Hardy.
—¿Hola?.
—Soy yo. —suspiro tirándome para atrás con ganas de cortar y bloquearla.
—¿Qué pasa?.
—Las nenas quieren que las vayamos a buscar. —miro mi escritorio como si fuera lo mejor del mundo mientras busco la forma de no responderle mal—. Llevémoslas a comer algo y no discutamos, sino démosle una linda salida.
—Las paso a buscar y ahí vamos.
—Dale. —miro la hora y ya son las once de la mañana, debo ir de inmediato por ellas que siempre nos piden salir y Julia tiene razón, debemos darles algo lindo, llego donde Exe y entro con mi llave.
—¿Ara?.
—Acá. —voy a la cocina viendo que está limpiando la heladera, Dios, está mujer no para nunca, siempre haciendo algo—. Hardy... Hola ¿cómo está?.
—Bien. —le doy un abrazo besándole la cabeza, es como una hija mas—. Venía por las nenas.
—Si... Llamaron a Julia que querían comer con ustedes. —cuando las veo sonrío mas que feliz, siempre vestidas iguales y con los mismos peinados, nosotros que estamos con ellas las diferenciamos los demás no.
—Hola mis amores. —me abrazan y yo las aprieto.
—Hola abuelito... Te extlañamos.
—¿Cuánto?.
—Montón. —Oddi levanta los brazos exageradamente intentando de demostrar todo lo que me extrañó—. Hasta Dios.
—Montón montón. —enfatiza Harley asintiendo.
—Yo igual. —sonriendo veo que hasta unas carteritas tienen, seguro regalo de Julia, porque Exe y Ara no son de estas cosas—. ¿Ya están listas así vamos por la abu?.
—Si... ¿Gusta este vestiito?. —dan una vuelta y yo achino los ojos divertido.
—Están muy hermosas las dos... ¿Van a comer con nosotros o quieren ver a alguien mas?.
—No abuuu. —se ríen tapándose la boquita.
—Somos nenas pequeñas.
—Así me gusta, sino... —hago puños y ellas mas se rien mirando a Ara que también se ríe—. Denle besos a mamá y vamos.
—Si. —la llenan de besos—. Amamos mami.
—Yo tambien mis princesas... Portence bien y le hacen caso.
Ara me da los asientos de las nenas ya que le aterra que vayan con los cinturones de grandes, y bueno, cuando mis hijos eran chicos no habían de estas cosas, y cuando las nenas nacieron tuve que aprender a usarlos, no es difícil solo que debe quedar bien asegurado. Ellas pacientemente esperan al lado del auto a que termine así suben y las aseguro, porque papi les dijo que no deben ir si no están en sus sillas por eso esperan sin problema, mi hijo con Ara están haciendo un gran trabajo con sus hijos.
Vamos a buscar a Julia que ya me mandó mensaje que nos está esperando, vamos charlando y cantando, hace tiempo que no las sacamos, antes cuando estaba con Julia aún si estábamos peleados las sacábamos al cine, a comer o al parque, la cosa es pasar tiempo con ellas demostrándoles que las amamos con el alma y que nos importan y valoramos el tiempo con ellos, esta vez no pudo venir Ezem porque anda medio mal de la panza, así que Ara no lo dejó venir pero para la próxima viene.
Llegamos donde Julia y bajan corriendo para ir a verla, la aman con locura, como abuela no tengo nada que decir, al principio se portó muy mal con ellos y peleamos feo cuando decía cosas de las nenas que aún no conocía, pero para ella no iban a ser nada, aah pero como se le estrujó el corazón cuando las vió, las agarró y con lágrimas en los ojos las besó y se rindió a ellas como con todos mis otros nietos, porque no hay comparación, las nenas son las mayores, ellas son las que nos enseñan a ser abuelos pero para mi y para Julia todos nuestros nietos son iguales y ocupan el mismo espacio, entro atrás de ellas a la casa y Anna me queda mirando.
