto tiempo— le contesto y sigo empacando —Podrías dejar de hacerte la víctima un momento. Oh, vamos, tiró la ropa en la maleta y me levanto. —¿La víctima?, dime, ¿por qué dices que soy la víctima?— me paro frente a ella —Sabes que no me digas, no tengo tiempo para eso. Vuelvo a acomodar la ropa en la maleta. —Porque siempre me haces quedar como la mala, haces que parezca como si me gustará lastimarte, pero créeme que no es así, ¿Quién quiere ver a la persona que más a amado en sus dos vidas sufrir?. Me levanto, me pongo un pantalón de vestir y una camisa, al final me pongo una saco café y unos botines de tacón alto. —Entiendo de lo que quieres decir, pero me sigues lastimando con lo mismo y con la misma persona en tus dos vidas— agarro mi maleta —Mi padre no quiere que estamos juntas, — me dice, me paro y me giro para verla —Te diría que no le hicieras caso, pero Matu no puedo meterme entre tu padre y tú, no soy esa clase de persona. —Tampoco quiero que me des a elegir, pero quiero que sepas que realmente quiero estar contigo y si sigo con él es porque mi padre no quiere que termine con él y tiene miedo de que su relación laboral se vea perjudicada, él es hijo de su jefe. —Mira Lana, tú sabes bien cuánto te amo y vaya que es demasiado, pero la verdad es que llegaré a un momento en dónde me voy a cansar de luchar y esperar para tener tu amor por completo. Y cuando tomé esa decisión tendrás que aceptar que ya no te buscaré más ni voy a suplicar por tu amor, ese será el día que perdamos toda oportunidad de estar juntas— me acerco más y le doy un beso dulce junto con un abrazo. —Me tengo que ir, es un asunto importante. Agarro mi maleta y salgo de mi habitación, decido alejar de mi mente, lo que acaba de pasar, Emanuel es la prioridad en estos momentos. —Te tardaste mucho— me dice quitándome mi maleta —Perdón estaba hablando con Matu, vámonos. Caminamos a la puerta de la casa y cuando la atravesamos estamos entrando al hotel en Roma entramos agarrados de la mano como si fuéramos una pareja. —Hola bienvenidos al hotel Adams— nos dice el recepcionista Abro mi cartera, sacó la tarjeta roja y se la doy. —Hola, pueden apagar las cámaras de mi piso- le digo cuando agarra mi tarjeta —Presidenta Adams, es un placer conocerla, permítame enviar a alguien por sus maletas— me dice con una sonrisa en rostro —No, así estamos bien, solo haga lo que le pedí— me entrega mi tarjeta —Claro que sí-—levanta el teléfono —La presidenta está aquí, apaguen las cámaras de todo su piso ahora mismo— lo miro sonriendo —Las cámaras están apagadas. —Muchas gracias— le digo Caminamos al elevador, entramos y pongo la tarjeta para que el elevador llegue al último piso —De seguro esperaban que la presidenta fuera más grande de edad— me dice Morningstar —Soy más grande de edad de lo que pensaba— nos soltamos riendo —Cierto, somos más grande de edad de lo que parecemos. Nos reímos y después suspiramos recordando de todo lo que hemos vivido en todos esos años, se abren las puertas y entramos al Penthouse. —Vamos a cambiarnos— abro mi maleta y sacó las armas que me voy a llevar —Oye Mor— le digo mientras me levanto y agarro dos pistolas —¿Qué pasó?. Camino hasta donde está y le enseñó las dos pistolas. —¿Cuál de estas dos se mira mejor con mi lencería?— le pregunto y él se suelta riendo —Es en serio. —Si, porque no hablaría en serio— le contestó y posó con las dos armas —Está o está-— se acerca a mí y me quita un arma de mi mano —Cualquiera de las dos hace que te veas mejor, incluso. Toma mi mano y la pone en su m*****o, lo miro a los ojos, ¿por qué no me di cuenta de que estaba desnudo? ¡Dios mío, porque no vi cuando se estaba poniendo erecto!. Paso saliva al sentirlo pulsando en mi mano creciendo poco a poco, comienzo a tocarlo moviendo mi mano de arriba a abajo, suelta un gemido por lo bajo, apenas audible. Sigo moviendo mi mano sin dejar de verlo a los ojos, puedo ver su cara de excitación conforme acelero mis movimientos, sus gemidos suenan en la habitación cada vez más fuerte hasta que se corre en mi mano gritando mi nombre —¡Lilith!. Su respiración entrecortada, agarro un pañuelo y me limpio la mano. —Utilizaré las dos— le digo sonriendo —Eres tan única- me contesta —Lo soy— le doy un guiño. Salgo de la habitación, nos cambiamos todos de n***o y llevamos las armas que podemos cargar, incluyendo cuchillos y otras armas de combate. —Me gusta tu peluca— me dice Morningstar —Gracias me gusta como se me ve el rubio en mí. Me acomodo la peluca en el espejo, realmente se me ve bien, el cabello debería