—¿Vamos?. —miro a Julia asintiendo—. Ya estoy lista.
—Si. —salen las tres de las manos y Ana se acerca.
—Que la pasen lindo. —sonríe y yo no aguanto mas el no tocarla—. Las nenas no saben nada y no pelees, dales un buen momento.
—Como y listo, nada mas. —me la como con un beso mientras le aprieto bien sus carnes y así sentirla en mis manos y boca, y recién ahí salgo, las miro por el espejo retrovisor sonriendo por como se acomodan los vestidos para que nada se les vea y porque deben estar siempre proligitas—. ¿A dónde quieren ir a comer?.
—Mmmm... ¿Qué dices Oddi?.
—Wafe.
—Mmm si... Wafe abu.
—Bien... Waffles van a ser. —dice Julia sonriendo, ella se cuida mucho pero si le dicen una torta de chocolate súper repugnante la va a comer sin decir nada, cuando llegamos nos agarran la mano de inmediato.
—Abu... ¿Cuándo vamos a dormir a tu casa?.
—Tenemos que hablarlo con papá mami... No podemos llevarlas sin preguntar.
—¿Cuando vaya dejar pregunta a mami?.
—Si, yo pregunto. —después de comer y un helado vamos a dejar a Julia que me mira con los ojos lagrimosos.
—Bueno... Mañana las voy a ver.
—Si... Amamos abu.
—Yo las amo mas. —me mira y yo le hago seña de que entre a la casa—. Chao Hardy.
—Chao. —las llevo y Ara sale a penas voy entrando al garage de la casa.
—¿Y? ¿Cómo se portaron?.
—Bien. —Oddi le tiene un pote en las manos—. Abu compló helado para ti y Ezem.
—Mmm, Gracias Hardy. —le doy un abrazo a Ara que se rie.
—Me acordé de tus sabores favoritos.
—Me lo voy a comer... Bueno, lo vamos a comer todos ¿no?.
—Siii.
—Denme besito así me voy a trabajar.
—Si. —abrazo a Ezem viendo que es Exe de chiquito, cosa que me da mucha nostalgia.
—Pórtense bien, en la semana vengo y hacemos un asadito, ¿quieren?.
—Sisi.
—Si... Mmmm rico.
Vuelvo al trabajo pensando en la salida con las nenas, las amo tanto, a todos mis nietos y por ellos hago esto y estoy dispuesto a soportar a Julia para que ellos estén bien, siempre me digo, no voy a caer en una mala palabra o miradas porque no quiero que ellos crean que soy violento o generarles miedo, eso si que no, pero siempre la paso genial, me encanta hacer esto, siento que antes nunca había apreciado momentos así y ahora lo hago.
Anna—. ¿Cómo te fue?.
Hardy—. Bien.
Hardy—. Recién llevé a las nenas a su casa.
Anna—. ¡Que lindo! Son hermosas y súper bichas.
Hardy—. ¿A la noche vamos a cenar?.
Hardy—. ¿Qué dices?.
Anna—. ¿Y flor?.
Hardy—. Le pido a uno de sus hermanos que la cuide.
Hardy—. ¿Quieres?.
Anna—. Dale... Me encantaría.
—Hola papá.
—¿Juli, puedes cuidar de Flor hoy?.
—Si claro. —sonrío ya que siempre la cuidan a nuestra bebé sin siquiera preguntar el porque—. La voy a buscar.
—Dale ¿Hasta mañana puede ser? Con Anna queremos salir a cenar así que mañana debes llevarla al colegio.
—Dale dale... ¿Dónde está ella? ¿Dónde la abuela?.
—No... Conmigo y Anna.
—Bien. —le doy la dirección y suspiro—. Me alegra saber que por fin estas viviendo.
—Gracias hijo... Ahí llamo a Flor así se prepara.
—Dale. —la llamo y atiende de inmediato.
—Papi.
—Flor... ¿Quieres ir a la noche donde Juli?.
—Mmm no.
—¿Por?. —me siento bien en la silla medio dudando diciéndome que, qué hago ahora porque sola no va a quedarse.
—Porque quiero estudiar, mañana tengo examen. —friego mi frente suspirando.
—Esta bien.
—¿Querías que me vaya no?.
—No hija.
—Ahí lo llamo y me voy.
Corta sin dejarme siquiera decir nada y niego cerrando los ojos, termino mi trabajo enojado ya que lo que menos quiero es que mi hija sienta que molesta o que es un juguete que va de un lado a otro ya que no lo es, todos sus hermanos y hasta mis hermanos la adoran, es la regalona de todos y no por como llegó a la familia, sino por su forma de ser, es super cariñosa y amable, está en todas y desde chiquita que es así, recuerdo cuando hacíamos comidas familiares todos jugando y ella en la cocina viendo cada cosa que las mujeres hacían y metida para que la dejen ayudar, mis hermanas cuando se la llevaban la hacían cocinar y así fue aprendiendo, porque cuando dije de mandarla a un curso o algo por el estilo Lihue casi me mata diciendo que como voy a mandar a la nena con un extraño, pero no quería que sea una carga, y no veían que mi hija para nadie nunca fue una carga, y no quiero que a está altura sienta eso, pero me aterra dejarla sola, hemos salido los tres pero quiero una cena con Anna solos, como la pareja que somos, algo romántico.
Llego a la casa antes para hablar con Flor un poco y aclararle las cosas, Anna me apunta la habitación de nosotros en silencio como que no sabe que hacer ni que es lo que está pasando.
—Amor. —esta tirada en la cama boca abajo llorando.
—Déjame sola.
—No eres una molestia Flor. —me acuesto abrazándola aunque se pone tensa donde no quiere que la abrace—. Pero creí que querías ir porque me estabas pidiendo permiso los otros días y no te lo di. —se gira y limpio sus lágrimas con suavidad—. Te amo mami, no pienses que eres un estorbo porque no es así, eres mi amor mas grande hija.
—Me mandas porque con Anna van a salir y no me quieren llevar. —parece una nena chiquita que esta muy dolida.
—Con Anna queríamos salir a cenar no lo niego amor, pero también quiero que sepas que no te llevamos porque queríamos cenar solos porque desde que estamos juntos nunca salimos solos.
—¿No?.
—No... No hemos podido.
—Pero eres un pésimo novio papá. —me rio porque se limpia las lágrimas mientras se sienta—. ¿Cómo vas a enamorarla si no haces nada lindo por ella? ¿qué te pasa? Voy a llamar a Juli así viene enseguida. —marca y mientras llama se pone las zapatillas—. Hola Juli... ¿Me vienes a buscar ahora? Dale, ya estoy lista, te espero. —corta y saca unas cosas del placard guardandolas en una mochila.
—Flor.
—Viene en camino. —la giro mirándola a los ojos y siento que ella es la mas parecida a mi en todos los aspectos emocionales, porque de apariencia es su mamá.
—No quiero que sientas que eres un estorbo para nadie Flor... Yo y tus hermanos te amamos con locura mami.
—Lo sé. —sus ojos se llenan de lágrimas de nuevo, me abraza apretándome con fuerza.
—Mañana vuelves y te llevo a cenar a ti sola así pasamos un momento juntos.
—Esta bien. —le beso la cima de la cabeza—. Gracias.
—Flor, tu hermano ya vino por tí.
—Voy.
*****
Anna.
Me cambio un poco nerviosa, es la primer cena que vamos a tener los dos solos, me pongo mi mejor vestido para estar linda ya que él tiene ropa toda de marca y hasta de diseñador y yo nada, ropa de lo mas barata y hasta de ferias de segunda mano, y eso para nada me da vergüenza, pero me impresiona el contraste que hacemos porque hasta mi ropa se ve sin color al lado de él.