de pintarlo cuando regrese, pero el rojo me queda mejor, se me ve más bonito. Lilith no es tiempo de pensar en estas cosas, tienes que rescatar a Emanuel que se metió en problemas por nuestra culpa. —Lo encontré lo tienen en una bodega a las afueras de la ciudad— me dice Morningstar Me volteo y camino al ver la pantalla donde muestra la ubicación de los carros, donde se lo llevaron, miramos las imágenes de nuestro satélite. —Hay veinte guardias sin contar los de adentro, si llegamos y nos ponemos aquí podemos dispararles desde unas distancia segura—le digo a Morningstar —No traemos rifles, tendremos que atacar directo. —Cierto, pero sí, atacamos de aquí, podemos cubrir más sin arriesgarnos. Él dice que si y me pasa los guantes para ponérmelos. —Yo dirigiré la operación— me dice en un tono de fuerte —Ok— le contesto. Le pasó el auricular y nos lo ponemos, cuando estamos por irnos suena el teléfono. —Diga— contesta Morningstar —Queríamos saber si ocupan algo, comida o algo para beber— le dicen —No gracias, podría activar el protocolo de no molestar, mi novia y yo queremos, estás sin interrupciones— les dice Morningstar y después cuelga —Ahora sí, llévanos al lugar. Veo la imagen del sitio y abro una puerta para el sitio donde esperamos encontrar a Emanuel. —Tú vas a la izquierda y yo a la derecha— me dice Morningstar — Si está bien— le pongo un silenciador a mi arma y nos dividimos —Que empiece la guerra— me dice Morningstar —Que comience la maldita guerra— le contestó Comenzamos a dispararles cada uno desde su punto, tardaron en darse cuenta, pero al final al fuego cruzado y comienza la guerra. —Han llamado a los refuerzos— le digo a Morningstar —Tenemos que apurarnos. Seguimos disparando y luchando, hasta que matamos a todos los de afuera, Morningstar entra dando una parada la puerta rompiéndola por completo, dándonos la vista de que alrededor de 10 personas están apuntando hacia nosotros, Morningstar voltea a verme y comienza a disparar. —¡No, no Morningstar!— le grito No tenía que ser asi, no asi, avanza, corro para cubrirlo, mierda, no me hagas esto, Morningstar. —Ve por él— me dice No quiero dejarlo, pero él manda, comienzo a dispararles y a luchar con todos, las balas seguían hasta que pararon, el miedo estaba apoderándose de mí. —¿Dónde está él?— le apuntó a la cabeza —Que te hace decir que te voy a decir. Volteo a ver a Morningstar y está tirado, mis manos comienzan a querer temblar. —Habla antes que te mate— le digo quitándole el seguro de el arma —Lo encontré, no te necesitaré tu ayuda— le digo y después le disparó No sé si fue el miedo o la ira que tenía que me hizo dispararle aun sin saber la respuesta. Unas camionetas llegan, me queda poco tiempo para salvarlos a ambos, muevo la mesa, bajó al sótano y comienzan a dispararme. Saco mi otra arma y comienzo a dispararles uno a uno caen conforme avanzo y así mismo las balas de ellos van cubriendo parte de mi cuerpo. Gracias a los dioses que son pésimos tiradores y ninguno me dio en la cabeza, avanzo y veo a Emanuel colgando y golpeado. —Emanuel, estoy aquí. —Gracias a Dios— me dice con un susurro, lo bajo y le quitó la cadena —El libro, el artículo está en la mesa— me dice, lo agarro y se lo doy —Cuando llegues al lugar que te mandaré, busca y dile a la primera persona que digo yo que tengan el sótano listo, si no hay nadie grita el nombre de Atenea lo más fuerte que puedas. No le doy tiempo de decir nada, lo agarró y lo empujó desapareciendo en el aire. —Morningstar, por favor, aguanta, por favor. Corro por las escaleras y está lleno de personas con diferentes armas, veo que tienen a Morningstar en la silla, mientras su sangre sale sin parar. —¡Déjenlo ir!— les gritó, se está desangrando frente a mi —No saldré de esta solo vete— dice con un susurro —No, no hables, solo resiste— le digo Un guardia me agarra por la espalda y entonces veo como le disparan, Morningstar cae al piso, un dolor me atraviesa, se me está yendo mi alma gemela, me quitaron a mi alma gemela, desataron mi infierno. —Dinos, ¿dónde está?— me dicen El fuego del infierno corre por mis venas, empujo a quienes me tienen agarrada y comienzo a dispararles con todas las armas que tengo, cuando se me acaban las balas y veo que no tengo otra opción, el fuego saldrá. —Van a morir por lo que hicieron— les digo Comienzo a transformarme, iluminó mis manos y les lanzó fuego, corro hasta donde está Morningstar y lo cargo. —Resiste— me disparan en la espalda varias veces —Regresemos a casa.
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