—¿Lista?.
—Si. —por primera vez al lado de él me siento inferior, está espectacular con su ropa normal.
—Estas hermosa.
—Es lo mejor que tengo. —sonrío así no se siente mal, me da la mano y salimos.
—No dije nada, dije que estas hermosa. —abre la puerta del auto así subo, desde que está conmigo los vecinos quedan mirando su auto porque es alucinante, y tiene dos autos acá en la casa, uno n***o que es el que mas usa porque lo utiliza para ir a trabajar y el otro es el que va cambiando, ahora es uno bajito con dos puertas y color gris oscuro con las ruedas rojas—. Vamos a ir a un lugar en donde podamos comer porque tengo terrible hambre.
—Yo igual. —aprieto mi carterita nerviosa y no sé porqué.
—¿Qué te pasa?.
—Estoy nerviosa. —debe ir despacio en las calles de piedra, una vez en la autopista sube la velocidad—. Aún mas para cuando salimos con Flor.
—¿Por?.
—Porque vamos solos y no sé si estoy a tu altura Hardy.
—¿Mi altura?.
—Mira mi ropa... Es vieja y no me siento bien.
—Yo me siento mas que bien contigo amor. —miro hacia afuera durante todo el camino viendo a las personas que miran el auto al pasar, ellos no nos ven así que no me siento avergonzada, medio que me asusto cuando ya estamos afuera del lugar que eligió donde no me di ni cuenta—. Amor, ¿Me dejas comprarte ropa?.
—No. —me saco el cinturón mientras niego—. No, ya estamos Hardy, no.
—Algún día voy a hacer que lo quiera Anna, y lo vas a aceptar.
—Bueno, pero ahora no ¿y sabes la única forma de que acepte que un hombre me compre mis cosas?.
—¿Cuál?.
—Qué sea mi esposo y no creo que te conviertas en mi esposo alguna vez. —queda serio mirándome—. Así que déjame a mi con mi sueldo y manejarme sola ¿si? Respeta eso al menos.
—Te respeto.
—Me refiero a que te metiste a mi casa y te adueñaste de todas las cosas y esto... —alzo la tela de mi vestido sacudiéndolo—. Me encargo yo. —nos guían a la mejor mesa porque saben de sobra quién es, lo miro que está demasiado serio.
—¿Porqué dices eso de que nunca voy a ser tu esposo?. —me arrepiento de decir eso ya que no sé cuál es el punto de tocar ese tema—. ¿Hay alguien mas Anna? ¿Alguien que te atrae? ¿O estas enamorada de alguien mas?.
—¿Estas loco Hardy? ¿Cómo vas a decir eso?.
—Por lo que dijiste.
—Lo dije porque vienes de un matrimonio de treinta años y no creo que esté en tu mente volver a hacer eso. —ahora yo estoy enojada por las pavadas que piensa—. ¿Dices que hay otro? ¿Estás loco? Te dije... Te dije que estoy enamorada de ti Hardy.
—Es que no me incluís en tus planes futuros y yo si lo hago.
—Yo también, pero veo la realidad.
—¿Y cuál es?.
—Que vamos a estar toda la vida así Hardy.
—¿Así cómo?.
—Que jamás vamos a avanzar... Por mas que yo tenía miedo a los hombres mi sueño era tener hijos ¿y tú quieres hijos?.
—Obvio que no, ya estoy grande.
—Ahí está la respuesta... Vamos a ser una familia de dos y ya lo acepté ¿Te quieres casar? Más que obvio que no y yo lo quería y ya está.
—No está nada.
—A lo máximo que vamos a llegar es a algún día contraer matrimonio, pero yo creo que en muchos años mas... Soy realista Hardy y es la verdad. —cuando terminamos de cenar, en el auto es todo muy incómodo, peor que la cena en silencio que tuvimos.
—Y si adoptamos un nene mas grandecito.
—No Hardy ya está. —voy apoyada con la cabeza en el respaldo mirando hacia afuera.
—Pero piénsalo Anna, no te niegues.
—Ya dije que no, si no lo tengo yo no.
—Pero entiéndeme. —ufff que es terco este hombre—. Soy muy grande Anna, tengo nietos, no puedo tener un bebé a está edad.
—Por eso te estoy diciendo que lo acepto.
—¿Pero vas a negarte a un hijo porque yo no quiero?.
—Al menos intentémoslo si insistes tanto de adoptar.
—Ya te dije que no. —ahora lo miro y me dan ganas de darle un golpe realmente—. Yo no voy a tener hijos ni contigo ni con nadie... Entiéndelo.
—Esta bien.
Dormimos cada uno mirando para otro lado, él cree que le estoy imponiendo cosas que nada que ver, acepto lo que él dice porque yo si tuviera su edad pensaría igual, no me gustaría tener un hijo ni casarme después de un matrimonio tan fallido como el de él, pero me dice de adoptar y vamos a estar en la misma, de acá a que nos casemos, que la justicia nos abilite para adoptar, de acá a que nos den el permiso de tenerlo va a ser lo mismo que tengamos uno nosotros a este mismo tiempo.
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Estoy en el trabajo desayunando con mi tía cuando entra la señora y se nota que enojada, me mira fijo poniéndome incómoda y ya sé a que viene.
—Anna ven conmigo.
—Si. —la sigo a la oficina de Hardy preparándome para sus palabras—. ¿Qué sucede señora?.
—Quiero preguntarte algo.
—Si... Dígame.
—¿Lees la biblia?. —la quedo mirando sin entender la pregunta y creo que va a usar el tema de mi religión para atacarme—. Porqué yo si lo hice aunque no lo creas, y dice que no hay que mirar maridos ajenos. —estoy muda sin decir nada—. Y yo tenía razón cuando te dije puta. —gira la computadora así veo un video en donde Hardy me besa, miro la imagen en como él me abraza y me da una nalgada y se va, fue el día que salió con las nietas—. ¿Qué tienes para decir?.
—Nada. —me da una cachetada con fuerza y me apunta.
—Eres una puta de mierda. —me empuja y se ríe pero no voy a reaccionar con violencia—. No puede ser realmente... ¿Sabes que me cuesta creer que Hardy se halla ido a vivir contigo? Una gorda de mierda y pobre... Después de que vi el video los mandé a seguir y sabes que no logro entenderlo. —veo el dolor en sus ojos mientras se marca el cuerpo—. Mira lo que soy yo y mira lo que eres tú... Hiciste algo para tenerlo porque es imposible.
—No voy a pelear con usted ni menos por un hombre, pero si le voy a decir algo. —la apunto avanzando y medio que cree que le voy a dar un golpe—. Me dice gorda y pobre como si eso fuera lo peor de la tierra, pero mírese usted... ¿De qué le sirve ser delgada, con dinero y estatus? Si no puede retener a un hombre con todo eso... Si está sola sin que ninguno de sus hijos la venga a ver... ¿De que le sirve todo eso si está mas sola que un muerto?. —salgo de ahí y agarro mi bolso.
—Annita, ven hija, necesito...
—Me voy tía.
—¿Sabias Nora que tienes a una puta de sobrina?. —la miro furiosa y comiéndomela por dentro, no venía a cuento, pero del enojo va a hacer lo que sea—. ¿Sabias que Hardy la tenía como amante?.
—¿Qué?. —mi tía sin creer mira mientras se turna.
—Me voy de acá, y otra cosa... Gracias a Dios no soy su amante porque me metí con él cuando dejó está casa y le mandó el divorcio, así que no diga que yo soy algo que en realidad usted es.
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